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Nayib Bukele está haciendo su trabajo, por eso la izquierda lo aborrece

Lo que ha logrado este joven mandatario es asombroso: bajar los índices delictivos a un cero por ciento en que hasta hace poco era uno de los países más peligrosos del planeta. Nayib Bukele va en el camino correcto, y por eso la izquierda hará lo que esté a su alcance para sabotearlo y evitar que continúe. Pero tampoco podemos ni debemos subestimar la valentía del pueblo salvadoreño para evitar que esa intentona se consume

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MARZO, 2023. La última encuesta realizada por la prensa salvadoreña, incluso la que le es hostil, ha tenido que reconocer un hecho inusitado en la historia no solo de ese país sino de toda América latina: el presidente Nayib Bukele goza de una aceptación popular del ¡93 por ciento!, un nivel que Bukele ha logrado no a base de canonjías ni subsidios a los ninis ni estar regalando dinero como santoclós a costa del erario: su estratosférica popularidad se debe, simplemente, a que está haciendo el trabajo para el cual fue electo.

No han faltado quienes llaman a Bukele "el Giuliani salvadoreño", sin embargo el mandatario centroamericano ha ido mucho más allá en su combate al crimen. Giuliani nunca pensó en meter en prisión a todos los pandilleros, hampones y extorsionadores de la Gran Manzana y dejarlos únicamente en calzoncillos para no invertir dinero del contribuyente en uniformes de reclusos, ni tampoco se enfrentó a los grupos internacionales de derechos humanos que, dice el gobernante, "hace apenas dos años ni idea tenían de dónde se encontraba El Salvador en un mapa".

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Desde que asumió el poder hace casi cinco años, El Salvador se encuentra hoy irreconocible. La vida nocturna está regresando a la ciudad cuando un lustro atrás todos se refugiaban en sus casas tan pronto anochecía, temerosos de ser asaltados o golpeados. Pero no hacia falta que llegara la noche para sufrir  angustias: apenas abrían los establecimientos comerciales llegaban unos sujetos exigiendo "cobro de piso" que llegaba hasta 10 dólares para los ambulantes y 100 dólares diarios para el pequeño y el mediano comercio. Quienes realizaban el cobro eran unos sujetos en su mayoría rapados, con tatuajes por todos lados y piercings en las orejas o nariz que se hacen llamar maras salvatruchas.

Y si a los emprendedores aún  les quedaba capital tenían que vérselas con el fisco salvadoreño, uno de los más feroces del área. "Más que peligroso, era tonto querer abrir un negocio en El Salvador", dijo un comerciante entrevistado por la revista colombiana Semana.

Luego de dos desastrosos gobiernos encabezados por las FARC que buscaron una política parecida al "abrazos no balazos" de López Obrador y que terminaron de convertir a El Salvador en uno de los países más riesgosos del mundo, Bukele prometió en su misma campaña "limpiar las calles de estas pandillas que viven del trabajo de la gente honrada", posición que fue tomada como "demagogia" por la prensa izquierdista. Pero Bukele se ha tomado en serio la encomienda y el último año ha metido en prisión no solo a los líderes salvatruchas sino al resto de las pandillas, con lo que van ya más de 4 mil salvas enviados al Centro  de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) lo que los grupos de derechos humanos, indignadísimos, han llamado "la cárcel más criticada del mundo".

La crítica no ha afectado el lo mínimo la popularidad de Bukele; antes más, la ha aumentado significativamente: "Será lo más criticada que ustedes quieran pero hoy El Salvador es más seguro de lo que no había sido en décadas, quizá los años cincuenta", dijo el entrevistado por Semana. De hecho, desde la detención de los salvatruchas, los índices de criminalidad se han desplomado hasta un increíble 0 por ciento. "Nos queda claro cuál era el principal problema de inseguridad en este país", dijo Bukele en un discurso, "la criminalidad de estos grupos seguía apareciendo por el sentimiento de impunidad con el que actuaban".

Adicional a este logro, varios promotores se han coordinado con el Departamento de Turismo para realizar una campaña en red sociales que promueve los desfiles de las cachiporristas, atractivas jóvenes de cuerpos torneados que están dando una imagen distinta del país por todo el mundo. "El Salvador cuenta con una altísima cantidad de mujeres de singular belleza latina", refiere el entrevistado."Ese es el rostro de El Salvador que queremos dar a conocer mundo, no el de unos sujetos tatuados y unas guerrillas que sumieron a este país en una dolorosa guerra civil hace 40 años".

