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INTERNACIONAL

Tulsi Gabbard: la ley del karma sigue a su favor

Cuando Kamala Harris fue designada vicepresidente. la carrera política de esta veterana de guerra parecía liquidada. Pero ahora marchan a favor de esta bella samoense al punto que ocupa un puesto estratégico en el gabinete de Donald Trump. ¿Se encamina Tulsi Gabbard a convertirse en la primera mujer presidente de Estados Unidos, alguien que realmente merezca ese puesto? Mientras llega ese momento, parece traer el karma de su lado

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MAYO, 2025. La derrota más dura de Kamala Harris no se dio el pasado noviembre sino cuatro años antes durante el debate entre precandidatos del Partido Demócrata a la presidencia. Fue esa noche cuando una representante del estado de Hawaii le propinó una paliza a Harris, exhibiéndola como una hipócrita por despenalizar el uso recreativo de la mariguana cuando al ser procuradora en California "realizó arrestos masivos contra pequeños infractores..."

La acusación fue contundente que dejó a Kamala balbuceando y respondiendo con evasivas. Fue un golpe tal que a los pocos días la mujer abandonó la carrera hacia la presidencia, humillación doble al no poder conseguir un solo delegado y en el sótano de preferencias, apenas abajo del ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg.

"Mi acusación nunca tuvo motivos personales, pero (Kamala) se negó a saludarme al concluir el debate. Yo no me metí en su vida privada, simplemente exhibí su incongruencia, de eso se tratan los debates, pero ella lo tomó como una imperdonable afrenta", dijo días después la representante, de nombre Tulsi Gabbard, en una entrevista con Tucker Carlson, quien entonces trabajaba en la cadena Fox.

Gabbard, una atractiva morena nacida en Samoa occidental en 1981, reconoció en otra entrevista con Carlson que, el enterarse que Harris había sido escogida por Biden como compañera de fórmula para la vicepresidencia, "al principio lo tomé como un chiste... después de todo Kamala había tachado a Biden de 'racista' en ese mismo debate. En ese momento me convencí que los demócratas odian la verdad y mienten sin ruborizarse. Y si así se mienten entre ellos ¿qué puede esperar el pueblo norteamericano?

A instancias de Carlson, a Gabbard le fue ofrecido un segmento como líder de opinión, y su imagen se fue haciendo más conocida entre las élites conservadoras antes que la veían con recelo y suspicacia: ¿no había sido la misma chica que expresó su apoyo a Bernie Sanders en el 2016 y dijo estar a favor del aborto?

Pero, por otro lado, su discurso sedujo a ese sector de votantes moderados dentro del Partido Republicano, gente que nunca tuvo inconveniente alguno en tomarse algunas cervezas con los demócratas igualmente moderados, gente que también admira el trabajo de músicos, atletas, guionistas y directores de cine por su talento y no porque sean simpatizantes del partido del burro.

Cuando ese sector moderado se esfumó dentro del lado demócrata y las celebridades comenzaron a hablar abiertamente de política --defendiendo, claro está, las posturas demócratas-- los líderes de ese partido dejaron un hueco entre los electores moderados de ambos partidos. La aparición en escena de Tulsi Gabbard llenó inesperadamente ese hueco. Hasta hoy, a casi seis meses de la reelección de Donald Trump, se están viendo las consecuencias de ese error de cálculo, caso infantil, cometido por los demócratas. (Carlson salió de Fox y Gabbard perdió ahí su foro, pero sigue participando en el canal del conductor, ahora en YouTube).

Hubo otro elemento que pesó entre los moderados: la mujer perteneció al ejército y participó en operaciones en Afganistán en donde puso en peligro su vida. "Tulsi es un ejemplo de los demócratas que había antes, gente con sensibilidad social pero al mismo tiempo defensora del mercado, personas valientes que cumplieron su deber con las fuerzas armadas y que defendieron a Estados Unidos, personas carismáticas que no odiaban sino que promovían el espíritu de este país", manifestó un simpatizante demócrata que ha votado las dos veces por Donald Trump. "Los dirigentes del partido son los que se han radicalizado, nuestra postura no ha cambiado. En este momento John F. Kennedy tendría más coincidencias con los republicanos que con los demócratas".

Gabbard también ha confesado en su Canal de YouTube que "muchos compañeros, familiares y amigos demócratas dejaron de dirigirme la palabra cuando aparecí en la cadena Fox y me recriminaban '¿cómo pudiste aceptar una invitación de esa gente? ¡ellos son nuestros enemigos!'" cuando hasta donde yo sé, un diferendo político no tiene porqué condicionar una amistad. Yo era la traicionera cuando quienes nos ha traicionado es la dirigencia demócrata".

