
La NFL nomás no
entiende: siguen convirtiendo al oro en porquería
Además de sus
ingeniosísimos comerciales, el medio tiempo hacía del Superbowl un
platillo vital para esa tarde anual de domingo donde se aderezaba la
final con una buena dotación de guacamole, una barbecue o una
taquiza. Pero la decisión de la NFL de invitar a un reggeatonero
bajará la calidad del evento a niveles ínfimos. Señores,
entiéndanlo; el público de la NFL es distinto, selecto y exigente
con la calidad. Y calidad es lo que no habrá en el medio
tiempo el próximo febrero
Versión impresión
OCTUBRE, 2025. Mi admirado y extrañado
Francisco Amparán escribió hace años una columna donde manifestó su
irritación cuando asistió a un partido de la NFL en el Estadio
Azteca y en el medio tiempo se presentó OV7, un grupito de Televisa.
"Afortunadamente el respetable bajó a mentadas y chiflidos a esos
engendros", escribió Amparán, respaldado en la idea de que un partido
de la NFL no es el foro para promover esos grupos pues claramente se
trata de un público antipódicamente distinto.
Amparán habría hecho un coraje mayor años después cuando en otro
juego de la NFL en el Azteca se presentó Firme, un grupo de banda
que, por cierto, también fue interrumpido por chiflidos y mentadas
hasta que tuvieron que interrumpir su actuación; en contraste al
terminar se escuchó de fondo una canción de Guns N' Roses y los
asistentes estallaron en una ovación. (Amparán falleció en el
2010, y seguramente hoy estaría echando pestes contra Donald Trump,
a quien sin duda jamás concibió como presidente de Estados Unidos).
En aquel momento muchos de nosotros pensamos que la ridícula
decisión de incluir a esos grupos en un foro que definitivamente no
es el suyo, fue exclusivamente de Televisa, propietaria del Estadio
Azteca. Era el equivalente a incluir a
Alice Cooper en un
megaconcierto al lado de Límite, Los Ángeles Azules o a Peso Pluma, e
igualmente habrían bajado del escenario a mentadas al buen Alice.
Pero la reciente decisión de la NFL nos hace pensar que quizá fue lo
contrario.
Pareciera ilógico: el público de la NFL ya es un público hecho,
conformado por gente de clase media y media alta, con conocimientos
importantes del inglés, que visita Estados Unidos con frecuencia e
que incluso admira el American Way of Life, y es igualmente
aficionado a escuchar grupos musicales en inglés, mayoritariamente
de rock, y que asiste a los conciertos efectuados recientemente en
México, como el de Oasis y
John Fogerty.
Y en vez de Firme, ese público habría recibido con gusto en el medio
tiempo una presentación de bailables folklóricos tradicionales,
música de mariachi, e incluso un homenaje a Pedro Vargas o Agustín
Lara, pero difícilmente se habrían tragado las canciones de Firme:
el rechazo habría sido similar si en un concierto donde tocara Guns
N' Roses hubieran puesto de telonero a la Banda
Limón.
La NFL tuvo uno de sus más grandes aciertos cuando se decidió
incluir un segmento musical en el medio tiempo del Superbowl. En un
principio se trató de bandas universitarias, música blue grass, el
grupo vocal Viva la Gente y
Andy Williams. Sin embargo, en los 80
los intérpretes y cantantes de música pop comenzaron a ganar
presencia, entre ellos New Kids on The Block, Miami Sound Machine y
la presentación de Michael Jackson, la cual alcanzó teleaudiencias
siderales y convenció a los organizadores que era ahí donde estaba
el tubérculo, es decir, la papa.
