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NACIONAL

Si ya
sabían cómo era... ¿pa' que lo hicieron presidente?
Conforme se acerca
el fin de su sexenio es de esperarse que López se radicalice y culpe
a sus enemigos políticos de sus propias pifias. Las posibilidad de
que Morena repita en la presidencia el 2024 es enorme, por lo que
urge que más y más mexicanos abran los ojos ante este partido, que
no se dude, tratará de hacer lo mismo que Podemos en España, esto
es, mas divisionismo y arraigamiento de las ruinosas políticas
socialistas
Versión impresión
MAYO, 2023. Es un hecho: aunque poseemos
raciocinio, los seres humanos cometemos errores tremendos que en
retrospectiva parecen aberrantes, carentes de toda lógica, más aun
cuando esos errores los cometemos pese a que de antemano conocíamos
con los antecedentes que ya advertían las consecuencias por tomar
una mala decisión.
Lo anterior viene a cuento por una reciente plática que tuve con un
amigo, más bien distante, al que llamaré Carlos. Durante una plática
que tuve con él y en la que nos acompañó su esposa Luz Elena donde
amenizaron varias tazas de café y el infaltable pay, Carlos me
comenzó a estar" profundamente arrepentido" de haber votado por
López Obrador en las elecciones presidenciales del 2018 (Luz Elena
admitió que ella sufragó por Meade, "y cuando Carlos se enteró poco
faltó para que dejara de hablarme", dice con una sonrisa que mal
esconde un telodije).
"La verdad me cuesta trabajo reconocer qué diablos estaba pensando
cuando crucé la boleta a favor de Morena", recordó Carlos. "Quizá
estaba fúrico por las tonterías que escuchaba por parte de Meade y
de un candidato debilucho como Ricardo Anaya. En cambio veía a López
Obrador como un candidato sólido, el que sí nos iba a sacar del
atolladero..."
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"¿Pero no te parecían tonterías lo que decía López Obrador"?, le
pregunto.
"En ningún momento. Hoy me doy cuenta que en la prensa, en las
editoriales, no veías una sola crítica hacia su persona, lo
retrataban como un personaje perfecto, aun en Televisa y Azteca. 'Si
no lo critican es que está haciendo las cosas bien', pensé. Me
arrepiento hoy de haber hecho caso a esos medios que todavía hoy
siguen escupiendo basura y distorsionan la realidad".
"Hay otra posibilidad por la que mucha gente votó por ese señor",
interviene Luz Elena. "El PAN con Calderón nos decepcionó, entonces
hay que darle la confianza a Peña Nieto pero éste también nos
decepciona ¿entonces? Ah, pues hay que darle oportunidad a López
Obrador". Carlos asiente al comentario y agrega: "Creo que hay otra
razón: Morena no era un partido convencional, a diferencia de los
otros partidos de los que ya conocíamos sus corruptelas, pero luego
me entero con sorpresa, que la mayoría de los partidos en esa
coalición eran partidos chupasangre, como el Verde Ecologista... eso
no lo sabía cuando voté por López Obrador".
La desorientación política que padece el pueblo mexicano fue un
factor clave en que López Obrador llegara a la Presidencia. El
fenómeno no era nuevo, por supuesto: En las elecciones de 1988
millones de personas votaron por Cuauhtémoc Cárdenas, quien también
lideraba una coalición de varios partidos morralla. ¿Cuántos de esos
votantes estaban al tanto de que Cárdenas representaba lo peor del
priísmo, de políticos nefastos como los ex presidentes Echeverría y
López Portillo? (Así es: muchos intelectuales que apoyaron al hijo
del Tata y al mismo tiempo condenaban los hechos de Tlatelolco lo
hicieron a favor de la misma corriente política que había engendrado
al echeverrismo).
