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CINE

Que no le mientan: este Pinocho es de lo peorcito de Zemeckis

Se han hecho cientos de versiones de esta marioneta creada por Carlo Collodi y están en postproducción medio centenar más, ninguna de las cuales nadie de nosotros hemos solicitado. Sin embargo y al tratarse de uno de los cineastas más afamados de Hollywood, era necesario asomarse a esta película que, desafortunadamente, es un bodrio woke que lo único que agrega a la esencia del personaje termina por echarlo a perder. Si alguien le dice que este Pinocho es maravilloso, desmiéntalo en sus narizotas

Versión impresión

Pinocchio
Joeph Gordon-Levitt, Tom Hanks, Angus Wright, Sheila Atimom
Dirigida por Robert Zemeckis
Disney+/2022

SEPTIEMBRE, 2022. Y pensar que alguna vez consideramos que no podía haber otra versión peor que el Pinocho de Roberto Benigni... nos equivocamos rotundamente.

Al igual que pasó con aquellos brillantes cineastas rusos que produjeron basura una vez que fueron cooptados por el estalinismo, obligados a incluir mensajes doctrinarios en sus películas, algo similar parece estar ocurriendo en el Hollwood actual, obligado a plegarse a planteamientos woke lo cual ha arruinado la manera en que se hace cine los últimos 10 años.

Cuando uno termina de vez esta versión de Pinocho en Disney+ surge un sentimiento de desazón: ¿Se trata del mismo Robert Zemeckis, el que dirigió Forrest Gump, Quién Engañó a Robert Rabbit y Regreso al Futuro? Cierto, los efectos especiales espectaculares están allí, igual que las infaltables referencias de Zemeckis a sus cintas anteriores así como la música del genial Alan Silvestri, su compositor de cabecera. Lo que falta aquí es el espíritu de emoción de esas películas legendarias, el objetivo central de entretener al espectador en vez de querer quedar bien con la "narrativa".

En este Pinocho por ningún  lado vemos el reto obligado de todo cineasta, que es mejorar y al mismo tiempo homenajear con su versión las otras que se han hecho antes en lugar de pretender adaptarla a los dictados del hipócrita ejército woke que ha tomado por asalto a los estudios hollywodenses.

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Ante lo anterior debemos tomar en cuenta el casi centenar de películas que se han hecho sobre Pinocho y el otro tanto que hoy se encuentran en post producción. Con su brillante historial a cuestas, Zemeckis debería estar en este momento, por lo menos, al frente de todas esas propuestas; por el contrario, su Pinocho es un  producto mediocre, aburrido, incapaz de retar al espectador, horrorizado por ofenderlo. Es un guión conformista, aburrido, donde falta la química que Zemeckis y Tom Hanks lograron en otras ocasiones. Cuesta trabajo pensar que se trata del mismo director y del mismo actor.

Un factor que irrita casi desde el comienzo de la historia son esas modificaciones forzadas que entorpecen la historia en vez de enriquecerla. Por ejemplo, ahora nos enteramos que Gepetto (Hanks) había estado casado y tuvo un hijo que perdió a muy temprana edad. Luego de construir una marioneta que le ha salido cuasi perfecta. Orgulloso, el hombre pide un deseo a una estrella fugaz para que cobre vida y compense la ausencia de su vástago.

Esa misma noche un hade madrine (¿por qué será que quienes se dicen enemigos de los estereotipos están estereotipando estos personajes como trasgéneros afroamericanos?) hace su aparición y le da vida la marioneta, con Pepe Grillo (Joseph Gordon-Levitt) como su conciencia que tratará de guiarlo para que por buena conducta termine convertido en niño. Como primera misión, Geppeto lo envía a la escuela, donde suponemos nadie le pidió un certificado de nacimiento para poderlo inscribir.

Sin embargo una marioneta que cobra vida es una tentación bastante grande para hincharse de dinero de manera que dos sujetos, el Honesto John (Keegan-Michael Key) y Gedeón invitan a Pinocho a que los acompañe, pero como éste declina ir con ellos le responden que un muñeco de madera no tiene porqué ir a al escuela, encierran en un frasco a Pepe Grillo y se llevan a Pinocho de ahí.

Ya en manos del inescrupuloso promotor Stromboli, Pinocho se presenta como una marioneta sin hilos y ahí conoce a Fabiana (Kyanne Lamaya) un personaje femenino sacado únicamente para mostrar "inclusividad" pero que resulta totalmente prescindible y nada habría sucedido si se le omitiera de la historia. Fabiana había sido empleada de Stromboli pero, ahora empoderada, trabaja junto a Sabina (Jaquita Ta'le) porque, verán ustedes, el patriarcado también se da en el mundo de las marionetas como bien nos lo han hecho recordado las feminazis cuando convirtieron a la Miss Piggy en símbolo de su causa.

Las andanzas de Pinocho continúan cuando conoce a un delincuente infantil llamado Lampwick (Lwyin Lloyd), quien lo convence para que visiten la Isla del Placer, un parque de diversiones para los niños que., si bien promueve la vagancia, también es un sitio políticamente correcto pues ahí solo se sirve cerveza de raíz y dejaron de ofrecerse puros a los visitantes.

Como veremos, la Isla del Placer es un sitio donde sus visitantes terminan por convertirse en burros, pero con ayuda de Pepe Grillo y del Hade Madrine, la marioneta regresa a manos de Geppetto, factor suficiente para que el Hade decida que Pinocho ha hecho los suficiente para convertirse en niño. Fin de la historia.

Por cierto, ver a Gepetto en el papel de Hanks es realmente lastimoso. ¿Se trata del mismo actor que ganó dos Óscares consecutivos, esto cuando los Óscares aún tenían credibilidad? Lo que aquí tenemos es una caracterización fastidiosa, un Gepetto sobrado de sí mismo en vez de ese viejito lleno de bondad cuyo sufrimiento por no tener a Pinocho en casa también era el nuestro. Los personajes añadidos, como ya dijimos, poco aportan a la historia y si se les edita del guión nadie los extrañaría.

Es increíble asimismo cómo una película realizada hace 82 años supera en mucho, muchísimo, a esta cinta mediocre, término que rara vez se le había endilgado a Robert Zemeckis. Pero esta es una muestra de cómo la creatividad en Hollywood para crear historias atractivas está muriendo sin remedio.

Por cierto, hay una escena donde Pinocho está encerrado en una jaula y empieza a decir mentiras para que le crezca la nariz, algo que le servirá para liberarse. ¿Quiere esto decir que se vale mentir siempre y cuando nos beneficie? ¡Y pensar que la máxima aberración en el Pinocho de 1940 fue cuando "inadvertidamente", Pepe Grillo pone su mano en la nalga de una figura hecha de porcelana!

En suma, este Pinocho no vale la pena en absoluto. Hay una razón por la cual se optó por estrenarla en Disney+ en vez de llevarla directamente a la pantalla grande, y dudamos que alguna vez llegue al cine, en contraste con el clásico de Disney que, se lo aseguramos, si el día de mañana se reestrena en un cineplex va a tener lleno completo.

Lo mejor en este caso, y ya si anda metido en Disney+, vea el Pinocho de 1940 (todavía disponible, veremos por cuánto tiempo) y quedará pasmado con el nivel de podredumbre artística que en comparación hemos alcanzado en este siglo XXI y de cómo las cosas hoy no solo las hacemos peor, sino que terminamos por desmadrarlas.

 

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