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Johnny
Carson: cuando la comedia era de calidad porque era
apolítica
Sigue
imbatible como el mejor conductor de la televisión nocturna
norteamericana, y aunque dejó una advertencia respecto a su exitoso
formato, la izquierda se apropió de esos espacios y los convirtió en
bazofia propagandística que una parte de los televidentes repudia y
a la otra simplemente no interesa
Versión impresión
JULIO, 2026. Su programa salió
por primera vez al aire hace exactamente 60 años, creado por la
cadena CBS con el fin de que el norteamericano promedio, atiborrado
de problemas de la vida diaria, se relajara un rato frente a la tele
con entrevistas con figuras del showbizz norteamericano,
aderezadas con segmentos de comedia. Los estudios indicaban que el
rating nocturno se estaba desplomando dado que las
principales cadenas ofrecían noticieros saturados de notas
deprimentes, la guerra de Vietnam que comenzaba a enredarse y el
trauma colectivo que representó el asesinato de John F. Kennedy dos
años atrás.
La barra de noticieros se adelantó un par de horas para dar lugar al
primer programa nocturno de variedad, titulado The Tonight Show.
La gente estaba harta de ver malas noticias y buscaba distraerse
como escape a una sociedad que cada día estaba más politizada. Ya
había otras emisiones similares, como la de Jack Paar y Ed Sullivan,
pero The Tonight Show le agregó un elemento más, la comedia,
a cargo de alguien que ya había mostrado su talento como comediante
stand up y había aparecido en emisiones como El Súper
Agente 86. A ello se agregaba que el conductor, de nombre Johnny
Carson, poseía enorme carisma y un ingenio que le brotaba de manera
espontánea.
Durante los siguientes 20 años, The Tonight Show fue el rey
imbatible del formato. Las otras cadenas pusieron al aire emisiones
similares, entre las que destacaría Captain Kangaroo, competencia
que enriqueció la variedad para los televidentes. En 1992 Carson
anunció su retiro y fue sustituido formalmente por David Letterman,
quien realizó un trabajo igualmente genial. Sin embargo, Carson
seguió siendo único.
Y aunque la emisión realizó bromas acerca del escándalo de Watergate
en 1974, The Tonight Show mantuvo su postura de no
involucrarse en política. Carson enfatizó en una entrevista con la
revista People: "(Los políticos) son comediantes a su manera,
no necesitan de nuestra competencia", para agregar que "ellos tienen
su propio equipo de promoción, que ese equipo desquite su sueldo".
En otra entrevista con el programa 60 Minutes, Carson
refrendó el punto: "El trabajo de Jack Benny, de otros comediantes y
el mío es entretener, no somos políticos ni líderes de opinión. Si los
televidentes se van a la cama con una sonrisa tras vernos en la
televisión, habremos cumplido nuestro trabajo".
Había otro elemento que para Carson, sus guionistas e incluso la CBS
totalmente obvio y esencial para mantener un programa exitoso a
flote: "no me importa que seas republicano o seas demócrata, me
interesa que tengas dinero en el bolsillo para repaldar a nuestros
patrocinadores".
Carson entrevistó a Ronald Reagan en varias ocasiones mientras fue
gobernador de California, pero el acuerdo para las entrevistas fue
que se centrarían en aspectos personales y en la carrera actoril de
quien luego sería presidente. De hecho, ningún candidato
presidencial apareció como tal durante los años de Johnny Carson en
The Tonight Show.
La regla no escrita fue incluso respetada por sus competidores: el
conductor afroamericano Arsenio Hall invitó al presidente Bill
Clinton a tocar el saxofón pero en ningún momento se habló de
política o proselitismo. "Esta usted asumiendo un riesgo, señor
presidente", le advirtió Hall, "con esta presentación quizá gane
usted muchos votos, pero no descarte que también otros votantes
podrían alejarse", dijo Hall, entre las carcajadas del
público". Clinton se reeligió sin mayores problemas en 1994.
Carson nunca ocultó sus preferencias políticas pero las mantuvo al
margen de su programa como lo hacemos la mayoría de quienes tenemos
un empleo y nos enfocamos en aquello para lo que fuimos contratados.
"Si nosotros como conductores abordamos temas sociales, corremos el
riesgo de tomarnos muy en serio y de creernos aquello que estamos
diciendo", dijo el conductor durante la entrevista con 60
Minutes.
La regla no escrita se rompió poco después de la reelección de
George W. Bush pero ésta desapareció completamente, como muchas
otras cosas dentro del entretenimiento norteamericano, durante la
presidencia de Brack Obama, rompimiento sin duda orillado por el
hecho de que Donald Trump, antes de saltar a la política, había sido
una figura mediática de enorme influencia. Cuando Letterman y Jay
Leno salieron de escena fueron sustituidos por comediantes que en su
momento habían sido buenos pero pasaron a convertirse en loros de
los intereses demócratas y, por tanto, se casaron con una causa, "el
veneno de la creatividad", como acertadamente dijo en su momento el
hoy fallecido ensayista cubano-español Carlos Alberto Montaner.
Carson conocía perfectamente el negocio y estaba consciente que si
se alteraba la fórmula el formato late night, éste terminaría
por autodestruirse: "La gente ya no quiere saber de política luego
de ver la barra nocturna de noticias, quiere relajarse tras un día
duro en la oficina", dijo en la entrtevista con 60 Minutes. Años después algo parecido dijo David Letterman, cuando era un comediante divertido y no el amargado
ermitaño que es hoy: "los programas nocturnos de comedia son como el
masaje que recibimos para echar fuera el estrés". Los "comediantes"
como Stephen Colbert, Seth Myers y Jimmy Kimmel tiraron a la basura
esa máxima de Letterman y ahí están las consecuencias.
Otro punto importante es que, a diferencia de los conductores
late night de otros tiempos, la nueva camada carece en lo
absoluto de carisma, es antipatica y sobrada de sí misma; confunden
la comicidad con el insulto, la agresividad y la falta de respeto.
"El secreto de la comedia es insultar con estilo", dijo en cierta
ocasión George Carlin, uno de los mejores comediantes que han
existido, "pero el insulto nunca debe caer en lo personal. Para el
publico, la agresión personal pasa a ser un vulgar pleito que no
necesariamente encontrará divertido". Igualmente bien lo definió
Robin Williams, otro de los grandes: "Nunca insultes directamente
tratando de ser gracioso; si no sabes manejar la sutileza, te lo
digo de una vez, no sirves como comediante".
Estos tipos mataron un formato que por décadas fue más que lucrativo
y era rebosante en ingenio. Pero veremos cómo de aquí hasta mayo del
2026, cuando finalmente CBS lo corra a patadas, Stephen Colbert se
asumirá como víctima de un perverso coup d'etat trumpista.
Antipático y mamón hasta el final.
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¡Por fin! Arranca la poda de
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Los programas nocturnos de comedia
solían ser divertidos, irreverentes e impredecibles. Luego se
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obsesionados con atacar a Trumpo, fórmula que dejó de funcionar
desde el pasado noviembre. Es momento de darle nuestro más
sincero nuncavuelvas a Stephen Colbert, "comediante" que
destruyó el legado de gigantes del entretenimiento como Johnny
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