Me alegró que Carlos finalmente haya visto la luz aunque todavía
existan millones de mexicanos que votaron por el señor y aún no lo
han hecho. Independientemente que hubo votantes que lo hicieron por
Morena como genuina convicción --situación que, dentro de una
democracia, es totalmente respetable-- desde principios de este
siglo ya había señales claras del espíritu totalitario de López
Obrador. Desde el 2006 donde el hoy mandatario se negó a acatar el
resultado electoral, el ensayista Enrique Krauze advirtió, tras
llamar "mesías tropical" a López Obrador --mote que, por cierto,
causó al tabasqueño un profundo enojo y rencor hacia Krauze-- que
López Obrador "no cumple el perfil de un político democrático que se
somete a la voluntad popular expresada en las urnas aun si le es
contraria" y advirtió de "todo aquellos que están obsesionados con
llegar al poder".
Con respecto a mi amigo Carlos y ante esos antecedentes, creo que no
se vale decirse engañado a esta alturas, o decir que "por güey"
votaron por el pejesidente, como dijo el periodista Ricardo Rocha.
Las señales eran clarísimas; si algo hay que reconocerle a López
Obrador es que nunca escondió sus barajas antidemocráticas, antes
bien hizo abierto alarde de ellas.
En Tabasco López ordenó la toma de los pozos petroleros, un acto
totalmente anticonstitucional que sin embargo le fue aplaudido por
Rocha. Lo mismo sucede con el payaso Brozo, hoy archienemigo del
tabajqueño, quien festejó el bloqueo de Reforma en el 2006,
consecuencia del coraje lopezobradorista ante el "espurio" Calderón.
"Esos comerciantes quejosos podrán recuperarse inmediatamente que se
reabra el Paseo de la Reforma", dijo Brozo, "el afán de lucro de
esos comerciantes parece importar más que la amenaza a la democracia
que se cierne sobre este país". Sí: eso dijo Brozo en relación a
López Obrador.
El señor nos dijo que era había que mandar al diablo a las
instuticiones, declaración que fue publicada en todos los medios.
¿Cómo fue que Carlos pasara por alto esa amenaza antidemocrática?
Carajo, ya desde el 2006, un partido político advirtió en su campaña
proselitista que López Obrador "es un peligro para México". Y tanto
le caló la frase al señor que luego presionó al entonces IFE para
que se aprobara una prohibición contra los "ataques personales" en
las campañas políticas lo cual no impidió, por supuesto, que él
siguiera llamando "espurio" a Calderón y denunciara a la "mafia en
el poder" de Peña Nieto.
"¿Cuál era una tarjeta de presentación impecable, clarísima, de que
López Obrador realmente era un demócrata?", pregunto a Carlos.
"No recuerdo ninguna, francamente, todo lo veo por su ansia de
poder. Quizá voté por él porque pensaba que él sí iba a ayudar a los
pobres y a las personas mayores y dejé el aspecto democrático en
segundo lugar, quizá haciéndome a la idea de que era más importante
ayudar a esa gente".
"Esa es una de las trampas electorales que la izquierda suele poner
sobre la mesa en sus propuestas", me dijo al respecto el analista
José Luis Hernández, quien igualmente en el 2006 advirtió en
fasenlinea sobre el peligro que representaba López Obrador. "El
mensaje es: hay que remediar las desigualdades provocadas por los
capitalistas y los neoliberales y para ello hay que poner los
principios democráticos en stand by. Pero dado que con un
gobierno de izquierda las desigualdades se agravan en vez de
mejorar, el ejercicio de la democracia pasa a segundo plano y sirve
como instrumento de manipulación política. Paradójicamente, se
piensa que el libre mercado es antidemocrático, y eso es lo que
llevó a gente como Carlos a votar por López Obrador, por Boric en
Chile o por Petro en Colombia.
"Todavía queda tiempo para que quienes votaron por López Obrador
para presidente abran los ojos y eviten que el proyecto de Morena
siga en el poder por seis años más y termine por cimentar un
proyecto que nos hundirá aun más en el subdesarrollo. No vale la
pena vender nuestra libertad de votar por quien queramos a cambio de
una despensa", termina Hernández.
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