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El peor de los demócratas: Al Gore
Ni Hillary, ni Bernie, ni Alexandra, vamos, ni "Betonto" O'Rourke han causado tanto daño a la psiqué de los norteamericanos como este ex senador y ex vicepresidente con un "documental" que dejó traumados a miles de niños que más tarde pasaron a convertirse en activistas woke. Y todo eso lo consiguió sin ser experto en temas ambientalistas y sin haber llegado a la Presidencia. Las consecuencias tardarán mucho tiempo en ser restañadas
MAYO, 2025. En alusión a
una frase del gran
Mario
Vargas Llosa: ¿en qué momento de jodió el Partido
Demócrata? Si bien esa organización política se había distinguido
por su hipocresía, su doble moral y a tener una afición a violar las
leyes cuando así conviene a sus intereses, los demócratas habían
procurado mantenerse alejados de la terminología socialista y
marxista, sabedores que antes que todo ello se encontraba el
excepcionalismo americano donde las barbas de Marx y la pelona de
Lenín realmente no tenían cabida.
Las cosas comenzaron a cambiar con el gobierno de
Bill
Clinton, quien se estrenó con la propuesta de
aceptar gays en el ejército así como otra legislación --que sus
admiradores jamás han vuelto a citar-- que proponía la creación de
un Departamento (secretaría) que vigilaría los contenidos en los
principales medios para evitar "proporcionen información
malintencionada y actuar en consecuencia".
¡Sí, el mismísimo Bill Clinton envío una propuesta al
Congreso en sus primeros días de gobierno que buscaba censurar a los
medios de comunicación! La iniciativa fue parada en seco por presión
de los mismos medios achichincles de los demócratas, sabedores que
esa ley podría emplearse en su contra con un presidente republicano.
Fue con Bill Clinton cuando las leyes fueron manipuladas a antojo
del gobierno, y que mejor prueba de ello con el affaire con
Mónica Lewinsky, no porque le haya puesto el cuerno a doña Hillary,
sino porque el entonces presidente mintió en la Corte al insistir en
que "no conozco a esta persona, la señorita Lewinsky" cuando un
video mostraba cómo se saludaban de manera efusiva.
Asimismo, las demandas de otras mujeres que acusaron a Bill Clinton
de acoso sexual cuando era gobernador de Arkansas fueron archivadas,
eso sin olvidar cómo un ex empleado que iba a testificar en contra
de la pareja Clinton murió atropellado en Washington, curiosamente a
un día de presentarse ante el Jurado.
Fue también con Clinton cuando hizo su aparición pública el senador
por Tennessee Albert Gore y quien ocupó la vicepresidencia durante
ese periodo. La revista Newsweek, que entonces era de
centro-izquierda pero mostraba cierta imparcialidad, denunció que
Gore había "movido influencias" para que las compañías tabacaleras
obtuvieran importantes exenciones fiscales, esto al tiempo que el
gobierno federal iniciaba una campaña antitabaco en todo el país.
Gore respondió que, "efectivamente, esas compañías se habían
acercado conmigo pero rechacé la propuesta". La prensa se dio por
bien servida con esa lacónica explicación y dejó de investigar el
asunto, incluido Newsweek. El analista Jonah Goldberg sugirió
que el gobierno federal había amenazado con auditorías fiscales a
los medios que se obstinaran en seguir la hebra de esas
negociaciones.
Como se sabe, Al Gore fue el candidato a la presidencia en el año
2000 donde perdió por un escaso margen ante George W. Bush (el fallo
de la elección fue dado por el Poder Judicial). El senador aceptó el
resultado públicamente pero se sabe que en privado tuvo un acceso de
furia donde juró vengarse de ese "maldito hijo de p... de la
dinastía Bush".
Luego vendría el "documental" titulado An Inconvenient Truth
que sacó de la obsolescencia al ex senador. Puede decirse que este
"documental" fue el inicio de la ofensiva woke que seguimos
padeciendo hasta hoy. Lo asombroso es que, a casi 30 años del
extreno del "documental", ni una sola de las horropilantes
predicciones de Al Gore se ha hecho realidad: ni hemos sufrido una
brutal incremento de huracanes, ni el nivel del mar ha inundado las
costas de Manhattan, ni los crudos inviernos se han terminado ni los
osos polares se han extinguido ni el "calentamiento global" ha
producido tremendas hambrunas aun en los países desarrollados.
Lo que sí tenemos tras el estreno de ese "documental" es una
generación de jóvenes traumados que odian a su propio país, los
mismos que de niños lloriqueaban al ver a los osos polares navegando
en trozos de hielo y a los que en sus escuelas se obligó a ver este
"documental". Muchos de esos niños son hoy activistas woke.
