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CINE

Avatar 2: cómo James Cameron terminó hecho agua

Más de una década después que Avatar llegara como huracán a las taquillas, James Cameron nos ofrece esta segunda parte, solo que esta vez más sermonera que la primera, asunto los sorprendentes efectos especiales han sido capaces de hacerla el éxito financiable que teminaría por desbancar a Top Gun: Maverick. Avatar 2. The Mark of Water no es una basura ni mucho menos, pero definitivamente, es imposible bajarla de malita

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Avatar 2: The Mark of Water
Sam Worthington, Zoe Saldana. Sigourney Weaver, Stephen Lang
Dirigida por James Cameron
Twentieth Century Fox/2022

DICIEMBRE, 2022. Si el lector es de quienes lleva por lo menos dos décadas asistiendo a una sala de cine con regularidad, recordará cómo la gente solía gritar y emocionarse con las escenas de acción, aplaudir cuando aparecían los créditos finales y platicar de la cinta cuando ya todos íbamos de regreso a casa.

Sin embargo, y en la proyección de Avatar 2: The Mark of Water a la que nos tocó asistir, el público (sala a medio llenar) se mantuvo en silencio a lo largo de la larga --con perdón de Guillermo Cabrera Infante-- Avatar; The Mark of Water--no hubo expresiones de emoción ni aplausos; la mayoría abandonamos la sala en silencio, como si nos negáramos a aceptar haber sido víctimas de un fraude, en esta ocasión un fraude cortesía de quien es considerado uno de los directores más grandes y talentosos en la historia de Hollywood.

Un connotado crítico de cine español comparó a Avatar 2: The Mark of Water "con ese postre sobre la repisa que se ve delicioso, irresistible, con el betún que te invita a experimentar la aventura gastronómica más grande de tu vida, pero que al probarlo no te sabe a nada, si mucho y remotamente, te sabe a papel cartón". La definición de este crítico es precisa, impecable.

Recordamos cómo en el 2009 Avatar fue el estreno más impresionante del año y que logró recaudar más de un billón de dólares en taquilla. Razones sobraban en ello: efectos especiales que quitan el aliento y vistos en tercera dimensión -- ese juguetito de Hollywood cuyo furor duró si mucho tres años más-- y una historia que, aunque parecía ser un guión escrito por Edurado Galeano, ese que publicó Las Venas Abiertas de América Latina, la primera Avatar resultó una propuesta convincente.

Igualmente y pese a que el guión era un claro refrito de cintas como Un Hombre Llamado Caballo y Danza con Lobos, a esta película se le aderezó el asunto que una multinacional (en este caso interplanetaria) quería hacerse de un raro recurso natural llamado unobtanium y para conseguirlo no le importaba destruir la ecología local, esa cinta logró un entrelazado que, ciertamente, vaticinaba la basura woke que vendría después pero al menos, las líneas sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal se encontraban claramente definidas.

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Como el lector seguramente sabrá, los efectos especiales son admirables, de altísimo nivel, "el betún" al que aludía ese crítico español de cine. Pero conforme la película se va desenvolviendo comenzamos percibir que es un producto hueco, sin sustancia, descaradamente maquillado con sermoneos de "empoderamiento femenino" y de cómo los hijos no tienen porqué seguir los lineamientos que les quieren imponer sus padres hasta que llega el momento que los espectadores queremos gritar "¡ya basta!" (habría sido el único grito que escucharíamos en una sala de cine; ya ven ustedes cómo en la oscuridad los bostezos son igualmente discretos y silenciosos).

Repasemos brevemente la historia: ha pasado cierto tiempo (no se especifica cuánto) en que los  Na' Vi han echado en corrida de Pandora a esos humanos obsesionados con el lucro quienes cada uno lleva en el bolsillo un librito de Adam Smith. Sin embargo el planeta Pandora (al cual Cameron bien pudo haber llamado Flans o Parchís, total ¿cuál sería la diferencia?) la están pasando mal por lo que el soldado Jake Sully (Worthington) ahora convertido en Na'Vi de tiempo completo, y su esposa Neytiri (Zoe Saldana) se han unido a un éxodo para vivir bajo el mar, pues ya sabemos que estos personajes son anfibios.

En ese reino bajo las aguas, quienes gobiernan e imponen su filosofía de vida son unas sabias ballenas (?), elocuentes ecologistas y quienes advierten que los humanos no se darán por vencidos y regresarán a Pandora no solo para colonizarlos sino para robarles sus recursos naturales. Y dicho y hecho, faltaba más.

