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INTERNACIONAL

La asombrosa estupidez de Joe Biden: ¡busca reelegirse!

Cuando casi el 60 por ciento de los simpatizantes de tu mismo partido no quieres que vuelvas a postularte a la presidencia y te obstinas he hacerlo, no habla muy bien de tu inteligencia. Ese es el mensaje que Joe Biden quiere dar a los norteamericanos: terminar de destruir a los Estados Unidos. Y en caso que lo reelijan, ese país tendrá muy merecido el destino que le aguarda con cuatro años más de este nefasto mandatario

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ABRIL, 2023. Se ha dicho varias veces que, de haber sido mexicano, Frankz Kafka no hubiera pasado de ser un escritor costumbrista. Pero por lo visto y durante el último decenio, el virus kafkiano igualmente se ha apoderado del alma de los Estados Unidos, un país que hasta hace poco parecía fácil de comprender su funcionamiento dado que, se decía, las leyes se habían hecho para respetarse y para ser respetadas.

El kafkianisnmo de Estados Unidos, por otro lado, denota no solo a una sociedad profundamente dividida políticamente, sino a una sociedad enferma, que ha perdido el rumbo y que ha caído en el garlito de muchos otros países, donde México, naturalmente, está, incluido: votar más por las percepciones que por las realidades.

A poco más de tres años de gobierno, millones de norteamericanos se han dado cuenta que los demócratas les tendieron un cruel engaño, todo para poder aferrarse al poder: advirtieron que la relección de Trump "traería mas inflación, más tensiones raciales, más pérdida del poder adquisitivo", algo que escribió Maureen Dowd, de The New York Times, a una semanas de la elección del 2020. Bueno, Trump ya no siguió en la Casa Blanca y de cualquier manera se materializaron esos temores, lo cuaol refrenda que la izquierda norteamericana, como en el resto del mundo, critica en sus oponentes lo que finalmente aplica a rajatabla una vez que alcanza el poder.

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Más aún, como cereza de las mentiras demócratas, el mismo Biden aseguró en el primer debate que él sería "un presidente de transición", es decir, que no buscaría postularse nuevamente. El anuncio que Biden acaba de hacer es la última bofetada al pueblo norteamericano. Pero de nuevo y en forma kafkiana, el retener la presidencia no puede descartarse del todo si asumimos la gigantesca desinformación que existe en ese país, los altísimos niveles de ignorancia y desapego de la realidad de millones de personas, en especial jóvenes millenials a quienes preocupan más las andanzas de Kim Kardashian o la "parejita real", que el momento crucial, y un virtual peligro mortal, en que se encuentra el que ha sido el país más exitoso en la historia moderna.

Las intenciones de Biden fueron dadas a conocer mediante un spot, cercano a los tres minutos en donde Biden se ufanó de ser "un candidato de unidad", y el cual agregó, pero cómo no, escenas de la "toma" del Congreso el 6 de enero del 2021 y de la cual no se ha comprobado absolutamente nada que involucre directamente a Trump. Más adelante Biden advierte que "hay mucho por hacer" y que "debemos terminar el trabajo".

Ni siquiera un spot producido por la página web satírica Babylon Bee hubiera resultado tan kafkiano en sus intenciones y se le habría considerado una absoluta exageración.

La historia norteamericana reciente no registra un caso en el cual un presidente con un desempeño tan desastroso como Joe Biden haya buscado la reelección. Quizá el caso más cercano sea el de Jimmy Carter, quien buscó la relección pese a las advertencias de sus asesores y como resultado Carter perdió 48 de los 50 estados de la Unión: solamente conquistó el Distrito de Columbia y el estado de Minnesota.

Las intenciones de Biden evidencian una mezcla asombrosa de terquedad con estupidez: Carter dejó el poder con una inflación de 11 por ciento, que ya se consideraba escandalosa, con una crisis energética que puso en la lona sus aspiraciones en los estados del norte debido a una inusual onda polar así como una política exte
rior que empezó con importantísimos logros --la firma del Tratado de Paz Egipto -Israel en Camp David, por ejemplo-- pero que terminó humillado con la crisis de los rehenes en Teherán, humillación doblemente restregada cuando Irán liberó a los rehenes el mismo día que Carter abandonó la presidencia.

