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NACIONAL

 

La ley antitabaco, antesala de más libertades que iremos perdiendo en México

 

Pregunta: ¿por qué mientras el tabaco es satanizado y ya quedó prohibido fumar en público, la mariguana cada vez gana más espacios? Independientemente de su innegable daño a la salud, los efectos que el consumo de cannabis tiene en el cerebro nos dan la respuesta, una pasividad que permitirá al Estado mexicano encontrar menos resistencia para ir arrebatando nuestras libertades individuales, como ya está ocurriendo en otros países

 

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Por Roberto Rojas P.

 

ENERO, 2023. Antes de arrancar este texto quiero establecerlo claramente: detesto el tabaco, el apestoso olor que impregna la ropa y no termino de explicarme cómo es que hay gente que encienda un cigarrillo a las 7 de la mañana para "despejarse" y que desembolsa de porrazo hasta 70 pesos por una cajetilla que terminará por arruinarle los pulmones. Alguna vez yo fui fumador (brevemente) y no tengo intención alguna de resucitar ese hábito que dejé, lo recuerdo perfectamente, en 1997.

 

Pero así como soy un crítico del tabaco, tambien soy un libertario que entiende que todos poseemos libre albedrío y que si para mí fumar es un acto desagradable, hay quienes lo encontrarán maravilloso, casi al nivel de éxtasis. Sé perfectamente que los fumadores tienen posibilidades más altas que el resto de desarrollar cáncer de pulmón,endurecimiento de las arterias que los llevarán a sufrir desórdenes cardiovasculares. Lo sé perfectamente al punto que amigos y familiares, fumadores irrederentos, están hoy dentro de un ataúd o sus cenizas reposan en una urna.

 

Pero si soy un adulto que está consciente que si se nos advierte que el consumo de un producto afectará nuestro organismo, ello no detendrá su consumo. Las resacas no impiden, en lo absoluto,que alguien se aviente a experimentar una borrachera. Los seres humanos llevamos en nuestro DNA una tendencia autodestructiva, a pensar que si algo nos producirá daño pero nos hará pasar un buen rato, todo habrá valido la pena.

 

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Desde mediados de los setenta, el tabaco pasó a  ser, de romantizado e incluso alabado por la comunidad médica --luego se supo que las compañías tabacaleras compraron la conciencia de muchos de aquellos galenos deshonestos-- al mismísimo demonio hecho nicotina; se aseguraba que el consumo de tabaco producía cáncer pulmonar, lo cual presentaría altísimos costos médicos: ¿por qué subsidiar el servicio médico de gente que fumaba como chacuaco, se decía?

 

Sin embargo, y si el tabaco producía enfisema,  daños cardiovasculares y dejaba a los fumadores convertidos en piltrafas ¿por qué el fenómeno no se dio con tanta virulencia entre losfumadores en siglos anteriores? Después de todo, el fumarse hojas de tabaco secas es una costumbre,por lo menos, del último medio milenio. ¿por qué, si la nicotina causaba tantos males, éstos se hicieron endémicos hasta entrado el siglo XX?

 

La promoción de tabaco en los  medios electrónicos fue prohibida en México durante el gobierno de Vicente Fox aunque se sabe que fue una iniciativa aprobada gracias a una negociación con los priístas y los perredistas quienes, al final, se echaron para atrás y dejaron solo al de las botas. Más tarde y a instancias del PVEM, actual aliado del señor López, se prohibió el uso de animales en los circos, lo cual arruinó a otrora negocios redituables como el circo Atayde. (Por supuesto, nadie se acordó que en estos circos los animales, la mayoría de ellas especies exóticas, requieren veterinarios especiales y alimentación especial que solo podía ser financiada por las entradas al circo. Pero al carajo con todo eso: muchos de estos animales exóticos fueron sacrificados ante la imposibilidad de seguirlos manteniendo o regresarlos al sitio de donde fueron traídos.

 

Desde hace rato las leyes antitabaco se han utilizado como el pretexto ideal para de ahí ir quitándonos otras libertades. De hecho, esta prohibición, que también ha servido como arma totalitaria en el resto del mundo, fue la antesala para ir prohibiendo ciertas expresiones y términos en el sentido de que, como el tabaco, su uso ofendía al resto de la sociedad. Poco parece importar que a partir de los 18 años, de acuerdo a la Constitución, los mexicanos somos adultos dueños de nuestros propios actos, que incluyen arruinar nuestro organismo bebiendo alcohol o fumando cigarrillos. Y de hecho, arruinarse los pulmones tiene un costo que los fumadores pagan gustosamente: el costo real de una cajetilla es de apenas 16 pesos; el resto va directamente a las arcas del Estado.

 

Quienes redactaron esta ley, aparentemente preocupadísimos por la salud de los  niños, son los mismos que apoyan la despenalización de aborto, alegando el argumento de "es mi decisión" que igual aplica prístinamente a los adultos que fuman cigarrillos; los niños en gestación no parecen importar gran cosa a los legisladores para quienes el tabaco es compadre diablo, es decir, del capitalismo.

 

¿Por qué esa tirria contra el tabaco y no, digamos contra la mariguana, igualmente apestosa y cuyo tráfico ilegal cobró cientos de miles de vidas? ¿No parece altaamente sospechoso que los mismos que pugnan por legalizar la mariguana --algo que en México muy pronto será una realidad y en Estados Unidos 22 estados ya no castigan su uso e incluso ya lo pueden comercializar legalmente-- son los mismos que quieren borrar el consumo de cigarrillos en todo el territorio nacional?

