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Los dos Escapes
de John Carpenter
Ahora que ya se baraja
la posibilidad de filmar una nueva versión, asomémonos a Snake
Plimsken, el protagonista de dos escapes, uno en Nueva York y otro en
Los Ángeles, y veremos porqué superar a los originales será
prácticamente imposible. Por mientras disfrute este par de DVDs
1997 Escape From New York
Kurt Russell, Lee Van Clyef, Donald Pleasance, Isaac Hayes
Dirigida por John Carpenter
Metro Goldwyn Mayer/1980
Escape From LA
Kurt Rusell, Steve Buscemi, Cliff Robertson,
Dirigida por John Carpenter
MGM/1997
MAYO, 2013. Snake Plimsken fue uno de los últimos héroes creados ex profeso para el cine. Un héroe un tanto peculiar, por cierto, al que le gusta encender cerillos con sus botas y fumar en lugares prohibidos. Con todo, Snake Plimsken es un personaje genial que en dos ocasiones logra burlar al gobierno norteamericano o al menos exhibe su petulancia. Es, además, un personaje que germinó cuando aún no escuchábamos el terminajo aquél de políticamente correcto: Snake es, aparte de lo anterior, misógino, pendenciero pero siempre inteligente y capaz de sobrevivir a los retos más formidables. Podríamos llamarle el James Bond del Lado Oscuro.
La idea de crear a Snake surgió una tarde a fines de los setenta cuando Kurt Russell y John Carpenter discutían, entre el olor a barbecue, el convencionalismo de héroes como Supermán o Luke Skywalker, por entoncs en lo alto de su popularidad. Entonces decidieron dar vida a Snake
Plimsken, un forajido muy bien conectado con el hampa pero que cae en prisión tras asaltar un banco no sin antes perder un ojo antes que lo atraparan. Un pirata Morgan del siglo XX, pero también alguien que busca regenerarse sin por ello dejar de hacerlo a su muy particular antojo.
La primera cinta tiene como escenario un Manhattan futurista... bueno, para la época. Es 1997 y Estados Unidos vive dentro de un estado fascista y lo que antes era la Gran Manzana se ha convertido en una gigantesca penitenciaria federal. El Estado ya no puede costear el mantenimiento de tanto criminal y por ello los ha arrojado ahí para que ellos mismos impongan sus
leyes. Unos terroristas radicales logran secuestrar el avión presidencial y se dirigen hacia Manhattan con el fin de estrellar ahí el avión con el mandatario a bordo (esto motivó, por cierto, que la cinta estuviera fuera de circulación tras los atentados del 2001. El mismo director Carpenter le entró a la controversia al decir que cuando filmaban la cinta, se pensó que la nave golpeara a las Torres Gemelas, pero terminó haciéndolo contra un edificio no especificado).
La misión forzada de Plissken si desea obtener su libertad es rescatar vivo al presidente, quien fue secuestrado por The Duke (el extrañado Isaac Hayes), pero cuenta con 48 horas para hacerlo, de lo contrario el veneno que le fue inyectado surtirá efecto y lo matará,
La película tuvo éxito por lo que los fans pedían una segunda parte. Carpenter resistió la tentación hasta que 1996 llegó en la vida real y trasladó la historia a Los Ángeles, en el 2013, ciudad que también fuie convertida en prisión cuando se separó del territorio debido a un terremoto (y sigue temblando). En esta ocasión Plissken deberá rescatar a la hija del presidente (Cliff Robertson, el Tío Ben en
El Hombre Araña), y quien, inspirada en Patty Hearst, se hizo novia de su captor Cuervo Jones (Georges Corraface) un tipo con apariencia de Che Guevara. Esta segunda parte es menos sórdida, e incluye algunos episodios de humor como cuamdo Plissken mata a cuatro forajidos tras lanzar un bote al aire.
Carpenter --más conocido por su dirección en las cintas de Halloween-- ya no regresó al cine de aventuras, lo mismo que Russell, un actor un tanto menospreciado por Hollywood, esposo de Goldie Hawn y padrastro de Kate Hudson, inmortalizada como Penny Lane en
Almost Famous.
