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INTERNACIONAL

 El catastrófico fracaso de las 'ciudades santuario'... pero la culpa es de Trump

El presidente Biden llamó "bendiciones" a los inmigrantes ilegales y el alcalde de Nueva York les dio la más cálida bienvenida... claro, todo esto antes que llegaran 100 mil de ellos en tres meses y ya están causando desequilibrios en la vida de la ciudad y las finanzas públicas. Si los políticos demócratas no aprenden la lección, es de esperarse que, ahora sí, lo hagan quienes han estado votando por semejantes idiotas

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SEPTIEMBRE, 2023. "La realidad es la más terca de nuestras realidades", escribió en alguna ocasión el gran humorista español Enrique Jardiel Poncela. La logica, la coherencia, las leyes naturales, no podrán sr modificadas jamás por ideologías políticas, mucho menos si esas ideas están pintarrajeadas con la más supina estupidez.

Apenas el pasado 2020, el entonces flamante alcalde de Nueva York, Eric Adams, declaró que el concepto de "ciudad santuario" otorgado a Nueva York por el nefasto ex edil Bill di Blasio no solo se reforzaría sino que "se convertirá en uno de los principios elementales de esta ciudad que siempre ha dado la bienvenida a la inmigración. Aquí podrán llegar y respirar la libertad quienes lo deseen sin peligro de ser perseguidos ni deportados".

Las "ciudades santuario", por supuesto una modalidad creada por los políticos demócratas, impide que las autoridades migratorias realicen cateos en esas ciudades o interrogatorios dentro de sus perímetros a ciudadanos que tengan "facha" de ser extranjeros. ¿Recuerda el lector cómo hace apenas cinco años el ICE, un organismo federal encargado de realizar esa labor, fue satanizado como un nido de racistas insensibles? De hecho, un episodio que marcaba el regreso de Murphy Brown, serie que marcaba el regreso a la TV de la actriz Candice Bergen, pintaba a los agentes del ICE como monstruos que buscaban "blanquear" los grandes centros urbanos norteamericanos? La politización de esa serie, otrora divertida y llena de diálogos humorísticos, se hundió en el rating a las pocas semanas. Los fans de la serie no dudaron en rechazar semejante basura propagandística.

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Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Boston, Filadelfia y Denver son otras "ciudades santuario" donde los inmigrantes ilegales no temen ser deportados ni interrogados y por lo cual no existen expedientes ni registros de esos nuevos residentes los cuales, a diferencia de los inmigrantes legales, no se sabe absolutamente nada.

Hasta hace poco el alcalde Adams se ufanaba de que esos "inmigrantes que buscan el sueño americano son bienvenidos... aquí hay lugar para todos" y criticó acremente al ex presidente Trump: "su política antiinmigratoria es contraria al espíritu de este país y refleja un desdén hacia quienes vienen aquí en busca de una vida mejor".

Por supuesto lo que Adams --un ex policía neoyorquino que sin duda conoce perfectamente las estadísticas criminales donde los inmigrantes ilegales alcanzan cifras preponderantes-- "olvidó" mencionar que la inmigración que por décadas ha llegado a esa urbe lo hizo por la vía legal y que todo aspirante a permanecer en el país estaba obligado a registrarse, a comprobar que no tenía antecedentes penales y a demostrar que podía desempeñar un trabajo con el que pudiera sobrevivir.

Ninguno de esos inmigrantes llegó a hurtadillas ni quebrantó las leyes cruzando la frontera ilegalmente ni venía con la intención de vivir de la ubre del Estado norteamericano. Eso era parte de un proceso de selección que realizan todos los países el mundo pero aparentemente se ha convertido en un acto de racismo el que se siga aplicando en Estados Unidos.

Los demócratas ya no quieren inmigrantes que tengan educación escolar promedio, que posean cierto conocimiento del inglés y que aporten su energía y desarrollen en Estados Unidos las capacidades que no se les permitió explotar en sus países de origen. Ahora lo que buscan son inmigrantes con escaso nivel educativo, semianalfabetos, que escuchan reggaetón todo el día. Eso no importa tanto como el potencial que representan como electores ignorantes que mantengan en el poder a los demócratas por décadas y más décadas. Ya no se trata de recibir a quienes más aporten, sino a quienes garanticen votos a favor del partido del burro.

Lo que desató el éxodo de inmigrantes ilegales fue una declaración, torpe y malintencionada, por parte del hoy presidente Joe Biden durante su campaña donde prometió que los inmigrantes ilegales "recibirán servicio médico gratuito y podrán acogerse a otros beneficios" siempre y cuando se comprobara su estatus de perseguidos políticos que les permitiera solicitar asilo. Ello provocó una marabunta donde quienes realmente son perseguidos políticos son una minoría: casi todos huyen de la pobreza en sus países y, sin duda, la violencia, la cual es provocada por la corrupción y la falta de oportunidades en sus países de origen.

El analista y comentarista Tucker Carlson ha dicho que los demócratas están haciendo que Estados Unidos pague el precio de las políticas socialistas que han arruinado a muchos países latinoamericanos, en especial Venezuela: "La ausencia de inmigrantes ilegales procedentes de Chile, de Panamá o de Costa Rica, donde la economía de mercado es relativamente más sólida, es una prueba irrefutable de que el socialismo es el principal productor de pobres en nuestro mundo actual. Sin embargo se da el contrasentido de que muchos de esos inmigrantes quieren seguir viviendo del subsidio y la caridad estatal en Estados Unidos, y los demócratas les han ofrecido un platillo tan irresistible que lleva a esos inmigrantes incluso a arriesgar sus vidas".

