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Haley Joel Osment: El Sonzo Sentido

Su estremecedora actuación como "el niño que veía gente muerta" lo convirtió en celebridad mundial, si bien ya no poro repetir ese éxito. Con todo, este actor, más crecidito, se ha distinguido por su vergonzoso comportamiento, aderezado incluso con epítetos discriminatorios.¿O acaso se trata de otra víctima de esos ejecutivos de Hollywood hacia los menores? Es pregunta...

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ABRIL, 2025. Quien haya visto la película no podrá olvidarla, mucho menos el momento en el cual el Dr. Malcolm Crowe (Bruce Willis) descubre que ya no pertenece al mundo de los vivos, porqué su esposa ya no lo pela y porqué su paciente, un niño que sufría de bullying, y de una madre neurótica, le había confiado que él "podía ver gente muerta". El guión de esa cinta, por supuesto El Sexto Sentido, era magnífico, al mejor estilo del suspenso de Agatha Christie, quien a lo largo de sus historias soltaba pistas que no detectábamos solo hasta que la trama quedaba al descubierto.

El Sexto Sentido, dirigida por M. Night Shyamalan, nacido en la India pero emigrado a Filadelfia, lo consagró con uno de los mejores thrillers de la historia, una temática relacionada con el más allá, tema que fue recurrente en los años 90 (¿alguien ha olvidado a Patrick Swayze y Demi Moore en Ghost?). Shyamalan tuvo otro éxito importante con Signs, estelarizada por Mel Gibson y por Joaquin Phoenix (sí, el hoy desprestigiado Joker) pero poco a poco se le fue acabando la pólvora del ingenio. Su última película titulada Trap, es una abominable  miasma ... pero bueno, ya desde antes la carrera de M. Night Shyamalan estaba liquidada (¿alguien recuerda After Earth, esa basura donde dirigió a Will Smith?)

Otro logro de The Sixth Sense fue el habernos presentado a un Bruce Willis que realmente estaba personificando a otra persona y no a la cansada interpretación del teniente McClane que Willis repitió como eructo en quién sabe cuántas películas. (Otro director que consiguió la misma hazaña fue Robert Zemeckis en La Muerte Le Sienta Bien donde Willis encarna a un cirujano plástico, e igualmente doctor, como en The Sixth Sense).

No olvidemos las inconsistencias de la película, entre ellas que el doctor Crowe jamás haya percibido que algo andaba mal cuando se dirigía al resto de la gente y nadie le respondía y cómo fue que nunca se topó con el fantasma de su anterior paciente (un breve rol a cargo de Donnie Wahlberg, quien le pega un disparo en el baño de la casa y acto seguido se dispara a sí mismo). Pero la verdad, no importaba: El Sexto Sentido cumplió su cometido, entretenernos con una gran historia y al mismo tiempo hacernos reflexionar sobre el más allá. ¿Será acaso que muchos de nosotros ya pertenecemos a esa dimensión y ni cuenta nos hemos dado?

Haley Joel Osment se tomó tan en serio su rol como Cole Sear que sobrecoge a los espectadores y refleja el dolor y la exasperación de un niño que posee un don que él no desea y que lo atormenta sin cesar

El éxito de El Sexto Sentido estaba garantizado no solo con la actuación de Willis sino con la magnífica actriz australiana Toni Colette y, naturalmente, por quien encarna a su  hijo, un niño que había aparecido en comerciales y en un par de peliculitas que no llegaron a ningún lado. Haley Joel Osment se tomó tan en serio su rol como Cole Sear que sobrecoge a los espectadores y refleja el dolor y la exasperación de un niño que posee un don que él no desea y que lo atormenta sin cesar. Y si bien ya después logra "congeniar" con esos espíritus, es evidente que Cole jamás podrá ser un niño normal.

Joel Osment regresaría a la pantalla el año siguiente con Pay It Forward, una película inspiradora donde un niño, aparentemente un ángel encarnado, defiende la idea de que un favor desinteresado persuadirá a la persona que lo recibe a que haga lo mismo y así sucesivamente. La película cae en la cursilería en sus últimos momentos, sobre todo su inverosímil final una vez que este niño muere no sin antes advertir que su estancia en este planeta "sería corta". Eran tiempos en que Hollywood todavía realizaba guiones inspiradores, no el excremento que hoy nos quiere hacer creer que es cine.

Hoy M. Night Shyamalan ha caído en el descrédito, Bruce Willis padece un problema neuronal que puso fin a su carrera y Toni Collette realiza trabajos cada vez más esporádicos. Quien se apagó totalmente fue su pequeño protagonista Haley Joel Osment. Pues bien, después de varios años y ya convertido en adulto (tiene 37 años) ha reaparecido, aunque no en el cine.

