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CINE/Porquerías

Un Joker que te escupe y luego exige que lo alabes

Los estudios que produjeron esta basura siguen preguntándose qué fue lo que salió mal cuando las razones de este fracaso son clarísimas, incluso obvias. No esperes que el público te aplauda si no le ofreces lo que espera de lo que fue una película taquillera hace apenas cinco años. Lo bueno del asunto: este es otro clavo, afiladísimo, del ataúd que se le está construyendo al ruinoso cine woke de Hollywood

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 OCTUBRE, 2024. Lo admito desde el inicio; con excepción de las extraordinarias andanzas del gran César Romero y la interpretación de Jack Nicholson. The Joker, otrora conocido como El Guasón, está lejos de encontrarse entre mis personajes favoritos, lo cual no impide que considere que las interpretaciones que hicieron Heath Ledger y posteriormente Joaquin Phoenix, hayan sido sobrecogedoras y al mismo tiempo magistrales.

Parece sencillo, pero caracterizar a un psicópata en el cine es uno de los retos más complicados para cualquier actor dado que el riesgo de caer en la caricaturización, en el mal gusto y en el rechazo del público es enorme, descomunal. Para conseguirlo, lo dijo el gran crítico Leonard Maltin, se requiere que el actor sea extremadamente talentoso o que él mismo sea un psicópata. Del mismo modo, si encarnas en la pantalla a un desequilibrado mental y te va bien en taquilla, tendrás trabajo garantizado por bastantes años, y si la taquilla te repudia, habrás puesto punto final a tu carrera.

En tal sentido, y en referencia al Joker del 2019, el que encarnó Joaquin Phoenix, cuando lo ví me dejó pasado pues no era un actor de gran talento quien estaba en la pantalla, sino el mismo Joker. Efectivamente y como dijo alguien en un videochat sobre cine en el que solía participar, Phoenix parecía estar poseído por el personaje: dejó atrás, muy atrás, en talento histriónico, a Robert de Niro en esa película.

Se estima que Joker del 2019 costó 50 millones de dólares, una bicoca, y lleva recaudados en el mundo más de 1,250 millones, lo que la convierte en una de las películas más exitosas de los últimos tiempos. ¿Y por qué? Porque narra la caída de un ser humano hacia la locura al mismo tiempo que ese ser humano va descubriendo que la locura no le incomoda tanto como él temía, e incluso es un poderoso afrodisíaco; el psicópata, el que rompe las reglas, suele ser recordado masivamente.

No es casualidad que el "reverendo" Jim Jones, el que ordenó morir a 914 seguidores en Guyana, sea más recordado hoy que las decenas de ministros, sacerdotes y samaritanos que realizaban una labor similar en el área de San Francisco por aquellos años y quienes quedaron en el olvido por no ser unos desequilibrados mentales como Jim Jones. Los seres humanos padecemos una extraña fijación por el comportamiento aberrante.

Para que Joaquin Phoenix echara fuera todo su talento histriónico requería de un guión excelente, un combinación perfecta... y como lo sabe cualquier persona con sentido común, todo aquello que es perfecto no debe, bajo circunstancia alguna, ser alterado. Por eso es perfecto, diría perogrullo.

Dentro de su descomunal estulticia, los wokes que han envenenado Hollywood se dieron a la tarea de destruir aquella máxima de que, si no está roto, no lo rompas, esto es, que una fórmula exitosa que produce millones de dólares no puede ser tocada o se perderá su maravilloso efecto. Los wokes piensan --bueno, ese verbo suena exagerado para describirlos-- que el mero membrete vende y que los fans, los consumidores de la fórmula, no se darán cuenta de estar frente a un producto alterado, el equivalente a que un día quieras vender aguas negras dentro de un envase de frutas y esperas que quienes adoran esa bebida no perciban la diferencia y no solo eso, crees que te exigirán que les vendas más de esas aguas negras. Es imposible, eso jamás sucederá, de ahí que las películas woke, desde la saga de Star Wars hasta El Señor de los Anillos, hayan fracasado vergonzosamente.

Poco a poco empiezan a filtrarse las razones de este fracaso. Aparentemente, Warner ofreció una estratosférica suma al director Phillips para que filmara otra cinta del villano más célebre del cómic. Conforme más se negaba Phillips, mayor era la oferta hasta que finalmente lo convencieron. Pero Phillips utilizó una estrategia a la que han acudido, entre otros, Sean Connery cuando encarnó nuevamente a James Bond en Diamonds Are Forever: cobrar un dineral y realizar un trabajo mediocre para que ya no lo vuelvan a molestar; el problema es que al director Phillips se le pasó la mano.

