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CINE

La tonta del siglo: Rachel Zegler
Uno de los más grandes misterios del
Hollywood actual, aparte de obstinarse en perder dinero de la manera
más estúpida posible con películas con argumento woke, es haber
contratado a Rachel Zegler como protagonista de una película de la
cual no se necesitaba tener el IQ de Isaac Newton para advertir que
terminaría en bancarrota no solo económica, sino incluso artística,
de los estudios Disney. Y después de haber arruinado Blanca Nieves,
Rachel Zegler continúa muy rionda. Una tonta superlativa, para
decirlo con elegancia
Versión impresión
ABRIL, 2025. Hace años escuché una frase, que
considero genial, de mi gran amigo Jaime Muñoz: por un Einstein que
nace en el mundo, nacen 999 tarados. Desafortunadamente, y algo que
nos hace preguntar cuál es la intención del Creador (llámale como
quieras) para que los estúpidos superen holgadamente a la
inteligencia humana. Voluntad divina, claro, incuestionable,
voluntad de la que no tiene caso querer descifrar: "solo relájate y
disfruta el viaje", pareciera decirnos, desde las alturas, ese Ser
Creador. Pero a veces la paciencia no basta.
Igualmente nos preguntamos cuál es la intención de tener wokes
en este mundo. Cierto, la herencia nefasta de Carlitos el alemán,
ése que expolió a quien pudo y terminó haciendo lo mismo con su
amigo Federico, nos dejó un absurdo enredijo de incoherencias y
contradicciones que sigue tan vivo hoy como cuando ese señor
(mal)ocupaba espacio en este mundo.
El mundo futurista, tipo supersónicos, que la
humanidad predecía en los 40 y los 50, se descarriló debido a esas
ideas estúpidas, que van contra el espíritu humano, de que un
burócrata sabe lo que es mejor para miles de personas y que una
igualdad mal entendida solucionará todos los problemas de la
humanidad. Y lo que refrenda aquello de los 999 pendejos, esas ideas
se aplican y fracasan, se aplican de nuevo y fracasan otra vez, y se
insiste en ellas. El wokeísmo es la versión a muchas
potencias de esas ideas y de cómo la pendejez del género humano se
antoja ilimitada.
Pese a que Disney ha perdido millones de dólares en esas
películas woke que se distinguen por exhibirse en salas
vacías, se insiste en la misma fórmula, como si los espectadores,
por ver un beso de dos mujeres en una película dirigida al público
infantil, echarán a la basura sus propios valores morales, como si poner de
protagonista a un adolescente no binario convencerá a los papás de
que vale la pena sacrificar parte de sus ingresos en una tarde de
cine con toda la familia.
Peor aún, el pasado mes de agosto los
inversionistas de Disney acordaron seguir por el mismo ruinoso
camino de promover eso que llaman diversidad, equidad e
inclusividad. ¿Y somos los humanos quienes presumimos de ser la
especie inteligente del planeta? Un chimpancé procura limpiar con agua su comida
antes de consumirla; un gato cava un agujero en la tierra donde
deposita su excremento y luego lo tapa. Millones de personas en el
mundo no se lavan las manos antes de comer o de ir al baño desde que de niños
los obligaban sus padres... cuando los obligaban.
La empresa del ratoncito, gancho que mantiene para que millones de
incautos sigan asistiendo a sus parques --de nuevo los 999---
contrató a Rachel Zegler para protagonizar la "versión DEI", vulgo
woke, de Blanca Nieves. La muchacha, de padre alemán y madre
colombiana, tuvo éxito en la serie Juegos del Hambre, aunque el
episodio en el que apareció es el que ostenta menor teleaudiencia. Mal
augurio. Luego vendría la nueva (pésima) versión de West Side
Story que jamás debió haberse filmado. Su taquilla mediocre
parece haber convencido a Disney de que Zegler era la mejor opción
para la nueva versión de Blanca Nieves.
