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El argumento de Springsteen: Deliver Me From Nowhere se resume en una frase: "hoy cobro hasta 10 mil dólares por un concierto pero ¡véanme, soy el mismo de siempre, soy un héroe de la clase obrera!" Se trata de una película anodina, simplona, donde no pasa nada memorable y que se enfoca en un disco que los fans rechazaron desde que salió a la venta por primera vez. La ínfima taquilla que ha recibido lo reitera por millonésima vez: cantante a tu micrófono

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Springsteen: Deliver Me From Nowhere
Jeremy Allen White, Jeremy Strong. Paul Walter Hauser, Odessa Young
Dirigida por Scott Cooper
Bluegrass Films/Gotham Group/2025

NOVIEMBRE, 2023. Hay que decirlo: hasta antes de los 80, Bruce Sprinsgteen era un músico adorado por la crítica pero desconocido para buena parte del mundo. Sin embargo, este cantante y compositor nacido en New Jersey lanza en 1984 su Born in the USA y, gracias a la incesante promoción en MTV, se convierte en un icono internacional gracias a hits como "Dancing in the Dark" y, por supuesto, "Born in the USA".

Poca gente sabía hasta entonces que Bruce Springsteen llevaba batallando desde 1973 y que era considerado el alumno más aventajado de Woody Guthrie; la leyenda asimismo lo perfilaba como un obrero que en algún momento de la historia tuvo un gigantesco golpe de suerte y se convirtió en rock star. La leyenda también nos indica que sus canciones, himnos de la clase obrera, resuenan y aturden a los poderosos dueños del dinero en Estados Unidos.

Cuatro décadas después de su fenomenal éxito, la verdad acerca de Bruce Springsteen es ya ampliamente conocida: su enorme éxito jamás se hubiera materializado sin el excepcional talento de los músicos que le acompañaron, entre ellos el guitarra Nils Lofgren, el tecladista Danny Federici, el batería Max Weinberg y el saxofonista Clarence Clemons, o que su "conciencia social" la adquirió Springsteen cuando Jon Landau, ex periodista de Rolling Stone, firmó como su mánager y lo obligó a devorar libros de autores progre, entre ellos John Steinbeck (Las Uvas de la Ira). Por cierto, este músico nunca perteneció a la clase obrera, fue más bien un muchacho clasemediero acostumbrado a meterse en problemas.

Y en este 2025 cuando ese rebelde de otrora, ése que decía denunciar al gran poder con sus canciones y regañó a Ronald Reagan cuándo éste ingenuamente calificó a su tema "Born in the USA" "un himno al patriotismo norteamericano", hoy se ha transformado en un manso corderito, despojado de toda testosterona que alguna vez tuvo y que en la última campaña presidencial suplicó, entre resbalón y resbalón, que votaran por Kamala Harris y, ya más recientemente, fue a lloriquear a Gran Bretaña porque los norteamericanos, que no tienen la misma sabiduría y buen tino de él, reeligieron a Donald Trump.

No cabe duda que Springsteen: Deliver Me From Nowhere, película semiautobiográfica de Bruce Springsteen, fue filmada con el convencimiento de que Kamala Harris ganaría la presidencia de Estados Unidos: sería la manera ideal de reivindicar a este músico que lleva casi dos décadas sin grabar un solo disco interesante. Y también se filmó con la idea de hacer ver al público que Bruce Springsteen, además de ser un "progre" comprometido con sus ideales, no es un infeliz avaricioso por andar cobrando 10 mil dólares por entrar a un concierto y al mismo tiempo declararse amigote de la clase obrera.

Quien piense que Springsteen: Deliver Me From Nowhere narra el ascenso de Bruce Springsteen y la E Street Band al estrellato se llevará un chasco, así que ya quedan advertidos los fans. Cierto, aparecen escenas de su infancia, de su obsesión por tocar la guitarra acústica. La caracterización de este músico recayó en Jeremy Allen White.

El joven Sprinsgteen, niño problema, se la pasó en líos con la justicia hasta que la revista Rolling Stone lo entrevista y conoce a Jon Landau (Jeremy Strong). La química entre ambos es instantánea: Landau le sugiere ser "algo más" que una estrella de rock. Landau también cuenta con los contactos idóneos en el mundo de la música, entre ellos el magnate discografico Al Teller (David Krumholt). Más tarde llegaría el Born to Run y la suerte del grupo cambia: comienzan a llegar los dólares y las giras pero también, aparte de su apodo de El Jefe (más que nada porque él era el quien pagaba en efectivo a los demás músicos) y por supuesto los excesos.

Pero el éxito no llenaba a Springsteen, quien recuerda el consejo de su mánager Landau "la música te llega al alma, pero mediante ella puedes lograr que el mensaje llegue a la mente". Ah, pero qué mánager tan macluhaniano.

Y es que verán, amigos lectores, el disco "propositivo" de Springsteen había sido desdeñado por Columbia Records, su disquera. Ellos querían hits, giras de conciertos, la adoración del público, además de estar siempre reacios a que el Jefe manejara letras políticas.