Y algo que rebasa todo surrealismo jamás concebido por André Breton:
Al Gore recibió el Premio Nóbel de la Paz en el 2006. De nada valió
que se denunciara que el hogar de Gore en Tennessee estaba iluminado
las 24 horas o que viajara en avión privado. El señor llegó a cobrar
hasta 40 mil dólares por "conferencia" y ofreció decenas de ellas
alrededor del mundo, incluido México, país que inocentemente se
sigue tragando todas las pamplinas que eructa la izquierda.
El señor sigue impune de todas sus trapacerías: en el 2008 una mujer
lo acusó de intento de violación luego de aplicarle un masaje y de
haber "echado los perros" a una chica de su equipo de campaña en las
elecciones del 2000. Por supuesto que ya nadie recuerda que su ex
esposa Tipper Gore enarboló una campaña para poner advertencias en
los álbumes de heavy metal que contenían "mensajes satánicos" y que
inició una cruzada contra ese género musical. A cambio, y en un acto
de aberrante hipocresía, en una portada, la revista Rolling Stone
"agrandó" mediante Photoshop un bulto en la entrepierna del ex
senador.
Podemos decir, sin ambages, que Al Gore es el peor de los
demócratas... sí, por arriba de Bernie Sanders, de Obama, de
Alexandra Ocasio Cortes, de "Betonto" O´Rourke, y eso lo decimos
porque Gore ha provocado más daño a su país sin haber llegado a la
presidencia, un daño donde jamás tuvo que enfrentarse a una Cámara
de Representantes, a un Senado, a una prensa crítica --antes de
escribir este artículo buscamos un artículo que objetara al ex
senador... sobra decir que fue inútil-- y donde tampoco tuvo que
enfrentar preguntas incómodas dado que él podía escoger a los
invitados a sus páneles. Por esa razón se dio el lujo de rechazar
innumerables veces las invitaciones del ecologista Björn Lomborg
para debatir con él. Como presidente no habría gozado de tanta
impunidad al momento de propalar su basura pseudo ecologista.
Asimismo, a nadie importó que Gore careciera de estudios o
especialidad alguna en temas ambientalistas, como era el caso de
Lomborg, y se le tomara como un "experto" pese a que toda su vida la
ha dedicado a la política.
Durante una reciente entrevista en el programa de
Bill Maher, éste
increpó a Gore por qué sus predicciones ambientalistas no se han
materializado. "Las fechas mencionadas en el documental (sic) fueron
puntos de referencia, nunca se buscó que fueran fechas definitivas".
Qué comodino el señor: ¿por qué no puso como fecha de la hecatombe
ecológica, digamos, el año 2080 si se trata de meros puntos de
referencia? Ah, bueno, porque para entonces el 90 por ciento de los
seres vivos estaremos muertos para entonces. Quienes aún no nacen
difícilmente pueden caer en la histeria.
Entre Al Gore y esos predicadores charlatanes que predicen el fin
del mundo, llega la fecha, no ocurre nada para luego anunciar otra
fecha catastrófica no existe diferencia alguna. Todos ellos son unos
bocones sinvergüenzas y mentirosos patológicos. Bueno, sí hay
una diferencia: mientras a esos predicadores solo les cree su grey,
lamentablemente a Gore le creyeron millones de personas, cuyas
mentes envenenadas por tanta porquería los han convencido de que el
capitalismo es el culpable de la debacle ecológica cuando son los
países donde impera una economía de mercado los que más protegen la
ecología, como lo demostró Björn Lomborg en su libro Falsa
Alarma: Cómo el Pánico por el Cambio Climático nos Cuesta Trillones,
Lastima a los Pobres y no Arregla el Planeta.
En la misma entrevista, Maher dijo algo muy cierto a Gore: "El
grueso de la población (de Estados Unidos) los odia a ustedes (Gore
y los activistas) porque quieren imponerles otra visión del mundo,
otras ideas que ellos no comparten, quieren obligarlos a realizar
cosas que ellos no acostumbran, a creer en cosas que ellos no
quieren creer. El grueso de la población de este país odia que
ustedes se estén metiendo en sus vidas privadas, en cómo deben
educar a sus hijos, qué tipo de entretenimiento deben tener. Y
creánme cuando les digo que ese odio es más fuerte que el poder del
dinero". La respuesta de Gore se resumió a algunos balbuceos.
Fue con el matrimonio Clinton cuando la política norteamericana se
empezó a pudrir. Personajes como Al Gore deberían estar ya en el
ostracismo, máxime porque ninguna de sus predicciones ha resultado
cierta.
Da terror pensar lo que habría pasado con Estados Unidos de haber
llegado Al Gore a la presidencia en el 2000, si consideramos sus
espantosos antecedentes como senador y como activista.
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