Y al hablar de "nueva", naturalmente nos referimos a esa
estupidísima terquedad de los wokes por destruir esos
clásicos del cine que tanto nos han deleitado. Nuestros abuelos
disfrutaron la versión de Blanca Nieves, igualmente lo
hicieron nuestros padres, lo han hecho nuestros hijos y aun nuestros
nietos. Al igual que Casablanca y las dos primeras películas de
El Padrino, Blanca Nieves es un clásico indiscutible, el primer
largometraje animado que marcaría el paso a ese tipo de
superproducciones hasta que la llegada de Pixar cambió de nuevo las
reglas del juego. Los wokes han convertido en mierda, también
indiscutible, a otros clásicos como Star Wars e
Indiana
Jones.
Se necesita poseer cacumen de pendejos indiscutibles para no
percibir que desde su misma concepción, Blanca Nieves iba
encaminada al desastre, como ese piloto de avión que se acerca a la
montaña y se niega a desviar el rumbo, convencido de que la montaña
terminará por hacerse a un lado y cederle el paso.
La contratación de Zegler fue la primera pifia, pero había que
obligar al público a olvidar que alguna vez existió una Blanca
Nieves, precisamente blanca, con hermosos chapetes y un carisma
singular, y un príncipe azul que rompía el encanto de la reina
malvada con un beso. Y cuando se anunció que los enanos continuarían
con la parte de la historia, un sujeto mamerto llamado
Peter
Dinklage explotó y acusó a Disney de "estereotipar" a los enanos
como personas que "viven en cuevas" (Dinklage, corto de estatura
pero aun más corto de entendederas, ni siquiera sabe estereotipar
bien: los enanos trabajaban como mineros en las cuevas, no vivían el
ellas). Disney se espantó por el comentario y anunció que en vez de
enanos (¡ah, sí, perdón: individuos en plenitud con facultades
endocrinas limitadas) se incluiría a "seres mágicos" para que los
enanos del mundo no se sintieran ofendidos.
Pero los estudios Disney nunca percibieron la verdadera intención
del comentario de Dinklage, equivalente a que Leonel Messi un día
explotara contra los clubes por andar estereotipando a los
futbolistas profesionales como personas que gustan de tener esposas
y novias bellísimas, de adquirir autos deportivos del año y su
máximo sueño es participar en una final de la Copa FIFA. Dinklage
quería ser el único enano famoso en Hollywood, no deseaba que ningún
otro enano pudiera brincar a la fama como enano de Blanca Nieves
y hacerle sombra.
Si Dinklage no fuera un tipo miserable se habría alegrado al saber
que siete actores de su misma condición participarían en una
película como Blanca Nieves y habría hecho lo posible por
apoyarlos y aconsejarlos. Pero ni madres: el único que merece aplausos y elogios
como actor enano en Hollywood es él. Qué poca madre.
Y ahora vamos, ansiosos lectores, con Rachel Zegler.
Raquelita, como le decimos los cuates, fue contratada para ser la
protagonista de Blanca Nieves y Gal "Wonder Woman" Gadot
tomaría el rol de la bruja malvada. Cuando se realizaba el rodaje y
las dos todavía parecían aguantarse, Raquelita la defecó en
público y dijo en una entrevista que la versión original de Blanca
Nieves "era muy de su tiempo, muy 1938" y acusó al príncipe azul de
ser un "acosador", pendejada similar a la de denunciar por maltrato
emocional al inspector de La Pantera Rosa por exigir a Dodó que
no diga sí, que diga oui. ¿Alguien ha dicho a
Raquelita que el príncipe azul de Blanca Nieves es un personaje
ficticio?
La soberbia de los wokes es tan grande como su estupidez.
Raquelita tachó de "¡raarooo!" ese supuesto acoso del príncipe y
dijo que en esta ocasión Blanca Nieves sería "una mujer que toma sus
propias decisiones y es dueña de sus propio destino", con lo
cual mató de sopetón el potencial interés de quienes aman al
personaje y han crecido con él y a los enanos que odia Peter
Dinklage. Es el equivalente, como bien dijera el vloguero Ben
Shapiro, a abrir una galería de Van Gogh y lo primero que se te
ocurre decir es que el genio holandés de la plástica era un tipo
"¡rararooo!" porque se cercenó una oreja y lo menosprecias porque se la pasaba pintando
flores y jamás se le ocurrió reflejar en sus pinturas la desigualdad
social en la que vivió y creció. ¡Y todavía así quieres, no, exiges,
que los admiradores de Van Gogh abarroten la galería!