Son dos películas recomendables para una tardecita el fin de semana y comprobará que antes del teniente McLane hubo otro héroe sarcástico y socarrón: el inigualable Snake
Plimsken.

Yo soy Sean
Penn... ¡y exijo mi Óscar...!
I am Sam
Sean Penn, Dakota Fanning, Michelle Pfeiffer
Dirigida por Jessie Nelson
New Line/2002
MAYO, 2013. El coqueteo descarado es molesto cuando hablamos de Hollywood. Desde que los personajes con alguna incapacidad física empezaron a ganar Óscares, la pantalla se inundó súbitamente de esas caracterizaciones; así, nos saturamos de protagonistas que solo podían mover un pie (Daniel Day Lewis) padecían sida en etapa terminal (Tom Hanks) eran bipolares (Anthony Hopkins) o eran ciegos pero no dejados (Al Pacino). Todos ellos ganaron un oscarín o al menos fueron nominados, lo cual convirtió el asunto en anzuelo irresistible, el modo más rápido de llegar a estas preseas.
Y si a ello agregamos que ha habido actores que se sienten "relegados" por Hollywood, se hace inevitable la mención aquí de Sean Penn. En varias entrevistas el corajudo actor echó pestes a la Academia y se congratulaba de que no lo hubieran invitado a la ceremonia. Hubo otros que también le coquetearon a la estatuilla, básicamente Jim Carrey y Brad Pitt, pero a Penn, quien inició su carrera allá por 1982 con un personaje inmortal llamado Jeff Spiccoli, la llegada a los 40 años sin una nominación era tan ilógica como un hamburguesero que no sabe cómo cortar la cebolla. ¿Qué hacer, entonces? Bueno, la respuesta la tuvimos con I am Sam.
Lo que aquí recibimos fue una película convencional saturada con los clichés del género. El Hollywood liberal, al cual pertenece Penn, se burla y llama
tearjerkers a los melodramones que buscan sacarle lágrima y moco a los espectadores pero califica de "grandes producciones" a cintas como ésta que buscan el mismo propósito. Cuando uno ve a Sam se le estruja el corazón del mismo modo cuando intuimos el final de la mamá de Bambi.
Mencionábamos al principio el descarado coqueteo, y a éste habría que añadirle versiones de canciones de los Beatles para que los
babyboomers que fueran al cine con sus hijos y nietos no se dieran cuenta que los estaban timando con un guión bastante manido. Así, Sam, un hombre que nació con un bajo
coeficiente intelectual pero que al igual que Forrest Gump, "sabe lo que es el amor", va a mencionar en toda oportunidad la letra del cuarteto ya sea para defenderse frente a los tribunales que quieren quitarle a su hija, con su abogada defensora (Pfeiffer), quien al caos de su vida personal logrará identificarse con su cliente. "Déjalo ser", "habrá una respuesta", "el largo y sinuoso camino"... Sam-Penn no deja beatle sin cabeza.
Y es que, verán ustedes amigos lectores, la madre de la niña (Dakota Fanning), deja a Sam con todo y bebé apenas sale de la sala de maternidad. Es así como nuestro protagonista deberá ingeniárselas para cambiarle pañales, darle biberón y llevarla a la escuela. La niña, sin embargo, nace con una inteligencia excepcional e igualmente luchará contra las intenciones del Estado, que es llevarla con otra familia dado que Sam se encuentra mentalmente incapacitado para criarla.
Previsiblemente, a los señores de la Academia también les salió el moco llorón y nominaron a Penn para mejor actor aunque, para su coraje, no se llevó la estatuilla. De cualquier modo años después Penn lograría su propósito al ganar la nominación al encarnar a Harvey Milk, un abogado gay de San Francisco.
I Am Sam ha sido indudablemente sobreestimada, y si hay algo que rescatar es la actuación de Fanning, de la que desafortunadamente hemos escuchado poco. Es, en suma, un DVD que no le debe nada a otras cintas para chillar a moco tendido.
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