fasenlínea.com

Análisis, comentario Y Demás

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de Y Demás

La Wokestapo destruye a Willy Wonka; al cabo los muertos no protestan

Tolerancia a mi conveniencia: los progres queman libros en Canadá

Ponga la basura en su lugar: el escandaloso fracaso editorial de Hunter Biden

Historia de la música pop: buena lectura, si no estuviera tan politizada

Que el lector decida ya también es políticamente incorrecto

Se sale del guión y sus amigos le tupen con todo a JK Rowling...

 Archivo

 

 

 

 

LITERATURA/Libros

Recomendabilísimo: Generación Idiota, de Agustín laje

Agustín Laje, un brillante analista argentino, se ha echado la encomienda de desenmascarar a la llamada "nueva" izquierda y a las jaurías woke que buscan establecer en el mundo una dictadura del pensamiento, esta vez protagonizada por una mentalidad adolescente e inmadura aunque eso sí, con gran poder económico. Generación Idiota es de esos libros que, desde ya, se antojan antológicos

Versión impresión

MARZO, 2023. En nuestros tiempos, decir que alguien es de "extrema izquierda" es asociado con el progresismo, con "aquelles" que quieren realizar profundos cambios sociales, quien desea mejorar a la humanidad. Pero si a usted se le tilda de "extrema derecha" es entonces un émulo de Hitler, un Pinochet en potencia. Nadie se ha acordado, o más bien ha querido recordarlo, que sátrapas como Stalin y Mao, cuya ideología era claramente de extrema izquierda y hasta se ufanaban de ello, causaron miles de muertos y destruyeron la creatividad de millones de seres humanos simplemente porque tenían una manera diferente de pensar.

Algo que me dio gusto es que Ana Eugenia, una gran amiga mía, tuvo oportunidad de asistir a una de las conferencias que Agustín Laje ofreció en Guadalajara y el lleno fue total. Igual sucedió en Zacatecas donde un grupo de feministas declararon a Laje "persona non grata" y sentían que estaban haciendo la revolución quemando un monigote con la figura de este escritor argentino... ¡argentino y libertario de derecha! ¿quién hubiera imaginado que de ese país saldría una combinación así?

(Por cierto, de ese querido y admirado país austral se nos aguarda una sorpresa: Javier Milei, un tipo de ojos desorbitados que no acostumbra peinarse pero quien posee una aguda inteligencia que invariablemente deja en la lona a sus enemigos progre, lidera las encuestas para las próximas elecciones en Argentina).

"Apenas y cabía gente en el lugar, y muchos más quedaron fuera", me comentó Ana Eugenia, "el que tanta gente vaya a ver a Agustín es un signo de que no todo está perdido en América latina y que las cosas pronto tendrán que cambiar".

ESCUCHE AQUI NUESTROS PODCASTS FASENLINEA

De hecho fue Ana Eugenia quien me acercó a la obra de Agustín Laje. Conseguir su libro, llamado Generación Idiota, no fue fácil: como sucede en otros países, así como en los cines que actualmente solo ofrecen en su mayoría porquería ideológica woke, las librerías se encuentran igualmente saturadas de basura doctrinaria disfrazada de entretenimiento. Finalmente encontré esa edición en las librerías Ghandi. Hoy puedo decir, que Agustín Laje se ha convertido en uno de mis autores favoritos.

El calificar de idiotas a los izquierdistas que se tragan el curso progre sin siquiera compararlo con la realidad no es asunto nuevo: ya en los años 90, Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro Vargas Llosa publicaron el Manual del Perfecto Idiota y aunque ese libro era corrosivo y con prosa impecable despedazaba las tonterías que la izquierda maneja como dogmas intocables, el mensaje fue perdiendo vigencia, sobre todo con la idea, que luego vimos era errada, de que Michelle Bachelet o el Partido Demócrata norteamericano conformaban lo que sus autores llamaban "izquierda carnívora". Luego vimos que no: la expresidente chilena y los demócratas han provocado un enorme daño a la estructura económica y social de ambos países. Por ello, esta "actualización" de Agustín Laje era necesaria, urgente.

El mundo actual, apunta Laje, vive un "adolescentrismo", es decir, se encuentra totalmente dominado por la mentalidad de un adolescente egocentrista: políticos caprichudos que dicen cosas insensatas o cuestionan valores que hasta hace poco nos parecían obvios, odio a la estructura familiar, al asumir responsabilidades y odio a afrontar las consecuencias de nuestros actos.

Nuestros políticos, en especial los más veteranos, están viviendo una segunda adolescencia; Donald Trump contonéandose y retando a todo mundo como el bravucón de la prepa, Joe Biden incapaz de decir una sola vez "lo siento, me equivoqué", los simpatizantes de Podemos en España, organizando protestas porque alguien se refiere a ellos con el pronombre equivocado igual que el adolescente que insulta a quien tiene gustos musicales distintos a los suyos, o bien suponer que el mundo será más justo y equitativo porque una película, chafa o una canción mediocre tenga éxito (y si fracasan, por supuesto, se debe a la intolerancia), cineastas, escritores, literatos y músicos que hoy reniegan y abjuran de lo que hicieron en el pasado --aunque no tanto como para renunciar a las regalías que esos trabajos les siguen produciendo... ¿verdad, Zemeckis y Spielberg?-- "como ese adolescente que repudia el hecho que en su niñez se haya divertido con juguetes o con muñecas", escribe Laje.