Para colmo de peores, a Raquelita se le ocurrió postear un "¡Viva
Palestina!" con lo cual no solo se echó encima a su coestelar Gadot,
quien perteneció al ejército israelí, sino que también enfureció a
buena parte de la comunidad judía de Hollywood cuyo dinero aceita
y mantiene a flote una la industria que, con todo el mérito,
admiración y respeto que merece, es el basamento de ese Hollywood
cuya influencia nadie puede escapar en este planeta, y puede que ni
en la luna.
Peor aún ha sido que esa defecante declaración hecha por Raquelita
afectó no solo a los estudios Disney sino a los miles de personas
involucradas en el proyecto. Todos ellos son los menos culpables de
que hayabn colaborado en un proyecto woke como Blanca Nieves; han
puesto su talento e imaginación porque se les invitó a participar y
tanto ellos, como nosotros, necesitamos dinero para subsistir.
Cuentos de fmauilkias habían apostado sus canicas enel éxito de este
proyecto y dependían de éste para poder financiar sus existencias.
Es tan seguro como afirmar que al mes de enero sigue
febrero, que Raquelita no puede ubicar a Palestina en un mapa, cree
que Hamas es como esas pandillas de West Side Dtory y no se ha
enterado que cientos de inocentes ciudadanos israelíes que no
portaban armas ni fusil fueron agredidos, en su propio territorio,
solo por el hecho de ser judíos. ¿No suena eso muy parecido a lo que
hacía cierto señor de ridículo bigotito? Y todavía Zagler escribe
con orgullo "Viva Palestina"?
En contraste con el truene fílmico de Blanca Nieves, Raquelita no perdió nada. Como mentada final hacia
todos esos técnicos, especialistas en animación computarizada,
diseñadores de vestuario, tramoyistas, choferes y aun personal de
limpieza cuyos ingresos hoy están en riesgo por haber brincado a
este proyecto, Raquelita publicó un tik tok donde aparece sonriente
dentro de una sala vacía en la que se exhibía Blanca Nieves.
De nuevo ¿por qué Disney habrá contratado a Rachel Zegler como
Blanca Nieves? La muchacha no posee carisma, su jupiteriano
egocentrismo la hace francamente detestable. Así como fue imposible
que
Forrest Gump te cayera mal, es impensable que
te simpatice
Rachel Zegler. La muchachita es como esas mamoncitas compañeras de clase
porque el primo del tío del abuelo del su papá es un
connotado político.
No puedes esperar que la gente vea un remake de una
película si le faltas el respeto a la original y, por supuesto, a
los millones de personas que la han disfrutado. Raquelita dijo en
esa entrevista que había visto Blanca Nieves "solo una vez" cuando
tenía 17 años y abiertamente la tachó de anacrónica porquería. Sin
embargo y en los días previos al estreno y obviamente presionada por
los estudios Disney, Raquelita publicó en las redes una foto suya de
niña vestida como Blanca Nieves, un intento desesperado por salvar
una película que ya se estaba hundiendo aun antes del estreno. ¿Pues
no que vio la película hasta los 17 años.
Sería un verdadero desafío a toda lógica que Disney u
otro estudio grande contraten de nuevo a Rachel Zegler. Su
imprudencia y su falta de lógica rebasa a la del tipo que llega bien
pedo en su primer día de trabajo a una empresa que le había ofrecido
chofer, oficina privada y sueldo de ejecutivo.
¿Ven entonces los lectores porque hemos nominado a
Rachel Zegler como la Tonta del Siglo. Va a estar cabrowm que
alguien más en Hollywood le dispute el cetro... por un rato. Por lo
pronto el título le cae perfecta a Raquelita.
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