Otros textos de
Internacional
El
catastrófico fracaso de las 'ciudades santuario'... pero
la culpa es de Trump
Las pesadillas de San Francisco
¿Será Javier Milei el próximo presidente
argentino?
La asombrosa estupidez de Joe Biden: ¡busca
reelegirse!
Otra
masacre en Estados Unidos, otro victimario que pasa a ser la víctima
Nayib
Bukele está haciendo su trabajo, por eso la izquierda lo aborrece
Archivo
|
INTERNACIONAL
El
fenómeno de la "inmigración estúpida", la plaga actual
de Estados Unidos
No se trata de la
gente que llega de otros países sino aquellos que huyen de las ciudades arruinadas por los demócratas y siguen votando por ellos
en su nuevo sitio de residencia, fenómeno que ya afectó a Denver, a Las Vegas y aun
a Texas. ¿Por qué se está
dando esta rara mezcla de estulticia y masoquismo?
Versión impresión
OCTUBRE, 2023. Pocos habitantes
lo perciben hasta que llega el momento de las elecciones: los
candidatos que eran postulados como "causa perdida" súbitamente
comienzan a ganar votos e incluso llegan a ganar puestos que ni
ellos mismos esperaban conquistar. Su desempeño es pésimo pero en la
siguiente elección su partido político vuelve a ganar, con igual o
mayor margen que antes. ¿Qué demonios está ocurriendo, acaso los
votantes están sufriendo súbitos arrebatos de masoquismo?
Lo curioso es que muchas de esas victorias van en detrimento de
candidatos y personalidades conocidas a nivel local y que han
favorecido a candidatos considerados absolutas nulidades. Como
ejemplo están las elecciones a gobernador realizadas en Arizona en
el 2020 en las cuales la candidata republicana Kari Lake perdió a
manos de la demócrata Katie Hobbs. Lake es una periodista televisiva ampliamente
conocida en Arizona mientras que su contrincante era una funcionaria
que antes de su nominación nadie había escuchado hablar pese a que
haber sido funcionaria de gobierno.
Después de una acalorada apelación, la Corte de Arizona dio el
triunfo a Hobbs, quien ganó por un puñado de votos llegados de quién
sabe dónde. Pero lo curioso del asunto es que en la elección
anterior, los demócratas habían perdido por casi siete puntos. De
nuevo, ¿qué demonios había ocurrido?
ESCUCHE
AQUI
NUESTROS PODCASTS FASENLINEA
El fenómeno se repitió en Nevada,
hasta hace poco enclave republicano, en especial Las Vegas, que en
la reciente elección perdieron la alcaldía a manos demócratas, o en
Louisiana, donde el demócrata John Bel Edwards ganó la elección pese
a que la prensa ya lo daba por derrotado y Nueva Orleans, por años
una ciudad que era pieza segura para los republicanos, fue
conquistada por La Toya Cantrell, originaria de Los Ángeles,
California.
El primer caso, para emplear términos médicos, ocurrió en Colorado,
estado que los republicanos habían retenido por décadas, pero a
mediados de la década pasada los demócratas conquistaron no solo la
gubernatura sino varios enclaves importantes, entre ellos Denver
(hasta entonces los demócratas solo ganaban Boulder, un pequeño
centro vacacional de invierno). Desde entonces, Colorado ha visto
decaer su calidad de vida al punto que se considera que Denver
amenaza con caer en la misma espiral que Los Ángeles o San
Francisco).
Bienvenidos al fenómeno que comienza ya a ser conocido como el de la
"inmigración estúpida". Y no hablamos de la inmigración procedente
de otros países, aunque buena parte de ésta también carga con la
misma incongruencia. Se trata de esas corrientes migratorias dentro
de los Estados Unidos que huyen de ciudades o estados arruinados por
las políticas demócratas, que llegan a asentarse en estados
republicanos y a la hora de votar lo siguen haciendo por los demócratas.
"Se trata de un cáncer que se está expandiendo por todo Estados
Unidos", refiere el analista Michael Knowles, "se trata
esencialmente de personas de clase media y alta que huyen de la
ruina y la violencia en sus sitios de residencia y lo hacen sobre
todo a estados o ciudades republicanas. Ése no es el problema sino
que por lo visto sus convicciones políticas siguen siendo las mismas
y continúan dando su voto a los demócratas en sus nuevos sitios de
residencia pese a que las políticas de los demócratas son las que
los orillaron a huir de sus lugares de origen".
