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INTERNACIONAL

El ya basta de Gran Bretaña en torno a la inmigración indiscriminada
Como todo en la vida, la inmigración excesiva es contraproducente y
afecta la vida tanto de los residentes locales como de los recién
llegados que se niegan a ser asimilados. Los desórdenes que hemos
visto en Inglaterra donde las leyes dan trato discrecional a los
inmigrantes son apenas un asomo de lo que podría cernirse sobre
Europa los años venideros
Versión impresión
AGOSTO, 2024. Hay una máxima
que establece cómo todo exceso es malo. Una cervecita ocasional es
saludable, incluso para el hígado, lo que llamamos "darse el lujo":
una pizza, un pastelito, una bronceada en la playa... toda actividad
en la vida que se haga con moderación nos hace disfrutar la vida.
Sin embargo, quien consume un six pack de cerveza por semana, come
pizza todos los fines de semana o a diario se atiborra de golosinas estará
atentando contra la salud de su propio cuerpo y pronto comenzará a
pagar las consecuencias. Es el principio que nos enseñaron en casa:
todo exceso en la vida es malo.
Lo mismo sucede con la multiculturalización y las políticas
migratorias que se han aplicado las últimas dos décadas en buena
parte del mundo. Varios visitantes que asistieron a los (horribles)
Juegos Olímpicos realizados recientemente en París, dan cuenta que
la capital francesa conserva buena parte de su magia y romanticismo
y su espíritu pero en otras partes, cada vez mayores, París se
asemeja a África con sus mercados callejeros, lugares donde los
recién llegados han impuesto sus propias leyes e incluso no se
permite el acceso a la policía.
Lo mismo puede decirse de Londres, ciudad que todos suponemos está
llena de esos policías que conocemos como bobbys, de pubs
atiborrados de gente que canta el God Save the Queen y la bruma que
acompañaba a todos los cuentos de Charles Dickens. El turista podrá
atestiguar ese espíritu en parte de la legendaria ciudad pero quizá
no por mucho tiempo: un considerable sector de Londres ha sido
invadida por inmigrantes llegados de África y Medio Oriente.
Y es aquí donde hay que dejarlo en claro: nada tiene de malo que se
permita la entrada de inmigrantes de esos países. El problema se da
cuando ocurre en cantidades excesivas y, segundo, no se obliga a
los recién llegados a que se integren a su nuevo país. Y hay otro
problema del que los multiculturalistas nunca hablan que es la
escasa preparación de los recién llegados por lo que les cuesta
trabajo integrarse a la fuerza de trabajo y, en consecuencia
terminan dependiendo de los fondos de desempleo que son financiados
por el sector productivo. A la larga, este hecho forzosamente
provoca profundos resentimientos entre los locales.
A diferencia de los inmigrantes de otros tiempos que tenían que
adaptarse y terminaban asimilados a su nuevo país, la consigna de los multiculturalistas es que los anfitriones deberán someterse a las costumbres de quienes llegan, y si no les parece, son libres
de largarse a otro lado. Así sucedió en Alemania cuando un pequeño
poblado se vio súbitamente inundado de inmigrantes sirios. Cuando
los habitantes protestaron se les mandó callar y se les invitó a
mudarse a otro país.
Asimismo, a los recién llegados se les proporciona una burbuja de impunidad ante las leyes que aplican al resto de la sociedad.
Durante los últimos años, cualquier inmigrante que comete un delito recibe una palmadita en la muñeca, un "ya pórtate bien",
sale a la calle y vuelve a delinquir. Esto igualmente provoca
rabia y frustración entre quienes están obligados a someterse a
leyes que, por lo visto, son claramente discrecionales.