En el presente siglo, el esquema
del medio tiempo cambió radicalmente. Se dejaron atrás los homenajes
a diversos géneros musicales para dar lugar a elencos variados. Por
ejemplo, en el 2000 se abrió escenario a artistas latinos, entre
ellos Enrique Iglesias y Christina Aguilera, para de ahí contratar
al ala rockera, entre ellos U2 y
Aerosmith, pero a mediados de la
década el R&B comenzó a ganar terreno pero luego vendría otra cadena
de talento encabezada por
Paul McCartney,
los Rolling Stones,
Tom
Petty y The Who. Ya en fechas más recientes la NFL, ansiosa por
dárselas de "inclusiva", presentó en serie a artistas femeninas,
entre ellas Madonna, Beyoncé, Kathy Perry, Lady
Gaga y Jennifer López.
Como se ve, la calidad de los artistas
ha ido disminuyendo gradualmente. Pero la decisión que dio a conocer
la NFL respecto a quien encabezará el medio tiempo en el Superbowl
2026 marca una de las pifias más irritantes y tontas en la historia
de esa franquicia: Bad Bunny.
Así es, amigo lector, no se trata de un error de dedo: Bad Bunny, un
reggaetonero nacido en Puerto Rico que se considera "no-binario" y
el cual con frecuencia aparece vestido de mujer. Eso no es lo más
irritante, y algo que sin duda habría dejado sin bilis a nuestro
amigo Amparán: después de todo, cada quien tiene derecho a
percibirse como gacela o como cucaracha si así se le pega la gana.
Lo que encabrona es precisamente eso: ¿por qué Bad Bunny? ¿Por qué
darle espacio en ese foro a alguien que, en lo absoluto y se los
aseguramos, no tiene química alguna con el aficionado promedio de la
NFL?
El espectáculo del medio tiempo del año pasado donde apareció un tal
Kendrick Lamar enfureció a miles de aficionados dado que el
espectáculo parecía más la representación de una misa negra que un
show familiar, que es lo que se supone es el Superbowl. Pero al NFL
está decidida a aplicar más el acelerador a su promoción de artistas
(si se les puede llamar así) que sin duda encabronarán a aficionados
que jamás se han parado en un concierto de Bad Bunny y tienen una
vaga idea de quién es.
Los seguidores del reggeatonero no son seguidores de la NFL y difícilmente se convertirán en aficionados de ese deporte tras verlo
en el Superbowl. Son públicos distintos... la verdad lamentamos que
miles de personas tirarán al excusado miles de dólares en presenciar
en vivo un juego de la NFL donde Bad Bunny les hará sangrar los
tímpanos.
Y pensar que en algún momento fueron protagonistas del medio tiempo
gigantes de la música como Tom Petty, el gran Prince, Aerosmith y
Michael Jackson. ¿A dónde se fue la calidad del show de medio tiempo
de la NFL, por Dios? Sí, sabemos que varios de ellos ya partieron de
este mundo ¿pero acaso ya no hay artistas emergentes en la música,
ansiosos de darse a conocer ante un público con el cual puedan
congeniar? ¿Por qué escoger a un epítome de la mediocridad musical,
parte de un género monorítmico dedicado a glorificar a los culos?
¿A quién se invitará en las próximas ediciones del Superbowl, a
Pesado, a los Tigres del Norte, a la Arrolladora Banda el Limón, a
Peso Pluma -- después de todo, a éste la edición norteamericana de
Rolling Stone ya le dio una portada-- o los Tucanes de Tijuana, de
los cuales, por cierto, Metallica encabronó a innumerables fans
cuando interpretó "La Chona" en su último concierto en
México?
Repetimos: a quienes les gusta esa música, perfecto, gózenla, están
en su derecho. Pero la imposición de mediocridades como Bad Bunny en
un espectáculo que, se supone, debe ser de la mejor calidad tanto en
el emparrillado como en en su medio tiempo es aberración pura. Los
aficionados pagan cantidades estratosféricas (en México diríamos "un
huevo y medio") para ver un espectáculo de alto nivel, memorable. Pero
dudamos que Bad Bunny dejará satisfechos a los asistentes al
Superbowl que aman ese deporte.
La NFL, al igual que Disney, nos ha dado una lección a todos: cómo
convertir en mierda a un diamante.