Ello da como consecuencia, agrega Knowles, "que los demócratas
reciban espaldarazos formidables en sitios donde ya nadie votaba por
ellos y comiencen a pugnar e implantar políticas que ellos llaman
'de justicia social' que resultan en altos índices de delincuencia,
mayores impuestos e inseguridad. Tristemente, los inmigrantes que al
votar causaron esos repuntes vuelven a emigrar a otro lugar y votan
de nuevo por los demócratas".
Para Ben Shapiro, otro vloguero que ha estudiado el fenómeno de la
"inmigración estúpida", se trata de una una mezcla de
ignorancia, desorientación e ingenuidad entre millones de
norteamericanos. "No olvidemos que los liberales han manipulado por
décadas los medios de comunicación, el cine, los periódicos y la
opinión pública y esto ha tenido su efecto, sobre todo el falso
concepto de que los demócratas son socialmente más sensibles que los
republicanos. Muchos demócratas con los que he hablado me dicen que
'me fui a vivir a un estado republicano por sus mejores condiciones
económicas pero es necesario que los demócratas hagan un contrapeso'
y no son capaces de ver la contradicción aunque la tengan frente a
ellos."
Shapiro emigró con todo su equipo de producción de California a
Tennessee. "Yo voté por los republicanos allá y lo hago aquí,
provengo de un estado demócrata y vine aquí en señal de protesta. Al
huir de sus ciudades, estos inmigrantes también protestan en cierta
forma, pero sus protestas equivalen a manifestarse contra la
contaminación ambiental encendiendo fogatas", señala Shapiro.
Sin embargo, Tennessee también está siendo víctima de la
"inmigración estúpida": dado que cientos de nuevos residentes
procedentes de Nueva York, Nueva Jersey e Illinois han llegado a
Tennessee el último decenio están votando en masa por los demócratas
lo que los llevó a ganar Memphis, ciudad que ha adoptado cosas como
el apoyo a Black Lives Matter y los concejales demócratas están
pugnando por el aumento de 15 dólares por hora a los mínimos y
políticas "suaves" contra los delincuentes pertenecientes las
minorías raciales, políticas que ya arruinaron a ciudades como San
Francisco y Oakland".
La Florida se salvó de milagro ¿se repetirá el milagro?
Uno de los estados favoritos de quienes huyen de las devastadoras políticas demócratas es la Florida. Durante
mucho tiempo los
neoyorquinos de clase media y alta solían vacaciones en ese estado el verano y
la temporada de frío. De hecho muchos tenían departamentos compartidos en el llamado
Estado Soleado. Sin embargo, desde que el nefasto Bill diBlasio
llegó a la alcaldía de Nueva York, la oleada ya no llega con fines de turistear
sino para convertirse en habitantes permanentes.
Durante el último decenio y según estadísticas del Departamento
del Censo de la Florida, el número de neoyorquinos que han llegado
al estado es de 24 mil personas, y se espera que para el 2026 l
cifra se acerque a los 30 mil en caso que la Gran manzana insista en
sus políticas ruinosas. El gobernador Ron di Santis ha
manifestado en varias ocasiones que esos emigrantes "son bienvenidos"
y cómo no si la mayoría de ellos tienen capacitación profesional,
poseen poder adquisitivo y traen importantes inversiones al
Estado. El problema, y que DiSantis se esmera en esquivar --si bien
su retórica contra los inmigrantes llegado de otros países es
más que contundente-- es que más de la mitad de esos recién
llegados procedentes de Nueva York y California siguen votando por
los demócratas.
Por ejemplo, se sabe que entre los nuevos inmigrantes comenzó la
presión para que los planteles escolares comenzaran a eñsenar
doctrina LGBT a menores de edad "porque eso mismo se está enseñando
en California y Nueva York". Asimismo la página National Review
publicó un artículo donde da cuenta que el último decenio, los
maestros y catedráticos progres procedentes de esas latitudes han
inundado los campus de la Florida y fueron quienes más alboroto
hicieron para que Disney se enfrentara al gobernador Di Santis luego
de la mal llamada ley "Don't Say Gay".