"Recientemente un jovenzuelo de 20 años fue puesto en prisión por
asaltar una ferretería, algo que se tenía muy merecido", refirió el
analista político David Hume en la página británica spiked¡. "A las pocas semanas un inmigrante
de Uganda deja moribundo a alguien luego de asaltarlo y a las pocas
horas sale libre sin obligación alguna de pagar los gastos de
hospitalización. Y qué es lo que dice la prensa: 'vamos, es un
muchacho que ha sufrido discriminación, es comprensible que quiera desquitarse' A muchos de nosotros nos provoca asco el que salga a
relucir el color de piel de alguien para castigar o justificar su
comportamiento".
Finalmente, la frustración e indignación pasó a convertirse en
protestas. El primero de agosto tres niñas murieron y nueve niños
fueron acuchillados durante una celebración escolar en la ciudad de
Southpark. El autor fue un jovenzuelo de 17 años. Al día siguiente
la prensa reportó el hecho pero olvidó un detalle: la identidad del
agresor del que solo se dijo que provenía de Gales. Luego se supo
que el adolescente era hijo de inmigrantes de Ruanda y era musulmán,
algo que los medios se cuidaron de reportar.
Cuando los habitantes de Sourthpark se enteraron que el sujeto
estaba a punto de salir libre, miles de personas salieron a las
calles a protestar. La agencia Associated Press dijo que los
manifestantes "habían recibido información falsa en las redes
sociales" respecto a la liberación del sujeto cuando lo cierto es
que ni siquiera había una orden de proceso en su contra. Eso fue lo
que provocó la furia de miles de ciudadanos británicos hartos de la
impunidad que se concede a muchos de esos inmigrantes y contra los
que la policía se abstiene de actuar, temerosa por las acusaciones
de "racismo" simplemente por aplicar la ley.
Lo extraño es que ningún medio que
denuncia la "información falsa difundida en las redes sociales" ha
expuesto a estos "ultraderechistas", ni sus identidades, ni las
páginas donde promueven el odio racial, asunto más que curioso si
recordamos que plataformas como facebook han "tumbado", incluso en
cuestión de minutos, todas las páginas que publicaron la identidad
del agresor. ¿Dónde están esos fantasmagóricos "ultraderechistas"
que promueven el odio racial?
Parece que por fin la ciudadanía
británica está abriendo los ojos ante el sistema totalitario que se
les quiere meter por el cogote y perciben cómo cada día que pasa son
menos libres. Como muestra, más de 300 británicos han sido
arrestados por escribir "mensajes de odio" en X, antes llamada
twitter, incluso tuits escritos hace 5 y hasta 10 años.
Con todo, ni laboristas no
conservadores están dispuestos a poner fin al problema y en vez de
ello acuden a la aplicación de curitas que no sirven absolutamente
de nada.
Hace algunos años se prohibió el uso de armas de fuego para evitar
masacres y como consecuencia ha habido un incremento en ataques con armas filosas,
por lo que se limitado su uso. "Y si el día de mañana
hay una agresión con un mazo, prohibirán los mazos, y si se da
con un bat de beisbol, prohibirán los bates de beisbol, todo
con evitar ir al fondo del problema, que es la multiculturalización
forzada en estas ciudades", dijo el analista canadiense Jordan
Petterson. "Con esa política tan torpe como malintencionada, si
alguien es agredido con un lápiz al día siguiente se prohibirá la
venta de lápices en todo el país".
Muchos británicos sienten que están
tratando de matar a su país como lo hemos conocido, y si antes no lo decían era por el
temor a ser cancelados. Pero como acaba de verse, la autoridad nada puede
hacer, ni realizar arrestos masivos, cuando miles de personas
salen a protestar a las calles. No será la ultima ocasión en que las protestas en Gran Bretaña alcancen una convocatoria tan enorme,
y se incrementarán aún más si el gobierno, sea laborista o
conservador, insiste en aplicarlas.
"Aquí no podrán imponer su agenda"
dijo advierte el analista Piers Morgan "Quienes han
querido invadir a la Gran Bretaña, desde romanos hasta nazis, fueron
derrotados. Como país, la Gran Bretaña es el hueso más duro de roer
en todo el mundo. No será una derrota fácil".
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