Haley Joel Osment no ha dejado de actuar, la diferencia es que sus películas, muchas de ellas impregnadas de porquería woke, atraen poca taquilla; al contrario que él decía ver gente muerta, estas películas sencillamente nadie las ve. Osment participa en una serie llamada The Boys, que con frecuencia aborda la temática gay pero, de nuevo, se trata literalmente de propuestas fantasmales.

De aquel niño de mirada asustadiza pero al mismo tiempo decidido a enfrentar a esos espíritus atormentados prácticamente no queda nada. Lo que hoy tenemos es a un tipo regordete, de rostro circular y con barba de chico malo de Walt Disney. Y de acuerdo a un texto de la revista People, Osment se ha convertido en un tipo insufrible, déspota en el set y donde su argumento de defensa hacia sus compañeros suele ser "¡Yo llegue más alto que tu en este negocio, a mí me reconocen en todo el mundo, tú no puedes presumir de lo mismo!"

Previsiblemente, en sus cuentas en las redes sociales Joel Osment se muestra como fúrico antiTrump, y ha expresado simpatías por Palestina aunque, como Rachel Zegler, es muy posible que no pueda ubicar a Palestina en un mapa.

Hace algunos días Osment fue arrestado en un resort de California por "conducta indebida", por estar embriagado y por posesión de cocaína. El actor entró en una discusión en el bar que se tornó violenta, la policía intervino y lo sometió. Osment gritó "¡Soy un ciudadano americano!" y "¡Me está secuestrando un jodido nazi!" Aparentemente el policía le respondió que él mismo era judío a lo que Osment rebatió con una palabra altamente ofensiva para la comunidad israelí.

El actor expresó disculpas públicas días después aunque se defendió de que "semanas antes perdí mi casa en los recientes incendios" y "mi vida ha estado sometida a enorme presión"... como si ello fuera justificante para expresar epítetos antisemitas.

No es la primera vez que Haley Joel Osment tiene broncas con la ley. En el 2006 fue arrestado por manejar en estado de ebriedad y de haber dañado propiedad privada con su auto. Asimismo hubo otro incidente en el aeropuerto de Las Vegas en el 2018.

Aunque no existen pruebas contundentes, el comportamiento antisocial de Joel Osment es sospechosamente parecido al de otros niños actores de Hollywood. Ya hablamos de Drew Barrymore, alcohólica desde la pubertad, de Edward Furlong, el niño que vimos en Terminator, y de Corey Feldman, uno de los primeros en destapar la cloaca pederasta de Hollywood. Feldman, un actor prodigio, refirió que su compañero Corey Haim y él mismo habían sufrido "abuso emocional" por parte de productores y aun ejecutivos que lo invitaban a "platicar sobre el proyecto" en sus oficinas. Ambos tuvieron que someterse a terapia para poder superar el trauma. Haim falleció en el 2017 y Feldman denunció penalmente a los estudios aunque el asunto no ha avanzado gran cosa dados los gigantescos callos que esta demanda estaría pisando en caso de proceder.

No es asunto nuevo, por cierto. La ya fallecida actriz Patty Duke --mamá de Sean Astin, quien aparece como el compañero de Frodo en El Señor de los Anillos-- escribió en su biografía cómo "señores que podrían ser mi padre, y aun mis abuelos", le ofrecían "cerros de golosinas" a cambio de estarle acariciando las piernas y el cabello. Duke, quien aún estaba en la pubertad, refirió que esas "horribles secuelas" siguieron afectando su vida adulta, desarrolló bipolaridad y que esos "tocamientos" le valieron el estelar al lado de Anne Bancroft en The Miracle Worker donde encarna a Anne Sullivan, una tutora ciega que trabaja con la también invidente Hellen Keller. Esa actuación le valió el Óscar a Duke en 1963.

No dejaba de ser paradójico cómo una película tan inspiradora y tan noble estuviera implicada con pervertidos enfundados en trajes de ejecutivos o de productores. "Pero así funcionaban las cosas en Hollywood, y me temo que así siguen funcionando", escribió Duke.

¿Algo similar habrá ocurrido con Joel Osment? A juzgar por lo que dijo Elijah Wood en una entrevista y donde exponía a "esas alimañas de la que me advirtió mi madre, y quien nunca permitió que asistiera yo a esas fiestas en Hollywood", la respuesta pareciera ser que sí. Lamentablemente, Wood --Froddo Baggins en El Señor de los Anillos-- se desdijo de sus declaraciones, alegó que dijo mi abuelita que siempre no y juró desconocer toda la putrefacción existente bajo el glamour de Hollywood. "Me dejé influenciar por un documental, y sin conocimiento de causa", alegó Wood en un comunicado. Cobarde retracción para que los estudios siguieran contratándolo.

Joel Osment continúa actuando, pero su carrera ya es intrascendente, tanto así que, al enterarnos de este incidente, muchos de nosotros descubrimos tener un insospechado don: el poder ver a gente cuya trayectoria artística, literalmente, está muerta.

 

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