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NACIONAL

 

Vaya, vaya, luego que ya le sirvieron a López Obrador, es hora de destruirlas
 

Un presidente que dice defender la democracia no busca cambiar las leyes sino hacerlas respetar, y en tal sentido López Obrador queda muy mal parado. Y aunque está a punto de irse de, la semilla de autodestrucción de México ya quedó sembrada y seguirá creciendo en caso que Morena retenga el poder el próximo sexenio

 

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MARZO, 2024. Parece increíble pero el sexenio del señor López Obrador se acerca al final, aunque no necesariamente significa el final de la pesadilla "progre" al interior del gobierno federal que, lo podemos asegurar, empeorará en caso que Claudia Sheinbaum gane la presidencia pues las "políticas de género" se agudizarán (y quien ose criticar a la mandataria será acusado de misoginia"... ya lo veremos). Por ello el señor se apresuró a enviar al Congreso 11 iniciativas que aparentemente no pasarán en el Senado... pero ese es el plan: utilizarlo como argumento para así acusar a la oposición de ser "enemiga" de México.

Queda claro a estas alturas de su sexenio que el señor López no está conforme con la destrucción de esa democracia que él aprovechó con fruición pero, ya en el poder, es momento de sabotearla y destruirla. Una técnica típicamente izquierdista por cierto. ¿Qué fue lo primero que hizo Hugo Chávez en cuanto alcanzó el poder? Cambiar el Constituyente, echar abajo los procesos electorales vigentes y convertir al Instituto Electoral de Venezuela --el equivalente del INE mexicano-- en un mero membrete donde sus altos delegados fueron impuestos por el chavismo y destruir la estructura parlamentaria en el entendido que es "obsoleta" y hay que "adecuarla" a los nuevos tiempos, es decir, mandar a la basura a la democracia como se hace con el envase vacío de un producto que ya consumimos.

Empecemos por la propuesta del señor López para desaparecer a los plurinominales, modalidad impuesta durante el sexenio de López Portillo para dar al mundo la apariencia de "apertura democrática" en México. Desde entonces los plurinominales, ciudadanos que no fueron electos pero que cubren las cuotas de los partidos políticos y que desde entonces han servido como "bisagras" para impulsar o descarrilar la aprobación de iniciativas de los legisladores que sí fueron electos, le fue muy útil al señor López, primero como perredista y ahora en Morena.

Como muestra de esa doble moral tenemos esta declaración del actual presidente realizada en el 2005 y exhumada recientemente por el diario Reforma: "Con la pretendida desaparición de los diputados plurinominales volveremos a los tiempos del sablazo donde los partidos grandes devoraban e inmovilizaban a los partidos más chicos y les imponían su voluntad (...) la eliminación de los plurinominales representa el retorno a los tiempos más oscuros del totalitarismo". Vaya, vaya, aparentemente los plurinominales entonces eran unas vacas sagradas pero ahora que López está en el poder hay que enviarlas al matadero.

Por supuesto que los plurinominales han causado más daños que beneficios y representan barriles sin fondo donde millones de pesos son tirados a la basura en jugosas percepciones otorgadas a gente que ni siquiera se esforzó para realizar una campaña política. Pero ahora, y en caso que desaparezcan, le será más difícil  a la oposición enfrentar a Morena en caso que retenga el poder dado que se tendrá una condición ventajosa porque algunos de sus legisladores fueron plurinominales y en el futuro ya no tendrán que enfrentar a los plurinominales de oposición.

La otra propuesta que va dirigida a destruir la democracia mexicana la tenemos con la intención de que los jueces y los magistrados sean electos mediante voto popular, esto luego del coraje del tabasqueño porque varias de sus iniciativas, entre ellas el virtual desmantelamiento del IFE y la ruinosa reforma eléctrica, se toparon con la oposición de la Suprema Corte, que la declaró anticonstitucional. ¿La reacción? Que sea "el pueblo" (de decir, lo que convenga a sus intereses) el que elija a los magistrados, medida que por cierto, no aplica en la mayoría de los países con sistema democrático donde los jueces son propuestos por el Ejecutivo y aprobados por los jueces, es decir, se escoge a uno igual entre iguales.

"La elección de los jueces de la Suprema Corte es el único de los tres poderes de la Unión donde el voto popular queda fuera y es por una razón", explica el abogado Julián Montes, entrevistado por fasenlinea. "El Poder Judicial es el contrapeso más efectivo para evitar que un gobernante se convierta en un autócrata", y refiere que "si la elección de los magistrados queda fuera del sufragio popular se da por un razón; no es un capricho impuesto por las oligarquías como parece decirnos López Obrador".

Además de eso, añade, "estaríamos creando otro monstruo burocrático para la eleeción de los magistrados con más gasto público en sus campañas, la infraestructura electoral, todo esto en unos procesos electorales que ya nos están saliendo carísimos... lo que menos necesitamos es que a los espacios electrónicos, de por sí saturados de propaganda electoral, se agregue la imagen de candidatos a jueces que digan ¿voten por mí, voten por mí'".

Y la razón es muy sencilla, concluye: "la función de los jueces es limitar los otros dos poderes mediante la estricta aplicación de la Constitución y, como sabemos, si mucho el uno por ciento de los mexicanos conocemos a fondo la Constitución. La propuesta del presidente indica que no está conforme con el enorme poder que ya ha acumulado, quiere más y más. Y como lo demuestra el caso de Venezuela, una vez que los jueces son sometidos por el Ejecutivo, el siguiente paso es un gobierno autoritario".

Añade: "Los jueces no deben ser electos por voto popular, casi ningún país con un sistema democrático lo hace dado que para el Ejecutivo sería relativamente fácil comprar el voto para escoger a los magistrados. Y si ya vimos que al elegir legisladores con el voto no garantiza un buen trabajo ¿quién nos garantiza que ello sí ocurrirá eligiendo a los magistrados mediante el voto popular?"

En otras palabras, el presidente López quiere desprestigiar y sabotear al único poder que se le ha enfrentado y ha detenido varias de sus iniciativas, entre ellas una reforma al INE que lo habría convertido en otro organismo sumiso; los magistrados no son sus fieles sirvientes y por ello los cataloga como "fifís", faltaba más.

Por fortuna, los especialistas dan como un hecho que las 11 iniciativas enviadas por el tabasqueño a las Cámaras no serán aprobadas, por lo menos en lo que resta de su sexenio, pero este claramente es un "ai te encargo" del señor López a Claudia Shimbaum, según el abogado Montes: "La izquierda no cesará en ese objetivo para hacerse de ese poder y lo estamos viendo en Chile, donde pese a haber sido vapuleada hace año y medio, ya se está machacando de nuevo la idea de un 'nuevo constituyente' por parte del gobierno de Boric".

Lo más indignante, dice finalmente el abogado Montes, "es esa asquerosa doble moral del lopezobradorismo que hoy busca destruir la democracia que a él lo llevó al poder. Anteriormente tomar las calles, como él lo hizo bloqueando el Zócalo por dos meses, era un acto loable, pero quienes se manifestaron en varias ciudades mexicanas son fifís. Al señor le urge destruir las estructuras que le permitieron llegar al poder, y júrenlo ustedes que si no lo consigue este sexenio, lo hará en el siguiente; es ingenuo pensar que si Sheinbaum llega al poder, el señor se irá tranquilo a descansar a Tabasco..."

 

 


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