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Series legendarias: la irresistible magia de Hechizada
Olvídese de la mediocre película estelarizada por Nicole Kidman hace años. La fuente original fue una serie que duró ocho temporadas, nunca bajó su rating y sigue siendo tan divertida como el día en que se estrenó. Y aunque su elenco ya no está con nosotros, Hechizada legó una moraleja: el tener poderes especiales no evitará que en nuestras vidas nos sigamos metiendo en problemas; antes bien, los va a multiplicar
OCTUBRE, 2022. Comparar a la
suegra con una bruja es una de las analogías más viejas de la
historia. ¿Pero qué hacer si, en efecto, aparte de bruja, la suegra posee poderes
especiales y es capaz de castigar al yerno agresor con hacerle
crecer grotescamente las orejas?
Aunque están cerca de cumplirse 60 años de su estreno, Hechizada
(Bewitched) sigue siendo considerada una de las mejores
comedias producidas en la televisión norteamericana. Mientras Los
Picapiedra mantenían su cetro en el terreno de la animación,
Hechizada hacía lo propio con un episodio semanal que resultó en
algo que rara vez se da, esto es, que la serie durara casi una
década al aire (la familia de Piedradura, en cambio, duró seis
temporadas). ¿Y por qué Hechizada --vamos a utilizar otra
analogía igual de vieja-- sigue embrujándonos con su magia de
entretenimiento?
Quizá porque, desde el principio, los críticos odiaron a
Hechizada. Para esta gente, abuelos de los actuales wokes,
lo que ofrecía la televisión en aquel momento era absoluta basura
con argumentos insulsos y actuaciones menos que lastimosas. Como
muestra de desdén hacia otra serie contemporánea, según Sherwood
Schwartz, creador de La Isla de Gilligan, refirió en su
biografía como "cierto crítico de la agencia UPI advirtió que "nunca
había visto una serie tan estúpida y falta de humor como La Isla
de Gilligan, y juro que nunca más haré mención a ese nombre".
¿Y qué dijeron de Hechizada? Si bien no fueron tan severos,
un crítico de Los Angeles Times escribió que sus historias
"eran difíciles de creer". Su pobre cacumen no lo llegó a
sospechar
que Hechizada era fantasía pura. Pero no era tan difícil de creer,
después de todo: sus niveles de audiencia siempre fueron altos,
incluso cuando los productores se vieron forzados a sustituir a uno
de sus actores principales.
¿Y qué trata Hechizada? El
episodio piloto nos da todas las pistas: Darren Stevens (Dick York)
es un soltero codiciado, triunfador, al que le está yendo más que
bien en una agencia de publicidad. Y cuando Darren está a punto de
casarse con la bella pero presuntuosa hija de un millonario conoce a
Samantha (Elizabeth Montgomery), una bella chica llegada quién sabe
de dónde pues ella le oculta su pasado y promete revelárselo una vez
que se casen. Y es en la noche de bodas cuando ella la advierte que,
bueno, se ha casado con una bruja y termina convenciéndolo cuando
mueve un cenicero de un lado para otro con solo un mohín de nariz.
Los Stevens viven en un suburbio clasemediero de Connecticut (en
realidad unos sets de filmación de los estudios Warner en Burbank,
California; la "casa" de la Familia Patridge eran sus vecinos, un
sitio donde se filmaron por lo menos un centenar de películas y
series hasta fines de los 90; desafortunadamente todo el set fue
derruido hace algunos meses). Esa residencia sería, sin duda, la más
famosa en el mundo televisivo hasta principios de los 70.
Pero hay otro aspecto que Samantha le
escondió a su flamante marido: su parentela. Y es ahí donde Darren
tendrá que demostrar que realmente ama a su esposa brujita
soportando a todos los miembros de su familia que aparecen
(literalmente) adentro de la casa sin tocar la puerta.
El jefe de Darren en la agencia es Larry Tate
(David White), un cuarentón elegante, amable y de hablar suave pero
que no duda en adjudicarse para así el esfuerzo de sus empleados, en
especial Darren. Larry abusa de su posición y no duda en
aprovecharla en su beneficio pero al final es el mejor amigo de
Darren, lo visita a su domicilio casi a diario y en ocasiones lo
acompaña su esposa a cenar con los Stevens. Larry no sospecha que su
esposo está casado con una bruja pero sí le ha tocado presenciar
cosas extrañas, por ejemplo, ver un busto de sí mismo que habla
cortesía de uno de los tantos hechizos de Endora (Agnes Moorehead)
la madre de Samantha. (Ese busto, por cierto, acompaña a las cenizas
de White que se encuentran en el cementerio Hollywood Forever de Los
Ángeles, a unos pasos de donde reposa
Rodolfo Valentino).
Y es aquí donde entra en escena Endora. Como el reverso de la
dulzura de Samantha y el haber aprendido a convivir con los
"mortales" al punto que se casó con uno de ellos, Endora tolera pero
no perdona a su hija por este hecho. La enorme química (y talento)
de este trío se reflejó en la mayoría de los episodios. Darren se
atreve a llamar "bruja" a su suegra y esta no duda en hechizarlo con
la referidas orejotas, o bien hacerlo desaparecer cada vez que
se pone a practicar el francés antes de una junta importantísima con
un empresario de Quebec. (lo divertido es que Darren no estaba
mintiendo).
Por si no fuera suficiente, Darren debe soportar al resto de la
parentela de Samantha que surgen de improviso adentro de la casa
--como brujos que son, jamás se molestan en tocar la puerta y les
encanta ser impertinentes, aunque se cuidan de no aparecer cuando
los Stevens están en alguna situación íntima-- y entre ellos
se encuentra el tío Arthur (Paul Lynde) un tipo que gusta de hacer
bromas pesadas aunque a veces sus hechizos salen mal. Samantha lo
adora porque la cuidó cuando ella era niña dado que, como se verá,
su mamá Endora se la pasaba quién sabe dónde y su esposo Maurice (Maurice
Evans, que luego daría vida al doctor Zaius en El Planeta de los
Simios) con quien lleva una relación abierta, algo escandaloso
hacia mediados de los sesenta en Estados Unidos, no parecían
preocuparse mucho por su hija y solo se alarmaron hasta que decidió
casarse con un "mortal"... alguien exitoso en los negocios, pero "
mortal" al fin.
Otro personaje, y éste si un poquito más irritante, era la prima
Serena, encarnada por la misma Elizabeth Montgomery aunque con una
peluca negra. Serena es muy bella pero sus pretendientes se alejan
cuando se enteran que es una brujita, algo que Samantha, sabiamente,
se esperó a revelar hasta que ya había oficializado su matrimonio.
Serena realiza hechizos sin decírselo a nadie más como, por ejemplo,
hacer que una chica se enamore perdidamente de Darren, situación que
empeora cada vez que él la rechaza. La ocasión que Serena y el tío
Arthur son castigados y pierden sus poderes no tardan en darse
cuenta que al no poseerlos son un par de inútiles, incapaces
siquiera de servir helados.
Maurice, el padre de Samantha, es un brujo consumado, mujeriego, que
viste con elegancia y tampoco ve con mucha simpatía a su yerno al
punto que lo convierte en asno, por terco, en el último episodio
donde aparece Dick York, obligado a salir de la serie por sus
problemas de espalda que se hicieron intolerables. Y lo convierte
en jamelgo cuando Darren rechaza, por cortesía, un regalo que le
hace Maurice. Y es que, aparentemente, en el mundo de los brujos,
rechazar un regalo es una afrenta peor que un recordatorio materno,
situación más que curiosa. ¿No cae en cuenta Maurice que, por ser un
"mortal", Darren es incapaz de comprender la ética de los brujos?
Ni olvidemos al doctor Bombay (Bernard Fox) un médico brujo cuyos
conjuros suelen traer efectos inesperados pero, en apariencia, en el
mundo de los brujos no hay muchos médicos y el Dr Bombay es el único
disponible. Tampoco dejemos atrás a la empleada doméstica Esmeralda
(Alice Ghostley) una solterona que suelta hechizos involuntarios
cada vez que estornuda.
Por lo visto el universo de los brujos está lleno de personajes con
poderes especiales pero que al mismo tiempo son sumamente ególatras,
sobrados de sí mismo, hipersensibles pero que fuera de eso no saben
hacer otra cosa. Y muy irresponsables porque uno no puede deshacer
el conjuro del otro. Quizá hizo bien Samantha al abandonar ese mundo
para integrarse al de los "mortales", aunque siguió en contacto
con su familia. Paradójicamente, en ese contraste radica el enorme éxito
que tuvo la serie.
Pero no todo eran brujos de sangre
pesada aunque poco sagaces. No olvidemos a la vecina
metiche Gladys Kravitz, primero encarnada por Alice Pearce y luego
por Sandra Gould. Al igual que Larry Tate, Gladys sospecha que en
casa de los Stevens hay algo raro. Gladys está convencida de que
Samantha es bruja y cuando se lo comenta a su esposo, Abner (George
Tobias) éste no la baja de alucinada que debería de ocuparse de sus
propios asuntos.
Cuando Dick Sargeant entró en sustitución de Dick York, se temía
que el rating de la serie caería pero se logró mantener
en alto al audiencia, aunque los productores ya se habían blindado
con la participación de Tabhita (papel representado indistintamente
por las gemelas Erin y Diane Murphy) quien pronto se reveló como una
niña precoz que, claro, salió brujita y no duda en
convertir en mariposa a una compañera de clase que quiere escapar
del salón de clase o bien transforma en perro a un mocoso que se atrevió a insultarla.
Como se ve, Hechizada era una casada de guiones ingeniosos, bien
hechos, divertidísimos. Y después de tantas carcajadas, tantos
momentos jocosos. nos quedó la moraleja de Hechizada: todos los
"mortales" hemos deseado alguna vez poseer poderes especiales que nos permitan
mover objetos, trasladarnos en un segundo a lugares lejanos, ordenar
la casa con un conjuro y, en suma, para resolver nuestros problemas cotidianos.
Pero Hechizada nos demuestra
que, si tuviéramos esos poderes, los problemas ahí seguirían o, más aún,
empeorarían nuestra existencia. Nuestro mundo continuaría siendo imperfecto.
Con excepción de Erin Murphy, la pequeña Tabatha, el elenco de Hechizada ya no habita en este mundo. Pero la serie durará muchísimo tiempo, un brillo que ni siquiera una película mediocre estelarizada por Nicole Kidman pudo opacar. El embrujo de los televidentes hacia la seria original parece que será de efecto duradero.
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