 

Hay una relación directa y comprobasídima entre el consumo de tabaco y el desarrollo de la capacidad intelectual y el análisis. Fumadores de tabaco fueron Óscar Wilde, F. Scott Fitzgerald --además de ser bebedor de alcohol-- Heminghway, Dos Passos, Truman Capote, George Orwell y decenas de literatos más.Todos ellos produjeron obras de inigualable calidad mientras echaban bocanadas de humo sobre el papel o el teclado de sus máquinas de escribir. Y aunque está documentado que Edgar Allan Poe gustaba de fumarse sus carrujos, él consumo de mariguana no parece igualar, como estimulante, los niveles de creatividad del tabaco. De hecho así lo aceptó el ex beatle Paul McCartney en una entrevista con Kurt Loder: "Disfrutas más la vida [sin fumar mariguana] cuando no comsumíamos drogas creamos mejores canciones que las canciones que grabamos después".

 

La mariguana que tanto es glorificada como "libertadora" de la mente no tiene entre sus propiedades en estimular la creatividad, todo lo contrario. De acuerdo al Dr. Steven Howsen, del Hospital Nemours, "la principal sustancia activa de la mariguana es el THC (delta-9-tetrahidrocannabinol). Cuando una persona fuma mariguana, el THC va de los pulmones al torrente sanguíneo. Y, desde allí, acaba llegando al cerebro y otros órganos", para agregar más adelante, "el THC también conecta con receptores de células nerviosas de otras partes del cerebro que resultan en el pensamiento, la memoria, la coordinación  y la concentración. Esto puede provocar efectos secundarios indeseables como dificultades para pensar y resolver problemas, problemas de memoria y aprendizaje, falta de coordinación y percepción distorsionada", sin olvidar sus efectos catatónicos y de pasividad ante la realidad.

 

No hace falta ser psicólogo o psiquiatra para darse cuenta porqué las esferas políticas condenan el consumo de tabaco (aunque en privado lo sigan fumando) y glorifiquen el consumo de mariguana: mientras los cigarrillos avivan y ponen a la mente alerta, los carrujos apendejan y dificultan tanto el aprendizaje como el raciocionio lógico.

 

Pero ese es apenas el inicio de la oleada totalizadora que se cierne sobre nuestras libertades individuales. Al tabaco vendrán, como ya dijimos, restricciones al uso del "lenguaje inapropiado", escribir o publicar "cosas sensibles", de promover ideas "ofensivas", de publicar tuits que nos lleven al arresto, como ya sucede en Gran Bretaña o de ser amenazados con ver títulos profesionales rescindidos por criticar a los líderes políticos, como sucedió con el analista canadiense Jordan Peterson hace un par de semanas.

 

Luego tenemos otra repercusión: la económica. De nueva cuenta, el gobierno federal cambia las reglas del juego a un negocio legalmente establecido, como las tabacaleras a las cuales se les exige cumplir cadenas de requisitos que se supone,una vez que son acatados, se les permite operar en el  mercado. El hecho que estas empresas vendan un producto nocivo para la salud no las exenta de tener que crear un presupuesto anual de ingresos y egresos, de pagar sus impuestos y de dar prestaciones a sus trabajadores, como cualquier otra compañía, así se dedique a la venta de cobijas o de cacahuates.

 

Con esta prohibición redactada y aprobada por un grupo de legisladores y burócratas quienes ni idea tienen de cómo funciona un negocio,  habla enormidades de su espíritu totalitario, donde ellos se sienten con el derecho de decidir por un adulto que tiene raciocinio suficiente como para saber que los cigarrillos son dañinos para la salud pero que al final ese adulto pagará las consencuencias. Por el contrario, estos insensatos cambios en la legislación afectan no solo a las tabacaleras sino a los cientos, quizá miles de familias mexicanas, que viven del cultivo y venta de tabaco. Ellos no son culpables de que ese producto sea satanizado hoy por esa izquierda que se opone al consumo de tabaco pero apoya al legalización de la mariguana. Sus trabajadores no tienen la culpa de que miles de fumadores les estén pagando su sueldo para arruinarse los pulmones; simplemente las empresas tabacaleras están cubriendo una demanda.

 

La legislación prohibirá fumar en la vía pública ¿significa esto que se contratará a un ejército de burócratas dedicados a apagar cigarrillos en las aceras, así sea utilizando cubetas con agua? ¿Entrarán estos inspectores a los antros, a las cantinas o, pero aún, a las quintas privadas o a nuestros domicilios particulares confiscando toda cajetilla de tabaco que tengan enfrente? ¿Igualmente entrarán a multar a los fumadores que se concentren en los partidos de futbol, en la lucha libre, los partidos de beisbol o cualquier otro evento deportivo o peor aún, incursionarán en nuestras casas si nos ven fumando en la puerta que da a la acera?

 

Por más que lo intenten, y como se ve, las autorodades difícilmente lograrán que la gente deje de fumar del mismo modo en que por décadas no consiguieron que se redujera el consumo de amapola pese a los millones y millones de dólares invertidos en ejércitos, operativos, policías, equipo y armamento.

 

Otra ley idiota, como muchas otras tantas que tenemos. Pero como ya se está viendo hoy en Estados Unidos, Canadá y otros países, las leyes idiotas dan más poder a los idiotas. Y para allá vamos.

 

 

 

 

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