Hijo de inmigrantes procedentes de Palestina, Bukele comenzó a destacar en el negocio de la publicidad hasta que decidió brincar a la política cuando veía cómo las autoridades se veían rebasadas por las bandas criminales o, más aún, parecían cooperar con ellas. "Realizar una detención era sencillo pero había muchos escollos legales que permitían que esos pandilleros salieran rápidamente de prisión para volver a delinquir", dijo Bukele a CNN en español, uno de los pocos medios que se han acercado para entrevistarlo. (En México, para Televisa y TV Azteca, el presidente salvadoreño parece no existir, y los pocos medios locales que hablan de él, como Infobae, no lo bajan de "autoritario", pero de eso más adelante).

"Mi familia y amigos queridos hemos sufrido el embate de estas bandas. Era imposible negociar con ellas por lo que teníamos que aplicar la Constitución para restablecer la paz social. Aún nos falta mucho pero siento que vamos por el camino correcto".

El embate de la izquierda ha sido más predecible que el guión de una película XXX: el presidente colombiano Gustavo Pietro llamó "un campo de concentración" al CECOT, la revista The New Yorker tachó de "autoritario" a Bukele, el diario británico The Guardian reconoció que los índices delictivos habían bajado considerablemente pero advirtió que "la violación de derechos humanos podría conducir al país a una dictadura", mientras El País denunció que los presos "estaban descalzos, con el torno desnudo, agachados y esposados. Nuevamente, el gobierno de Nayib Bukele ha realizado en estas condiciones el traslado de presos a la supercárcel de máxima seguridad en El Salvador".

En pocas palabras, para el diario madrileño resulta preocupante que, aparte de estar semidesnudos y pudiera darles un resfriado, esos presos que han violado, torturado, asaltado y asesinado están viendo violentados sus derechos humanos, pobrecitos. Para este diario que ha apoyado abiertamente el aborto, hay que defender los derechos humanos de quienes han delinquido por encima de los derechos humanos de seres inocentes quienes se encuentran en estado de gestación.

"Ahora sí les preocupan los derechos humanos a estos organismos", dijo Bukele en un discurso. "¿Dónde estaban estos activistas hace años cuando estas bandas estaban sembrando el terror entre los salvadoreños y los torturaban si no cumplían con sus exigencias? ¿Por qué ahora les preocupa tanto la situación de unos presos y nunca les incomodó la violación de los derechos humanos del pueblo salvadoreño?"

Estos grupos igualmente protestan que Bukele haya aplicado un "estado de excepción" que, escribió The Guardian, "pone a El Salvador a las puertas de una dictadura". Sin embargo  la aplicación del estado de excepción está facultada al Ejecutivo en su Constitución, tanto así que el ex presidente Mauricio Funes, un ex guerrillero de las FARC, también lo aplicó en su momento y ninguno de estos medios se escandalizó gran cosa. Quizá porque, como lo dijo Bukele, entonces esos grupos "ni idea tenían de dónde se encontraba El Salvador en un mapa".

El siguiente reto para Bukele no vendrá de los salvatruchas sino de la presión externa. Su gigantesca popularidad se debe a que Bukele está gobernando para los salvadoreños y no para los organismos internacionales por lo que se antoja inevitable una embestida que pudiera darse mediante sanciones económicas y boicots comerciales hacia un país que está urgido de divisas.

Asimismo la situación económica sigue siendo muy complicada y el rechazo de las petrificadas huestes burocráticas hundidas en corrupción pudieran ser un escollo que podría desgastarlo paulatinamente. El Salvador está dando un "mal ejemplo" y sin duda sus esfuerzos serán saboteados mediante la ONU, la OEA, el Banco Mundial y un embate desinformativo que termine por denunciarlo como un émulo de Hitler. Eso le pasó a Chile y ocurrirá en El Salvador en los próximos meses, eso sin descartarse un escándalo interno que ponga a tambalear su presidencia.

Por el momento, Bukele está gobernando para los salvadoreños y está haciendo el trabajo para el cual los votantes le dieron la confianza. Por eso la izquierda lo aborrece y hará lo imposible por descarrilar su propósito de hacer de El Salvador un sitio habitable y seguro, algo que se consigue usando el sentido común, no con recetas woke que están destruyendo a otros países supuestamente más desarrollados.

 

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