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Y DEMÁS
¿Quiere usted perder
dinero a la idiota? Dylan Mulvaney es la solución
No contento con haber
arruinado a una empresa emblemática con un spot, de convocar
apenas a una decena de seguidores en conferencias universitarias y
de ser un fiasco absoluto como comediante stand up,
Dylan Mulvaney entró a otra faceta la de la música, donde fracasará
de nuevo, simplemente porque carece totalmente de talento y
porque, bueno, una imitación jamás superará al original
Versión impresión
MARZO, 2024. El próximo abril se cumplirá un
año en que Anheuser-Busch lanzó una de las campañas publicitarias
más ruinosas de la historia que hasta el momento ha hecho perder a
la compañía 1.2 billones de dólares (para darnos una idea, esa
cantidad es mayor al presupuesto anual de El Salvador, Honduras y
Nicaragua combinados, y la cuarta parte de un año fiscal en México).
Casi 12 meses después, esa empresa sigue enfrentando serios
problemas, económicos al punto que se estima que Bud Light jamás
podrá recuperar los niveles de venta que tenía a principios del
2023.
De poco o nada ha servido que la empresa haya tratado de
congraciarse con sus clientes, incluido un comercial transmitido
durante el Superbowl que, la verdad, es bastante bueno y coquetea
abiertamente con las convicciones de esos consumidores que dejaron
de comprar el producto. Pero de acuerdo a theamericanthinker, la
transmisión del comercial --costo: dos millones de dólares por 10
segundos-- no se ha reflejado en un aumento de ventas; tampoco ha
incidido gran cosa que el cantante Kid Rock, quien inició el boicot
contra Anheuser-Busch cuando ametralló varias cajas del producto,
haya dicho que era hora de dar una segunda oportunidad a la empresa,
o el señalamiento de Donald Trump de que se trata de una empresa
"americana" --algo parcialmente cierto pues la mayoría de sus
activos se manejan desde Bélgica-- las ventas de la que alguna vez
fue la cerveza más vendida en Estados Unidos siguen en picada, y no
solo eso: el contrato laboral con el sindicato se encuentra trabado
pues aparentemente éste último no ha caído en cuenta que la empresa
se encuentra profundamente emproblemada, y amenaza con una huelga
que, a corto plazo, traería despidos masivos e incluso el cierre de
una fuente de trabajo para por lo menos 35 mil personas en todo el
territorio norteamericano, y 3,500 en el área de St Louis Missouri,
sede de Anheuser-Busch.
¿Y por qué no llega el ansiado perdón? Anheuser-Busch no ha ofrecido
disculpas a sus consumidores por haber utilizado a un trasgénero
para promocionar un producto dirigido a un público heterosexual en
un 95 por ciento. Como dijera aquella canción de Chicago, "es
difícil decir lo siento".
Y es dudoso que la empresa llegue a hacerlo: además de su horror a
enfrentar la furia de las huestes LGBT si se disculpa ante el
público, sus compromisos financieros con Black Rock, la fiduciaria
sin la cual es imposible obtener un crédito bancario y que exige a
las empresas promover la "ideología de género". "El efecto fue
similar a haber recibido un crédito de la mafia (loan shark)
y tu negocio se fue a la quiebra. Simplemente no puedes echarte para
atrás, tienes que cumplir tu compromiso con el prestamista. Lo peor
que pudo hacer la Anheuser-Busch fue creer que Dylan Mulvaney sería
un gran negocio", escribió el analista Sylvio Canto Jr.
¿Y quién es Dylan Mulvaney? Hasta hace poco, un empleado de
supermercado que, poco después de ser despedido, abrió un canal en
Tik Tok, se autoasumió como mujer creando un personaje basado en
Audrey Hepburn en Desayuno con Diamantes. Con breves
segmentos donde se burlaba abiertamente de la condición de ser
mujer, Mulvaney pasó a ser trending topic y menos de un año
después ya tenía 10 millones de seguidores aunque no se sabe en
realidad cuántos de estos "fervientes admiradores" de Mulvaney lo
son en realidad y cuántos lo siguen por morbo.