El adolescentrismo pareciera gracioso en la superficie pero no lo es tanto, advierte Christopher Chantrill de theamericanthinker.com, cuando ese adolescentrismo marca el rumbo del "discurso" mundial. Abunda Laje: "Hoy tenemos niños de 10 años que apenas están tomando conciencia de su identidad, a los que se empuja al mundo de los adolescentes e incluso de los adultos, etapa para la cual todavía no están emocionalmente preparados; es la obsesión de que todos tengan una mentalidad adolescentes, ansiosos por 'romper las reglas', muchas veces sin medir las consecuencias".

Efectivamente: Y esa es la misión de las "hades madrines", sujetos que de ser trasvestistas pasaron a considerarse a sí mismos mujeres y que hoy incluso visitan las primarias en los Estados Unidos y Canadá para supuestamente contar historias infantiles, "pero cuyo fin es llevarlos al mundo que afecta profundamente su estado emocional", escribe Laje.

Laje señala que el mundo del entretenimiento sigue "como un guión, una obsesión", el lineamiento del pensador italiano marxista Antonio Gramsci en el sentido de utilizar los medios masivos de comunicación como elementos de promoción y propaganda para paulatinamente ir destruyendo los valores tradicionales a los que Gramsci consideraba eran una imposición: "es el mismo principio goebbeliano de que una mentira dicha mil veces pasa a convertirse, más que en verdad, en un dogma", afirma Laje.

"El mensaje donde todo lo que es visible es válido y necesario mientras de lo que se habla poco es malo, el juzgar como nocivo un planteamiento, una opinión aun antes de escucharlos, es propio de una mentalidad adolescéntrica (...) vivimos una generación donde lo que conocemos como doble moral carece de valor en el entendido que esos valores los impuso la sociedad opresora", dice Laje.

Asimismo y como bien ha afirmado Laje en varias de sus conferencias, la generación idiota reacciona en base a sus sentimientos por encima de la razón, de ahí que si yo siento que el capitalismo está provocando un grave daño al planeta, mis sentimientos se impondrán a la evidencia, a la realidad que demuestra fehacientemente que el capitalismo ha sido el motor del desarrollo de la humanidad desde mediados del siglo XIX con el nacimiento de la Revolución Industrial. "El elemento principal dentro de la guerra cultural radica en las percepciones, es decir, lo que siento es lo que veo, y no en el sentido inverso", señala Laje". La gran paradoja --"y que no preocupa a la izquierda en lo absoluto", establece Laje-- es que se busca la destrucción de los llamados "valores impuestos" imponiendo otros valores.

"Por supuesto que a esta negación de la realidad, que se niega porque se le ve como un valor impuesto, hay que ponerle un apelativo para identificarla y ese mote es el de justicia social, nombre con el cual el socialismo trasnochado y fallido se disfraza actualmente", apunta Laje.

La imposición de valores se enfoca "dentro de una manera brutal, obsesiva incluso", en la industria del entretenimiento. Veamos el caso de Bad Bunny, de quien Laje señala: "se le asume como un 'revolucionario' pero cuyas letras hablan de maltrato a las mujeres, de tomarlas como meros objetos y sin embargo muchas feministas aplauden su actitud simplemente porque se declaró no binario. Esto habla del enorme grado de confusión provocada por el relativismo moral que alimenta a la generación idiota".

Hay mucho que hablar, de hecho muchísimo, respecto a este libro. Agustín Laje es uno de los grandes y hay que leerlo. Una de las soluciones que propone este brillante argentino es, escribe, "dejar de sentir vergüenza por asumirse de derecha; en Argentina Javier Milei rompió el paradigma y aceptó públicamente como de derecha con un discurso que denuncia la torpeza, la ineptitud, la corrupción e incluso la maldad de las izquierdas, y hoy lidera las encuestas en Argentina para elegir al próximo presidente. Debemos tener en claro que la izquierda nunca congeniará con nosotros: Mauricio Macri quiso ganarse a la izquierda pero fue despedazado y lo mismo sucedió en Chile con Sebastián Piñera. Debemos enfrentar la guerra con la izquierda a base de argumentos comparados con la realidad, no con los sentimientos, que es un modo subjetivo pero muy conveniente de juzgar las cosas y por tanto evita todo debate, el cual es precisamente el punto más débil de todas las teorías izquierdistas", establece Laje.

Y aunque parece una batalla perdida, el escritor argentino establece que "esa no es mi postura, de ser así habría preferido seguir siendo un idiota, término cuya acepción real y que viene de los griegos es la de alguien que se abstiene de participar en la arena política. Lo que mantiene esta batalla es un principio inalterable: la realidad siempre terminará por imponerse. Todo imperio construido en mentiras, en percepciones falsas y en conceptos dogmáticos al final se derrumba; la historia nos ha demostrado que no hay excepciones en ese sentido".

 

Textos relacionados

 

 


 

Un fallecido escritor inglés innovador en darnos historias que cautivaban a los niños al tiempo que divertín a los adultos acaba de recibir tijeretazo a sus libros por lo que convirtieron en basura para que los wokes no se ofendan y se orinen en sus camas luego de leerlas. Otro ataque artero dado que el autor de esas obras ya no puede defenderse

 

Previo

La Wokestapo destruye a Willy Wonka; al cabo los muertos no protestan

 

Un fallecido escritor inglés innovador en darnos historias que cautivaban a los niños al tiempo que divertían a los adultos acaba de recibir tijeretazo a sus libros por lo que convirtieron en basura para que los wokes no se ofendan y se orinen en sus camas luego de leerlas. Otro ataque artero dado que el autor de esas obras ya no puede defenderse

 

 

 

¿Desea opinar sobre este texto?

fasenlinea@yahoo.com

oscar_maderecho@gmail.com  

 

0 opiniones

 

 

 
 

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás