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CINE/Fraudes hollywoodenses

Farsas históricas: la mensajera de Marlon Brando que rechazó el Óscar fue puro show

El reciente fallecimiento de la mujer que a nombre de Marlon Brando rechazó su Óscar hace casi medio siglo acaba de destapar la verdad del asunto. Lejos de ser una india apache, se trataba de un mujer hispana ansiosa de popularidad que durante décadas se hizo pasar por activista nativoamericana. Fue su misma familia la encargada de revelar quién fue en realidad Sacheen Littlefeather

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NOVIEMBRE, 2022. La escena provocó un shock en aquella entrega de los Óscares en marzo de 1973. Cuando Roger Moore leyó el nombre de Marlon Brando como el ganador del Óscar al Mejor Actor por su papel de Don Corleone en El Padrino pues quien subió al escenario fue una veinteañera de finas facciones que portaba un tradicional vestido nativoamericano. Se le acercó Moore y con un ademán la chica rechazó el Óscar que el entonces James Bond tenía en la mano pare enseguida leer un papel que llevaba en la mano.

Acto seguido la chica señaló que Brando, "respetuosa pero firmemente" rechazaba el Óscar "en protesta por el trato que reciben los indios americanos en este país" y que el legendario actor le había encomendado rechazar la presea si resultaba premiado.

Por supuesto, al día siguiente la prensa apenas y reportó que El Padrino, estelarizada por Brando, había ganado el Óscar a Mejor Película; la atención se centró en aquella chica quien a los pocos días fue entrevistada sin cesar y apareció en todos los medios imaginables. En primer lugar, la mujer dijo llamarse Sacheen Littlefeather, dijo ser de origen apache y representar a los nativoamericanos que, agregó, "habían sido estererotipados como los malos y los salvajes en las producciones de Hollywood". La prensa agregó que, mientras Littlefeather daba su discurso, un enfurecido John Wayne había tratado de subir al escenario pero fue detenido por varios guardias. Intolerante y racista él.

En los años siguientes Sacheen se convirtió en icono de la lucha de los nativoamericanos por recobrar su dignidad en el cine. Había algo de  cierto en su argumento: durante décadas esa comunidad había sido estereotipada como ignorante que solo sabía expresarse con verbos en infinitivo y a la que jamás se le habían dado roles estelares pues, invariablemente, esos papeles le eran dados a actores blancos. (Como ejemplo, un actor que con frecuencia la hacía de nativoamericano era John Barrymore, el padre de Drew Barrymore, quien ni remotamente poseía una gota de sangre nativoamericana).

Sin embargo, lo que resultó falso, falsísimo, fue la identidad de Sacheen Littlefeather, quien falleció hace un par de semanas a los 75 años de edad por cáncer de mama. Casi medio siglo después de su literal actuación, Littlefeather continuó en su rol de activista por la comunidad nativoamericana. Que detalle tan romántico al que, sin embargo, nunca se le agregó el que la muchacha en realidad se llamaba Maria Louise Cruz.

(Al asunto debe agregarse otra intención: John Wayne no quería bajar a empellones a la mujer; se quedó sentado, serio, y luego manifestó estar furioso porque Brando mismo no había rechazado el Óscar personalmente y en su lugar envió a una mensajera. "Fue un claro acto de protagonismo por parte de Marlon Brando", dijo Wayne en una entrevista tiempo después, "no asistió pero de cualquier modo quiso robarse las luces de la ceremonia").

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El artículo sobre la verdadera identidad de Littlefather fue revelado por el periódico San Francisco Chronicle a unos días de la muerte de quien durante muchos años se hizo pasar por una mujer nativoamericana sin serlo. La fuente no eran los descendientes de John Wayne, tampoco unos supremacistas blancos envidiosos sino la misma familia de Cruz. "Todo fue un fraude y es un insulto para la herencia de los auténticos nativoamericanos", dijo su hermana Rosalind Cruz,"y también todo fue un insulto para mis padres, una familia que siempre se identificó como hispana y no tenía raíces nativoamericanas.  Para Marie Louise resultaba más atractivo y romántico ser una princesa indioamericana que una princesa mexico-americana". Ello explica que la muchacha siempre diera explicaciones vagas sobre su origen y que nunca se supiera de su familia y de la reservación de donde supuestamente había nacido.

La investigación en torno a su identidad reveló que Maria Louise había nacido en Salinas, California y era hija de Manuel Ybarra Cruz y de Gertrude Barnitz: "el origen de la familia se remonta a un pequeño poblado que hoy es parte de la ciudad de México", apunta el periódico.

A las hermanas de la supuesta Sacheem Littlefeather les irritaba que ésta se asumiera como víctima del racismo y que había tenido una infancia marcada por la pobreza y la violencia. "Falso. La nuestra era una familia amorosa y respetuosa", dijo Rosalind Cruz, "a ella no le gustaba ser mexicana y decidió ser alguien más". Cruz agregó que su familia se enteró de la muerte de Marie Louise en los periódicos y no acudió a los funerales.