Sin embargo, las "ciudades santuario" están comenzando a experimentar directamente las maravillas de abrir las frontera "a todo aquél que desee hacerlo", como declaró en el 2020 la congresista demócrata Nancy Pelosi.

Irónicamente, el primero en denunciar esas "maravillas" fue el alcalde Adams: "Nueva York se está destruyendo", dijo Adams en una conferencia el pasado 7 de septiembre. "Primero fueron los venezolanos, luego los hondureños, y hasta los rusos han invadido la ciudad (...) esto representa un gasto enorme que afectará las finanzas y pudiera marcar un deterioro en los servicios públicos". Más adelante el edil reconoció que lleva cuatro meses sin hablar con el presidente Biden quien, por cierto, rompió la costumbre de otros mandatarios y no asistió a la ceremonia por los atentados del 11 de Septiembre y en su lugar mandó a la vicepresidente Kamala Harris. Un insulto mayúsculo al alcalde neoyorquino, sin duda.

Ya comenzaron las protestas por parte de los habitantes de la urbe: el jueves 14 decenas de ellos asilenciaron las insensatas declaraciones de la representante Alejandra Ocasio Cortez quien insiste que la inmigración ilegal es "positiva para el desarrollo", algo con lo que el alcalde Adams difícilmente estaría de acuerdo pues en otra conferencia manifestó que la oleada de inmigrantes ("más de 10 mil el último mes") le representaría al ayuntamiento un desembolso de 12 mil millones de dólares para los siguientes tres años".

¿Y de dónde saldrá ese dinero? Pues de los mismos neoyorquinos, naturalmente: la senadora local demócrata Julia Salazar anunció que varios colegas suyos "están analizando" la posibilidad de aplicar otro impuesto "a los más ricos" para solventar la estancia de los recién llegados, aumentos que estarían contemplados en el precio de los cigarrillos, hoteles y otros artículos.

"Aplicar otro impuesto en una ciudad que está intercomunicada con New Jersey y Rhode Island donde los precios de eso artículos son más bajos no parece ser una medida inteligente" refirió Rob Cole, un cercano colaborador del ex gobernador Joe Pataki. "Lo único que traerán esos aumentos será que se agudice la emigración de neoyorquinos a estados como la Florida".

Por su parte la gobernadora Kathy Hochul ya afirmó que "no se contemplan nuevos impuestos", pero prácticamente nadie en la histórica urbe le cree: "Esta es la misma persona que aseguró que se fincarían responsabilidades al ex gobernador (Andrew) Cuomo y que igualmente exigiría un trato repetuoso y entre iguales al presidente Biden. ¿Cómo creerle a alguien que miente sin ningún rubor?", dijo el ex candidato republicano a la alcaldía Curtis Sliwa a la cadena Fox.

El analista Tucker Carson coincide en que los demócratas buscan que las grandes ciudades de Estados Unidos, empezando por Nueva York, "sean sucursales del Tercer Mundo donde se coopta y neutraliza a los emprendedores y la pobreza se reproduce sin control pues representa carne de cañón a la hora de las votaciones. En las grandes ciudades de los países pobres gobierna un partido hegemónico que promete cosas que nunca cumple pero que usa el dinero de los contribuyentes para reelegirse una y otra vez. Eso es lo que buscan implantar aquí los demócratas".

Por los demócratas no parecen muy inclinados a reconocer que su política de "ciudades santuario" ha fracasado espantosamente y ha provocado un daño irreparable al tejido social de los Estados Unidos, la culpa de todo es, naturalmente, del ex presidente Donald Trump. Así lo estableció el alcalde Adams: "fueron las políticas del gobierno anterior las que provocaron desajustes en la política migratoria que nos han llevado a esta grave situación". Aparentemente la construcción del muro, que había detenido la inmigración ilegal hasta en un 40 por ciento en los años del copetudo ex mandatario, es culpable de que Nueva York se haya llenado de inmigrantes ilegales, esto luego que el presidente Biden ordenara detener la construcción del muro.

"Los republicanos han enviado a estos inmigrantes a nuestras ciudades que ya están atiborradas de problemas", dijo el alcalde de Chicago Brandon Johnson, un tipo que está saliendo peor que la alcaldesa Lori Lightfoot, si eso fuera posible. ¡Pero los gobernadores de Texas y Florida están cumpliendo los deseos de los demócratas que se consideran amorosos defensores de la inmigracioón ilegal. ¿Por qué protestan si están recibiendo oleadas de inmigrantes ilegales a los que Biden calificó de "bendiciones"?

Por lo visto, la inmigración ilegal es celebrada siempre y cuando afecte a los estados fronterizos del sur pero resulta perniciosa si esos inmigrantes llegan a esas "ciudades santuario" que hoy se encuentran asfixiadas por esos inmigrantes que exigen comida, techo y empleo, esto en detrimento de los locales quienes deben esperar semanas para ser atendidos por las autoridades locales y federales.

Los neoyorquinos, liberales hasta niveles inconcebibles, votaron por todo aquello que ahora está afectando directamente sus vidas. La pregunta es si finalmente se han dado cuenta de quiénes son realmente los demócratas o seguirán votando sus sus nefastas políticas, desde alcaldes, gobernadores y hasta presidente, o por fin caerán en cuenta que existe un plan definido par destruir a su ciudad y convertirla en otro bastión subdesarrollado donde las clases media son minoritarias.

Desafortunadamente, las apuestas de que sus habitantes abandonarán electoralmente a sus victimarios son muy remotas.

 

 

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