Eso fue hace algunos años. En este momento el karma sigue jugando a favor de la bella hawaiiana: Kamala Harris está liquidada políticamente tras su catastrófica derrota presidencial (aunque no se duda que pronto reaparecerá en escena, quizá como candidata a gobernadora de California... pobre estado) y a Tulsi Gabbard le fue encomendado el Departamento Nacional de Inteligencia (DNI), uno de los puestos más importantes del gabinete. La designación calló la boca a la izquierda que no se sabe otra más que denunciar la "misoginia" y el "racismo" del presidente. Por primera vez esa dependencia queda a cargo de una mujer, perteneciente a una minoría racial, además.

Gabbard reveló cómo Trump había buscado entrevistarse con ella cuando dejó de ser representante pero había rechazado todo acercamiento, temerosa de la reacción de sus amigos. "Finalmente acepté la invitación y me dije 'los amigos de verdad permanecerán a mi lado y respetarán mi decisión". Para su sorpresa, esta vez las "amistades" que cortaron toda relación ella fueron menos de las que ella esperaba.

El primer encuentro con Trump se dio al poco tiermpo que Gabbard presentó su renuncia al Partido Demócrata y fue sumamente cordial. "Por cuestiones de ética no puedo discutir en público nuestra charla pero él fue muy amable, muy distinto a ese monstruo que los demócratas han querido hacer de él", refirió Gabbard en una entrevista. Meses después Trump la invitó a ser asesora del debate presidencial que tuvo con Harris como oradora a uno de sus discursos y posteriormente la invitó a ser oradora en un mitin proselitista donde la recibieron con ovaciones, aplausos y felicitaciones, un tremendo contraste con el debate demócrata donde le tundió con todo a Kamala Harris, "aquel era un ambiente sombrío, donde cualquier opinión podría ser malinterpretada. Ese ya no era el Partido Demócrata con el cual yo crecí".

A los pocos días del triunfo electoral de Trump, Gabbard recibió un mensaje donde la solicitaban entregar su papelería, documentos y estudios al Comité de Campaña del copetudo millonario. Al poco tiempo le fue ofrecida la Dirección de Seguridad Nacional. Una de las primeras acciones ha sido declasificar la información en torno al asesinato de John F. Kennedy. Otro objetivo es desmantelar las organizaciones radicales y cortarles su financiamiento. "Todos tenemos derecho en este país a pensar diferente, a no estar de acuerdo, asimismo nadie tiene derecho a agredirte y a faltarte el respeto si tus ideas son diferentes, y mucho menos con medios violentos", dijo Gabbard en otra entrevista. "El terrorismo no tiene cabida en la vida de los norteamericanos y se castigará a quien acuda a él para imponer una ideología ajena a nuestra historia". (La página antiTrump Daily Beast denunció que Gabbard recibió la encomienda presidencial de "investigar y sacar desde la raíz" todo financiamiento a la ideología woke tanto interno como externo". Sin embargo, eso suena más a elogio, el haberle encargado semejante reto, prueba de la confianza presidencial en la capacidad de la guapa ex legisladora hawaiiana.

Gabbard sabe perfectamente que los enemigos dentro de Estados Unidos son tan peligrosos y letales como los que actuán desde el exterior, en especial los del llamado Deep State, con intereses totalmente ajenos a las aspiraciones del pueblo norteamericano y que tiene infiltrados tanto a los partidos republicano como al demócrata. También están los RINOS, esos republicanos antiTrump que harán lo imposible por descarrillar al actual gobierno.

Tulsi Gabbard le ganó la partida a Kamala Harris y, más aún, hay quienes comienzan a barajarla como contendiente para las elecciones del 2028. Sería un ideal para la historia de Estados Unidos: la primera mujer presidente, que estuvo en el ejército, con carisma, sagacidad y perteneciente a una minoría racial.

"No pienso en ello", respondió Gabbard en una entrevista reciente. "Este gobierno va en su primer tramo y en este tiempo pueden pasar muchas cosas. Sería un honor, por supuesto. Pero en este momento mis objetivos y metas son otros".

No sería la primera vez que un simpatizante demócrata se cambia de partido y escala puestos aun mayores. Tenemos el caso de Ronald Reagan, quien fue furibundo demócrata en su juventud. Y, por supuesto, la exótica belleza física de Tulsi Gabbard --su mechón blanco que sobresale en su cabello café oscuro la da un plus de sensualidad a su imagen-- aportaría un nuevo look a la Casa Blanca: sería la presidente más atractiva en la historia del país... situación que Kamala Harris nunca podría presumir de haber ganado el pasado noviembre.

 

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