A diferencia de obras magistrales de Cameron como la saga Terminator donde aparecía Schwarzennegger, Avatar2: The Mark of Water, el unobtanium, ese codiciado material que hizo a los humanos viajar millones de kilómetros en el espacio, no es mencionado ni de casualidad. Peor aún, tampoco vemos nuevos villanos (humanos, naturalmente) pues el malvado, el méndigo, es el coronel Miles (Stephen Lang) a quien vimos morir brutalmente en la primera entrega de Avatar ¡regresa como un clon!, el equivalente a que un "clonado" Hans Grueber apareciera cuatro veces consecutivas en las cintas de Duro de Matar.

Por lo que toca a Zuly y Neirity, hoy ya son padres de dos púberes en quienes la película se enfoca exageradamente pese a que nada interesante tienen qué decir en los diálogos. Donde sí se insiste hasta la exasperación es que esos hijos tienen derecho decidir sobre sus propias vidas, y auque en Avatar 2 no aparece ningún hade madrine o sandeces afines, estos niños ya son rebeldes infmuables aun antes de alcanzar la adolescencia.

Pronto regresa la marabunta humana a Pandora, un exilio masivo consecuencia de una catástrofe en el planeta Tierra; quizá nadie hizo caso a las peroratas de Greta Thumberg y hoy se están pagando las consecuencias. Pero esta ocasión no se nos dice exactamente qué buscan los humanos, por qué buscan destruir el ecosistema donde viven los Na' Vi si ya no codician el unobtanium. Para defender su dignidad, Neirity decide lanzarse al combate pese a tener en sus entrañas a un ser vivo en gestación.

En una conferencia de prensa, Cameron afirmó que esa escena "buscaba empoderar" a las mujeres embarazadas, lo cual insospechadamente derriba uno de loso  mitos woke, esto es, que no solo las mujeres pueden dar a luz y nos plantea la interrogante: ¿no será para los humanos invasores una doble ganancia matar a una combatiente que se encuentra en estado gestante? Más que "empoderados", los Na'Vi no parecen ser muy perspicaces que digamos.

Y abundando en el director Cameron, hipócrita superlativo y que ahora quiere aleccionar al mundo con sus gansadas de tolerancia, equidad" y "empoderamiento de las minorías raciales y sexuales". ¿Tan rápido se le olvidó a Cameron que él dirigió True Lies, una película donde los villanos son terroristas árabes? ¿Por qué la "inclusividad" que Cameron tanto dice defender no la detectamos en Titanic, donde no aparecen actores negros y los roles sexuales de hombres y mujeres a bordo están claramente definidos?

Asimismo, Cameron censuró acremente la  "testosterona" de esos filmes que promueven la masculinidad tóxica". ¿Quiere esto decir entonces que sus películas de Terminator, la primera de Rambo (Cameron escribió el guión) y en otras películas en la que estuvo implicado hasta las cachas, no estaban promoviendo la "masculinidad tóxica? ¿A quién carajos quieren engañar Cameron y los estudios de Hollywood, con un historial xenófobo, racista y discriminatorio donde a todos los actores latinos los obligaban a cerrar sus diálogos con un "sí señor"?

Otro punto es que los Na' Vi no nos despiertan interés, a lo largo de la historia nada nos seduce a seguir sus peripecias y nos siguen siendo unos seres extraños aun cuando la película ya lleva buen tramo recorrido; carecen de ese click que nos lleve a simpatizar con su causa.

La razón es sencilla: en Avatar 2: The Mark of Water, película que la humana es la única especie en el mundo que pagará un boleto para verla, es perfilada como la villana, la destructora, y de color azul, para empeorar las cosas. ¿Tendría un éxito monumental una cinta donde los extraterrestres fueran los héroes y los humanos los malditos de la trama? El que no exista una sola cinta exitosa con esa propuesta es una respuesta en sí misma.

Al momento de escribir este texto, Avatar 2: The Mark o f Water estaba recaudando buena taquilla pero no la suficiente para poderle llamar un hit fílmico financiable. Y dado que muchos espectadores que fueron a verla el pasado fin de semana sentirán que les ofrecieron un postrer de jugosa apariencia pero que resultó insípido hasta la médula, es poco probable que la vayan a recomendar a sus amigos y familiares.

Se da por contado que esta película ganará el Óscar a Mejores Efectos Especiales en la próxima entrega. Esperamos sea el único: no merece otro más.

 

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