Otros textos de
Internacional
Sigan atacándolo, burros
demócratas: Trump es hoy más popular que nunca
2023, Escape (urgente) de Nueva York
Argentina lo confirma: en Latinoamérica el
progreso nos horroriza
El
fenómeno de la "inmigración estúpida", la plaga actual de Estados
Unidos
Igual que con el 9-11, el agredido es el
culpable
Archivo
|
INTERNACIONAL
Nayib Bukele:
ahora un "dictador" es quien
persigue a los criminales
Un presidente que aplica al ley contra quienes han torturado,
amenazado, matado ha pasado a ser un autócrata que, según la prensa
y demás organismos que quieren dar lecciones a América latina, busca
oprimir a un pueblo que, curiosamente, votó para reelegirlo en casi
un 90 por ciento. Nayib Bukele es, junto con Milei, el antídoto
contra la demencia woke que está destruyendo nuestro sentido
común
Versión impresión
FEBRERO, 2024.
Ahora sí que, no es por nada, pero Nayib Bukele cada día nos
sorprende más: no solo es un presidente "políticamente incorrecto"
(sana costumbre que ya tuvo otro retoño en Argentina con
Javier Milei) sino que ha conseguido lo que bien pudiera ser un récord
mundial: ser reelecto con el 89 por ciento de los votos
contabilizados en la elección realizada el pasado 4 de febrero en El
Salvador. Cierto, en las últimas elecciones en las que participó,
Saddam Hussein "ganó" con el 100 por ciento de los votos, salvo que
hay una diferencia: era candidato único y el voto fue coaccionado,
esto es, quien no votara a su favor sería objeto de reprimendas e incluso
cárcel, caso contrario al de este país centroamericano donde quienes
acudieron a votar lo hicieron con libertad y no como marionetas
incapaces de pensar por sí mismas, como lo sugieren la izquierda y
la prensa internacional, sino porque ven en Bukele a alguien que da
resultados, que cumple su palabra y, lo más impresionante, alguien
que ha traído de regreso a El Salvador lo que muchos sociólogos
advertían sería imposible: la paz social. De hecho, cuando Bukele
asumió la presidencia, El País escribió: "la demagogia de un
candidato que triunfa por prometer imposibles".
Y bien podría responder ahora Bukele a ese periódico madrileño:
"toma tus imposibles".
Qué rápido se ha olvidado que, hasta hace poco menos de cinco años,
El Salvador era considerado un "país fallido", una república
bananera, que se ubicaba en el Top Five entre los países más
peligrosos del mundo donde las pandillas conocidas como mara
salvatruchas habían superado todo principio de autoridad, empezando
por la policía y los jueces. También la izquierda que hoy llora
indignada por el "dictador" Bukele olvida cómo los gobiernos
anteriores de Mauricio Funes de Salvador Sánchez Cerén se implementó
una política "de diálogo" con esos grupos y la criminalidad creció
en un 35 por ciento durante sus años de gobierno.
Ante los innegables resultados de un presidente al que hasta hace
poco se le tachaba de enclenque y engañabobos --al tomar posesión
hubo 3,336 homicidios y para el 2022 la cifra se había reducido a
496 al año-- a esos grupos no les queda más que acusar a Bukele de
estar "desmantelando la democracia" de ese país centroamericano.
¿Pero en qué se basa ese "desmantelamiento" si las elecciones
pasadas fueron totalmente abiertas, con la presencia de medios
incluso hostiles al gobierno salvadoreño que atestiguaron el
proceso?
Bueno, entre otras cosas, porque el mandatario aplicó un estado de
excepción que le permitió detener a cientos de miembros de esas
bandas parasitarias de modo que los "derechos humanos" de esos
delincuentes se han visto violentados porque, por lo visto, si esa
gente golpea, asesina sexualmente, extorsiona e implanta terror
psicológico, sus derechos humanos deben seguir incólumes, es decir,
yo no respeto pero a mí me deben de respetar. Bukele ha aplicado en
El Salvador una fórmula que hoy se considera políticamente
incorrecta: o te sometes a la ley o te obligo a que te sometas. De
un tiempo para acá, aplicar la ley ha pasado a ser un acto racista,
intolerante, y eso es precisamente lo que estaba esa prensa y esos
organismos denuncian hacia el trato que se da a esas bandas criminales.
Bien lo definió al respecto el periodista español Federico Jiménez
Losantos: "Esta gente, dentro de su soberbia y su egolatría, quiere
dar lecciones a un país soberano como El Salvador en su manera de
gobernar, de tomar decisiones y de cómo combatir la delincuencia. Y
estos ataques provienen de los mismos que defienden a (el presidente
español) Pedro Sánchez, sin duda el peor gobernante que ha tenido
España en su era democrática".
Obviamente, la manera de "cómo" deben hacerse las cosas en El
Salvador también ha arrojado joyitas de hipocresía por parte del
Partido Demócrata. La legisladora Ilhan Omar pidió al Comité de
Relaciones Exteriores del Senado que "revise el caso de El Salvador"
donde, añadió, "existe una clara intención para desmantelar la democracia". A la señora Omar nunca se le ocurrió recomendar algo
similar ante el Comité respecto a la paulatina destrucción de la
democracia en Venezuela pero sí es motivo de preocupación que
millones de salvadoreños, engañados por la propaganda e incapaces de
pensar por sí mismos, hayan votado abrumadoramente por alguien que
además de hablarles en su propio idioma ha dado resultados que nadie
había previsto, en especial la prensa y las ONGs que hoy lo atacan
ferozmente.
"¿Dónde estaban esa prensa, esas ONGs defensoras de los derechos
humanos cuando miles de salvadoreños eran golpeados, vejados y
extorsionados poro esas bandas?", dijo Bukele en una de sus
conferencias. En otra más reciente y en respuesta a una pregunta de
la periodista española Elena Barberena, Bukele señaló: "El Salvador
es un país pequeño, con pocos recursos naturales que acaba de darles
una sorpresa, algo que no esperaban. En vez de seguir el discurso de
hacer las cosas al revés, de quitar los fondos a la policía ante el
avance de la delincuencia, o de dar más drogas a los jóvenes frente
al auge de las adicciones, nosotros empleamos el sentido común de
perseguir y mandar e encerrar a todos aquellos que han violado la
ley. Por esto están escandalizados, todo esto va contra su discurso,
donde esta gente que ha hecho tanto daño resultan ser las víctimas
de una sociedad injusta".
El columnista cubano-americano Sylvio Canto Jr. escribió, a modo de
analogía: "Tienes una plaga de cucarachas en casa, y en vez de
aplicar insecticidas o cebos para combatirlas colocas terrones de
azúcar en cada esquina y te niegas a combatirlas porque eso
afectaría el equlibrio ecológico. Es dudoso que la plaga disminuirá,
por el contrario, crecerá sin control. Me pregunto cómo combaten las
plagas de cucarachas en su casa los críticos de la exitosa
estrategia de Nayib Bukele".
El País, el tendencioso matutino madrileño al cual
Bukele llamó "Lo País" ("si ellos cambian los pronombres de la gente
¿por qué no cambiar el género a su nombre?", se preguntó la
periodista Barberena) pues calificó como "fracaso" a su estrategia
anticrimen "dado que los índices aún se mantienen en un 3.5 por
ciento", una nota claramente redactada con la peor mala leche dado
que la tasa de homicidios en El Salvador llegó a ser de 55 por cada
10 mil habitantes, casi a niveles de una guerra civil.
Pero ese 3.5 por ciento que indigna a "Lo País" lo constituyen
peleas de cantina, carteristas urgidos de dinero, delincuentes
comunes o maras que no han podido ser capturados, algo muy lejos de
quienes eran víctimas de esas bandas que agredieron físicamente,
incluso fatalmente, a quienes se negaron a darles dinero a modo de
"protección".
"Lo País" también se ha indignado porque los maras estén presos,
apenas cubiertos con calzoncillos, lo que el matutino llamó "un
trato humillante", a lo que respondió el mandatario "supongo que
esos tatuajes son para lucirlos, pues bien, ahora tienen oportunidad
de lucir esos tatuajes". Y en relación al "trato humillante" que se
da a los reos, Bukele dijo: "Quizá ese periódico deseaba que los
hospedáramos en un hotel de cinco estrellas y les diéramos la
bienvenida con una alfombra roja. Esta comprobado que esta gente
cometió delitos, agredieron a personas inocentes y trabajadoras, no
merecen ningún trato preferencial".
En la conferencia de prensa con la periodista Barberena, Bukele
agregó: "Estos medios quieren darnos lecciones de gobernabilidad,
pero queremos que sepan que se acabaron los días en que éramos su
patio trasero, mucha de la violencia que padecimos se dio a causa de
esa injerencia, somos un país soberano que sabe tomar sus propias
decisiones. No necesitamos de sus consejos que se han aplicado en
otros países y que solo han empeorado la situación".
¿Y cómo se ve a Bukele fuera de las fronteras salvadoreñas?
Con excepción de las ONG's, la prensa y los políticos llorones, más
que bien: El diario colombiano El Tiempo publicó una encuesta
donde 65 por ciento de los ciudadanos de ese país piden un Bukele en
su país, un 75 por ciento el Ecuador, 85 por ciento en la vecina
Honduras, 70 por ciento en Guatemala y en España la cifra llega al
60 por ciento.
¿Y en México? Hasta el momento y que se sepa, ningún medio
importante ha realizado una encuesta local aunque Aristégui Noticias
ya denunció el cuento de la "democracia amenazada" en El Salvador.
Quizá esa sea la razón por la cual la cancillería mexicana ha
tratado con respeto a Nayib Bukele. Además, un país como México,
donde los índices de violencia no son precisamente los más
optimistas, difícilmente se encuentra en posición de regañar a ese
país y decirle cómo hacer las cosas.
Textos
relacionados
Nayib
Bukele está haciendo su trabajo, por eso la izquierda lo aborrece
[Marzo, 2023]
¿Desea opinar sobre este texto?
fasenlinea@yahoo.com
oscar_maderecho@gmail.com
0
opiniones |