Finalmente llegan a una acuerdo: si el cantante coloca un hit en el Top Ten, recibirá luz verde para lanzar un álbum enteramente folk. Su siguiente disco, titulado The River tendrá un single llamado "Hungry Heart", tema totalmente comercial que alcanza el puesto cinco en las listas del Billboard. Y ahora sí, Springsteen entrega Nebraska, LP acústico casi en su totalidad. ¡Es el triunfo de la creatividad sobre los intereses corporativos!

Increíblemente, ese es el momento cumbre de Deliver Me From Nowhere: Nebraska, cierto, deleitó a los críticos e incluso algunos de sus videos fueron transmitidos por MTV. Pero también fue un fracaso comercial, lo que dio la razón a los ejecutivos de Columbia: el éxito comercial de Bob Dylan fue una excepción, no la regla. Muchos fans, esperanzados en escuchar cosas como "Thunder Road", "Rosalita" "Badlands" o "Born to Run", quedaron defraudados e incluso hubo quienes fueron a las tiendas de discos y exigieron la devolución de su dinero. Era comprensible: las canciones del Nebraska son aburridas y tediosas, la portada es borrosa y en blanco y negro.

Las bajas ventas de Nebraska fueron tan devastadoras que Springsteen empleó en su siguiente álbum la fórmula comercial de siempre, aunque con una variante: lo mismo combinó temas hipercomerciales como "Dancing in the Dark", "Cover Me", joyas como "Glory Days" o "I'm on Fire" y, claro "Born in the USA", la canción más politizada de todo el disco. El Jefe se mantendría relativamente apolítico en sus discos los siguientes años hasta que publicó The Ghost of Tom Joad en 1997; fue la segunda parte del Nebraska y, por supuesto, también representó un fracaso comercial.

Predeciblemente, Springsteen: Deliver Me From Nowhere no narra nada de esto, y el hecho que la historia se enfoque en Nebraska parece ser el mensaje central de la película inspirada en un libro escrito por Warren Zanes: a) no juzgues el poderoso mensaje de una obra simplemente porque no logra altas ventas b) el artista no debe condicionar sus ideas basado en que su trabajo tendrá éxito comercial y c) al final tu mensaje será reivindicado, solo es cuestión de esperar a que caigan los poderosos hombres del dinero que, obsesionados por el lucro, juzgan todo éxito o fracaso por el dinero que recaude una obra artística.

Así es, amigos lectores, aunque Nebraska apareció hace 43 años, el mensaje de esta película es claro. Nebraska fue el primer disco woke de la historia, lanzado por un músico ligamayorista.

Desafortunadamente para el músico y los productores, Springsteen: Deliver Me From Nowhere ha recibido el mismo tratamiento de Nebraska y The Ghost of Tom Joad. A pocos fans interesan esos álbumes, y si algo no te gusta difícilmente lo vas a comprar.

La propuesta central de esta película está totalmente errada: los fans de los filmes biográficos quieren ver recreados en pantalla el ascenso y la caída cuanto éstos se dan, pero también anhelan ver los momentos de gloria, y el álbum Nebraska definitivamente no fue uno de ellos.

La óptica de Springsteen: Deliver Me From Nowhere es tan torpe como si en la reciente película de Bohemian Rhapsody, el momento cumbre se hubiera enfocado no en la grabación de A Night at the Opera o el concierto de Live Aid sino en la elaboración del Flash Gordon (1980), uno de sus discos menos vendidos. Los fans prefieren mil veces (como se llama una de sus canciones) los días de gloria del cantante y no un disco que les interesó poco o nada.

El segundo punto es que, recordando lo del go woke go broke, la industria del entretenimiento no es un foro político, es un negocio y como tal, quien impone las reglas es el consumidor, es el que convierte en éxito comercial un producto o lo hunde en la ignominia. Es ingenuo suponer que un producto originalmente rechazado por los fans (y ésta es la palabra clave) será luego "revalorizado" por los seguidores del cantante. Esa labor corresponderá a las futuras generaciones pero el rango de "revalorizaciones" suele ser mínimo. Un disco podrá volverse de "culto" pero jamás hará que se recupere la inversión inicial. Definitivamente este tipo de apuestas, que van contra las leyes de oferta y demanda, no valen la pena.

La trama de Springsteen: Deliver Me Friom Nowhere es aburrida y en ocasiones parece dirigirse sin brújula; la obsesión del músico con grabar Nebraska no es convincente, el suponer como motivo suficiente que la reelección de Ronald Reagan llevaría al país a otras crisis como la del 29 --algo que nunca sucedió, por cierto-- no basta para solidarizarnos con la rabia de Springsteen: eso déjenselo a los críticos que juzgan a Bruce Springsteen por sus letras, no por su estilo musical.

Mejor desempolve usted el Born in the USA o bien asómese al Born to Run: ambos son unos discazos. pero no desperdicie su tiempo ni su dinero en esta película, que no es precisamente una basura, pero tampoco es algo memorable.

 

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