En otros tiempos, las burlas de Mulvaney hacia las mujeres habrían
sido motivo suficiente para, por lo menos, marginarlo de todo medio
electrónico tanto así que, de haber sido heterosexual, sus "cortos"
fácilmente serían asumidos como sexistas y faltos de respeto. Pero
dado que se le considera "no binario" y asegura que "ya está
experimentando menstruaciones", Mulvaney fue recibido por el
presidente Biden y la revista Cosmopolitan lo declaró "Mujer
del Año", tremenda bofetada a millones de mujeres que a diario
sufren, trabajan duro y se esfuerzan lo indecible para salir
adelante.
Asombrosamente y pese a que tras el spot de Mulvaney que
tiene a Bud Light al borde de la quiebra, a Mulvaney le siguieron
lloviendo ofertas. Anheusher-Busch le pagó alrededor de 14 millones
de dólares por aparecer unos segundos promoviendo la cerveza, y
antes de eso había habido pláticas con la empresa chocolatera
Hershey's para promover sus producto, pero aparentemente Bud Light
le ofreció más dinero. Al tipo no le ha ido mal: pese a ser veneno
publicitario puro, hasta antes del boicot de Bud Light, Mulvaney ya
se había embolsado 30 millones de dólares.
Igualmente asombroso es que Mulvaney cobra 30 mil dólares por
"conferencia" y que la Universidad de Stanford lo hubiera contratado
para tres "conferencias" a las que asistieron menos de 20 personas,
esto en un plantel que se estima tiene 10 mil alumnos.
Indudablemente, hay algo más detrás de esta lluvia de ofertas a
Dylan Mulvaney pues no se contrata porque sí a alguien que destruye
las ventas y la reputación de una empresa en apenas unos segundos,
de otro modo es inexplicable que Dylan Mulvaney, un sujeto mediocre
--en contraste con otros miembros de la comunidad gay que han
aportado lo mejor de su creatividad a la industria del
entretenimiento-- haya llegado a ser incluso contratado para dar
conferencias en Stanford, la misma universidad donde Albert
Einstein, Werner Von Braun, Carl Sagan y Stephen Hawking se
presentaron y hablaron frente a los estudiantes.
"Dado que el mérito ha pasado a ser parte del 'privilegio blanco',
cualquier idiota que se asuma como 'no binario' piensa que por ese
hecho el mundo le debe rendir pleitesía", señala el analista en
medios Carlos Espinoza. "El mundo admira a la gente talentosa sin
importar cuál sea su preferencia sexual, ya no estamos en los años
50 cuando efectivamente la carrera de alguien quedaba arruinada si
se revelaba que era gay. Y así como hay homosexuales que nos han
deleitado con su talento creativo, este tipo Mulvaney no entra en la
categoría; desde su tono de voz, sus actitudes, todo ello te resulta
insoportable, y en especial su apariencia, que es lo más molesto: el
triste remedo de una mujer".
Dentro de ese mundo de enfermiza fantasía que él mismo se ha creado,
Mulvaney nunca aceptará que su imagen arruinó a una de las marcas
cerveceras más importantes de Estados Unidos y que a sus
conferencias asiste un puñado de alucinados. Por el contrario: todo
se debe a, ya lo adivinaron, a la "transfobia", e incluso realizó un
viaje a Perú donde, con las ruinas de Machu Pichu de fondo, dijo que
"aquí me siento más seguro que en Estados Unidos". Queda claro que
Mulvaney jamás ha oído hablar del trato que por siglos América
latina ha dado a la comunidad gay. Su ignorancia es tan sorprendente
como aberrante.
La más reciente gracejada de Mulvaney, luego de
fracasar estruendosamente como comediante stand up, es un
video musical llamado "Girlhood" donde la primera imagen es la de un
coche de donde baja alguien con piernas depiladas que viste zapatos
rosas. Tanto el video como la letra están llenas de clichés en torno
a lo que representa el ser mujer pero aquí Mulvaney lo presenta como
"el fin del patriarcado y una muestra de empoderamiento". Si esa
canción la hubiera grabado Kid Rock, el feminazismo ya estaría
exigiendo que lo recluyeran en prisión, pero como se trata de un
sujeto que ya perdió noción entre la realidad y la fantasía, todos
sus ridículos son alabados como "actos transgresores".
Al momento de escribir este texto, "Girlhood" ni
siquiera había entrado al Top 100 de Billboard.
Esperemos que así siga.
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