Este acto de suplantación de identidad de minorías raciales está lejos de ser el único. Hace unos años Rachel Dolezal, quien por años se hizo pasar como activista afroamericana --incluso encabezaba una ONG financiada por el gobierno norteamericano-- fue obligada a aceptar era una mujer blanca de origen alemán-holandés, pero el ejemplo de mayor desfachatez se dio cuando la senadora Elizabeth Warren mintió al afirmar que era descendiente de indios pieles rojas al punto que ocupó un sitio de la cuota que la Universidad de Harvard reserva a los nativoamericanos. Cuando se supo la verdad --un examen de DNA arrojó que Warren tiene apenas un 1 por ciento de sangre indígena sudamericana-- la senadora jamás se molestó en disculparse por haber desplazado a un nativoamericano auténtico.

Pero, de acuerdo a la versión  de Rosalind Cruz, su hermana era una mitómana consumada: "Siempre defendió la idea de que era una nativoamericana e incluso daba conferencias", refirió, aunque la muchacha siempre evitó precisar donde se ubicaba la tribu apache a la que decía pertenecer. "Los medios le siguieron el juego", agrega Rosalind Cruz, "e incluso el Museo de Hollywood la dedica un pabellón como la activista nativoamericana que rechazó el Óscar otorgado a Marlon Brando".

¿Y de dónde viene la relación con el afamado actor? De acuerdo a otro artículo publicado en The New York Post, "Marie Louise conoció en San Francisco a Francis Ford Coppola --quien dirigió a Brando en El Padrino-- y de ahí luego conocería a Brando, quien ya había provocado controversia al manifestar su abierto respaldo a las Panteras Negras. Louise le contó a éste la historia que había inventado sobre su origen nativoamericano y el actor simplemente abrazó una nueva causa", señala Rosalind Cruz en ese artículo.

En otras palabras, la protesta de Brando no se debió a una convicción propia sino que se limitaba a todo lo que Littlefetaher le había contado, algo que confirma lo que alguna vez escribió el ya fallecido ensayista y humorista PJ O'Rourke: "el sentimiento liberal de culpa en Hollywood que busca limpiar sus propios pecados colocándose del lado de la víctima".

Por cierto, la aparición de Marie Louise Cruz estaba lejos de ser un acto espontáneo. Después de todo, ¿cómo fue que la dejaron entrar a la ceremonia, acaso nadie se dio cuenta que Brando, uno de los nominados, no se encontraba presente en la ceremonia? Rosalind Cruz dice que, días antes de la entrega del Óscar, "Louise nos  pidió que viéramos la entrega, 'no puedo decirles lo que sucederá pero vean la ceremonia'. Cuando vimos lo que ella había hecho, todos en la familia estábamos boquiabiertos".

Todo el show se había preparado con antelación: pese a haber alterado la ceremonia, Littlefeather no fue invitada a abandonar el recinto y, por el contrario, terminada la ceremonia la chica permaneció un buen rato posando para las cámaras, con una enorme estatua del Óscar como fondo más que conveniente y solo se permitió que las imágenes tomadas a Littlefeather fueran distribuidas en exclusiva por fotógrafos autorizados.

La mentira ha enraizado a tal punto, agrega Rosalind Cruz, "que pese a que su propia familia hemos dicho que Louise no es nativoamericana y que no pertenece a ninguna tribu, nadie nos cree. Incluso traté de desmentirla asitiendo al programa de Oprah Winfrey y solo recibí insultos. Al igual que mi hermana, mucha gente  únicamente cree lo que quiere creer".

¿Y que llevó a quien hasta el último día se hizo llamar Sacheen Littlefeather a convertirse en una mentirosa patológica? "Siempre se negó a aceptar su origen", refirió Rosalind Cruz. "Nuestra familia era tan poco importante para sus aspiraciones que se inventó una historia para llamar la atención de Hollywood". Esa desesperación por obtener notoriedad la llevó a aparecer en las páginas de Playboy meses después de la ceremonia del Óscar y, nuevamente, ahí volvió a mentir sobre su origen. "Mi hermana anhelaba la fama, los contratos, vivir en ese mundo donde todo mundo te reconoce y te pide autógrafos, y qué mejor manera que asumirse como una nativoamericana víctima de Hollywood". Su falsa identidad llegó al punto que siempre aparecía en fotografías con ropas autóctonas que los indios de Norteamérica solo utilizan hoy en ceremonias especiales.

Por cierto, ningún historiador woke ni Sacheen Littlefeather jamás se molestaron en indagar qué tanto tuvieron que ver los sindicatos de Hollywood para que por décadas las minorías raciales fueran excluidas en Hollywood. De acuerdo al comediante e historiador de cine Chris Gore, "hasta fines de los sesenta, los sindicatos de los estudios obligaban a dar a actores del gremio los roles principales a personajes pertenecientes a las minorías raciales, y esos mismos sindicatos imponían una cuota límite de actores que no fueran blancos". Estas prácticas segregacionistas continuaron en Hollywood mucho después que fueron abolidas en el sur de Estados Unidos.

"Hoy mi hermana descansa en paz y espero sinceramente que reciba el perdón de Dios", dijo Rosalind Cruz en la entrevista con The New York Post. Con todo, seguramente la farsa en torna a esta nativoamericana postiza seguirá viva por mucho tiempo, igual que otra farsa, esto es, que a Marlon Brando realmente le interesara la suerte de los nativoamericanos: ni siquiera los mencionó en  su testamento.

 

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