El gobernador De Santis prohibió que se enseñara esa basura a menores
de 17 años y los habitantes locales, incluso algunos políticos
demócratas, apoyaron la medida. los únicos que protestaron,
naturalmente, fueron los "inmigrantes estúpidos" y clamaron
contra la "represión" de leyes que ya existían antes que ellos
llegaran y nadie las había denunciado como "homofóbicas".
En la última elección para gobernador, De Santis derrotó al ex
alcalde de la capital Tallahassee Andrew Gillum, seguidor de Obama, simpatizante de
Black
Lives Matter y la llamada Teoría Crítica de la Raza, otra basura
doctrinaria que afortunadamente va de salida tras saberse los escándalos de corrupción y
despilfarro de su líder. Muchos
votantes recién llegados votaron por Gillum solo por ser demócrata pero no
les bastó para revertir el resultado. (El golpe propinado a los
demócratas fue tan letal que De Santis volvió a derrotarlos en el
2020 pese a haber puesto como candidato a Charlie Crist, quien había
ya había gobernado la Florida como republicano).
El ex candidato demócrata Gillum, se supo luego, era una fichita. Se
requiere de poco análisis para concluir que, de haber ganado la gubernatura, la Florida se encontraría hoy en un punto muy
diferente.
Pero ello no indica que el peligro
para la Florida haya pasado. "La inmigración del norte se agudiza
conforme allá empeora la situación. Ya se está viendo que muchos
recién llegados se quejan de que las costumbres son más
conservadores y hasta de que no pueden dar una caminata por temor a
toparse con un cocodrilo a mitad de la calle. Ese es un factor,
aparte de su natural repudio por todo lo que huela a republicano.
que los lleva a votar por los demócratas. Dicen 'ellos saben de mis
inquietudes y me ayudarán a que Florida se parezca más al sitio de
donde vengo'; culpan más a la mala suerte, al "racismo sistemático"
y al capitalismo del desastre en que se encuentran las ciudades de
donde vienen", señaló el analista Knowles.
¿Qué hacer, entonces? La inmigración interna no puede ser prohibida
ni restringida en su territorio pero sí puede haber maneras de evitar que los
"inmigrantes estúpidos" hagan de las suyas en los lugares donde se
asientan. En primer lugar, el estado de Wyoming, también víctima reciente
de esos nuevos habitantes procedentes de California,
principalmente, no puedan participar en las elecciones locales en
los dos años inmediatos a su llegada. "Solo podrían hacerlo en
elecciones federales, pero en las elecciones locales y municipales
podrán hacerlo transcurridos dos años, tiempo suficiente para que
se empapen de la realidad local, y ya sean contribuyentes
registrados en
su ciudad", señala Knowles. "No es la solución ideal pero por lo
menos atenuaría el daño que está el votar por políticas que
contaminan a los estados que están haciendo las cosas bien".
(En México aplica esta modalidad: solo se puede votar por el
gobernador y los candidatos del estado y el distrito donde fue
expedida la credencial del INE. En cambio, en el país norteño muchos
estados únicamente requieren que el votante presente una
identificación o un comprobante de domicilio; en algunos
estados, como Pennsylvania, basta con presentarse a los sitios de
votación y recibir la papeleta)
Y por supuesto, agrega Knowles, "es indispensable que la
ciudadanía se informe, que se quite las telarañas políticas de los ojos y
que vote más por la realidad que por las percepciones.
De no hacer nada al respecto Texas, la Florida y otros
valladares republicanos terminarán como California, Illinois o Nueva York. Y eso, no exagero al
decirlo, será el principio del fin
de los Estados Unidos".
Acotación final: el texto en la
imagen dice "No puedes arreglar la estupidez pero sí puedes echarla
mediante los votos". Eso mismo están haciendo los "inmigrantes
estúpidos", solo que contra la inteligencia
Textos relacionados
¿Desea opinar sobre este texto?
fasenlinea@yahoo.com
oscar_maderecho@gmail.com
0
opiniones |