Por el contrario, Biden no puede presumir un solo logro, a menos que se incluya el haber impreso trillones de dólares para repartirlos como Santa Claus y que han creado peligrosas burbujas inflacionarias. Quien busca reelegirse es alguien que ha hecho las cosas bien, que goza de altos índices de popularidad, alguien que provoca entusiasmo con sus discursos y, sobre todo, quien busca reelegirse es porque la situación económica de los gobernados es mejor que en el momento en que tomó posesión.

Si Biden tuviera algo de vergüenza, en vez de buscar la releección hace rato habría renunciado ante datos como los siguientes (proporcionados por la Fundación Heritage):

* Desde que tomó posesión, los índices inflacionarios se encuentran ya cercanos al 14 por ciento, niveles altísimos y escandalosos para el que se considera es el país más poderoso del mundo.

* A consecuencia de la inflación, el poder adquisitivo de los norteamericanos se ha perdido en 7,400 dólares, dinero que ha servido por seguir alimentando a la voraz burocracia norteamericana a la cual, por cierto, el gobierno de Biden agregó 88 mil empleados al lnternal Revenue Service, la dependencia encargada de cobrar los impuestos, clara señal de que sobre el vecino del norte se avecina una feroz persecusión fiscal conforme vaya empeorando la economía.

* Biden no deja de presumir que durante su gobierno "se han creado más empleos que en toda la historia de Estados Unidos", declaración tan insensata e irreal que de haberla dicho Trump los demócratas, aparte de someterlo a juicio político exigirían que se le recluyera en un hospital psiquiátrico. En su discurso del Estado de la Unión Biden se ufanó que "se crearon 25 millones de empleos, cifra superior a los empleos creado en los 4 años de mi a antecesor", algo que más que mentira, es una infamia. Esos 25 milliones de empleos ya existían en los años de Trump y se reabrieron una vez que pasó la emergencia de la pandemia. De hecho y como escribió el analista Sylvio Canto Jr. en theamericanthinker.com, "en este momento y debido a la tramitería, es más fácil crear empleos en Panamá, en Vietnam y aun El Salvador que en los mismos Estados Unidos. La declaración de Biden es absolutamente descabellada".

* Quizá Biden piensa que los votos de los inmigrantes ilegales lo mantendrán en la presidencia pues el 70 por ciento de los norteamericanos no quieren que se postule nuevamente; apenas un 14 por ciento piensa que la economía se encuentra en buena condición. Más aun, la cadena liberal MSNBC, señala que apenas el 37 por ciento de los demócratas quieren que Biden se postule nuevamente, o lo que es lo mismo, 67 por ciento de los simpatizantes del partido ya no quieren a Joe Biden.

Tal vez Biden se convenció de que la gente lo ama tras su reciente visita a Irlanda, tierra de sus ancestros y donde se le recibió masivamente, aunque para su infortunio, ninguno de esos supuestos adoradores pueden votar en Estados Unidos.

Esta aspiración viene a ser una terca y enemiga negación de la realidad. Incluso el corrupto presidente argentino, Alberto Fernández, ya declaró que no piensa postularse para la reelección dado el gigantesco desprestigio de su gobierno. El hecho de que el daño que Biden ha producido a Estados Unidos es comparativamente mayor al que Fernández ha causado en Argentina, da a pensar que Biden es más estúpido que cualquier otro político latinoamericano inepto.

Quizá Biden piensa --bueno, es un decir-- que la manipulación de los grandes medios la harán conseguir su reelección. Pero la inflación es mucho más real y tangible que las mentiras, de modo que si Biden si cree que con el apoyo de los medios, los únicos que junto con las celebridades de Hollywood seguirán apoyándolo para noviembre del 2024, retendrá la Presidencia, se confirmará aquello de que la Casa Blanca nunca había tenido un presidente de pendejez tan antológica como Joe Biden.

 

 

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