Mientras tanto, en Warner, todos siguen preguntándose qué carajos pasó. Es una consecuencia de ser woke, la incapacidad de aceptar los propios errores, las propias metidas de pata.

Por ejemplo, el mismo Phoenix dijo que él y Lady Gaga "escribían y reescribían" el guión literalmente el mismo día de la filmación. ¿Dónde quedó la autoridad del director Phillips, acaso esos dos actores tenían más poder de decisión en el set de filmación? Más aún, ¿cómo es que ni hubo ahí ningún supervisor de guiones de Warner, alguien que diera seguimiento a una película que costó 200 millones de dólares, acaso no les importaba el dinero que habían invertido?

¿Imaginamos, por ejemplo, a Harrison Ford reescribiendo su rol como Indiana Jones en el mismo set, pasándose por alto a George Lucas o a Steven Spielberg?

Pero independientemente de ello, la película fracasó al insultar a los fans del Joker, primero, convirtiéndolo en un musical --había que darle algo qué hacer a Lady Ga Ga, chico-- y en largas diatribas dentro de una Corte... así, la misma formulita que se nos administró en los 80 y los 90 con películas donde al guionista no se le ocurría otra forma de llenar el tiempo en pantalla. Y, segundo, este personaje no fue hecho para compartir pantalla con otro estelar, precisamente porque es un desequilibrado mental, pero es un desequilibrado original, único, irrepetible, de otro modo sería un psicópata más.

El villano de una película difícilmente permite que alguien rete su autoridad o, más aún, jamás compartiría su condición con alguien más, de lo contrario dejaría de ser un villano o un psicópata singular. Por esta razón no vimos a Darth Vader en igualdad de condiciones con otro villano. Sin embargo, el fenómeno sí puede darse a la inversa, donde los héroes comparten su misma condición, precisamente porque el villano, como tal, es más fuerte que ellos en forma personal y solo la unidad de todos los contrarios podría destruirlo.

Cuando el Jóker comparte estelares con una mujer "empoderada", este efecto es destruido y, más aún, cuando la trama estúpidamente falta el respeto a los despistados fans del protagonista que esperaban ver más andanzas de este tipo desequilibrado y lo que encontraron fue a un papanatas sentado en la Corte y cantando al ritmo que le imponía Lady Gaga. ¿Quién no se enfurecería ante esta traición a la esencia del personaje?

Este Jóker regaña a los fans, busca exhibirlos como patanes, una actitud cobarde por parte del director Phillips pues en ningún trailer se advierte de ello. Ya hemos presenciado esa falta de respeto que se ha hecho en el cine con Han Solo, con Luke Sywalker...pero, ojo, todos ellos eran héroes y, como sabemos con el buen Luke, antes de ser un guerrero Jedi había sido él mismo un papanatas, un granjero sin futuro. Con los desequilibrados, los psicópatas como el Jóker, ya no hay vuelta atrás, o más bien, no debe haber vuelta atrás. Este elemento fue el que más encabronó a quienes ingenuamente fueron a ver a este Jóker esperando una continuación del Jóker del 2019. Asimismo, es el equivalente a que Rocky anunciara en su siguiente película que detesta el boxeo y acusara de "masculinidad tóxica" a quienes fueron al cine a verlo en busca de nuevos combates y en vez de ello se pone a cantar a dúo con su novia Adrianna Pennino a favor de la paz y la armonía. La verdad, ese cambio argumental habría emputado a cualquiera.

Estos son principios elementales, básicos, que cualquier guionista debe tener en cuenta al momento de desarrollar una historia y que sin duda fueron utilizados en el Jóker del 2019. ¿Por qué esta vez se les hizo de lado? Es una pregunta retórica, naturalmente.

"Un libro no es otra cosa que un legajo de papeles, algo de papel cartulina, pegamento y mucha tinta. El verdadero valor de la obra radica en lo intangible, es decir, en su contenido", dijo hace años el gran Ray Bradbury. Aplicado a este Jóker y al gigantesco presupuesto literalmente a la basura: el contenido te puede hacer grandioso, o bien te puede mandar al fondo del retrete.

 

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