fasenlínea.com

Análisis, comentario y demás

 

Versión impresión

Ciudades del mundo: Las Vegas

Cada día consume más electricidad que todo Belice en un mes y sus ingresos por turismo compiten con los que recibe México entero, una ciudad ubicada a mitad de desierto y con temperaturas infernales. Aspecto que, como veremos en este texto, está lejos de ser casualidad: fue algo que condicionaron quienes harían de Las Vegas la capital mundial del juego que es hoy

MAYO, 2025. La primera pregunta que suelen hacer quienes visitan Las Vegas, la ciudad más importante del estado de Nevada suele ser ¿a quién se le ocurriría erigir un centro turístico a mitad del desierto, con temperaturas infernales en verano y un invierno crudo, un sitio despoblado donde es difícil sobrevivir si no se está aprovisionado con garrafones de agua potable? La respuesta, como podemos imaginar si le metemos seso al asunto, la tienen quienes erigieron la ciudad del juego y diseñaron el lugar de apuestas más importante del planeta tierra.

Apuntaba el hoy fallecido historiador británico Paul Johnson, apasionado de la historia de los Estados Unidos: "Las Vegas no fue escogida a modo de capricho como centro de juego sino, más bien, a modo de necesidad: quienes jugaran sucio con los dueños de los casinos no podían huir tan fácilmente con un desierto plano, con escasos cerros, sin salida al mar, sin otro estado en las cercanías y donde el calor te puede asar si te enfrentas al desierto y no vas preparado".

Dicho de otro modo: los apostadores tramposos o quienes fueran considerados personas indeseables no podrían escapar tan fácilmente como si estuvieran, digamos, en Atlantic City, New Jersey, con el estado de Nueva York a unos pasos y un enramado urbano donde no se necesita ser muy hábil para perderse.

¿Y "quienes" fueron los que escogieron el lugar? Lo adivinaron: la mafia. Las Vegas no serían lo que son sin estos personajes originarios de Italia pero que son tan norteamericanos como el pay de manzana y el cuadro American Gothic, de Grant Wood.

La población actual de Las Vegas rebasa los 600 mil habitantes, pero si se le suman los nuevos suburbios, los condados y las ciudades de Henderson y Winchester, el número de habitantes rebasa holgadamente el millón y medio. Obviamente la población de la llamada "capital del pecado" oscila todo el año, pues poca gente realmente "vive" en Las Vegas pero muchísimos más trabajan ahí las 24 horas. The Strip --avenida larguísima que "corta" en dos el área donde se encuentran los principales hoteles y casinos-- "tiene un periodo de descanso de unas dos horas, de cuatro a seis de la mañana", refirió Douglas Ferrante, un habitante local, "de esa hora en adelante, el tráfico es intenso, y mejor no entres a esa avenida un sábado por la noche. Esa densidad nocturna no la ves ni en Nueva York ni en Los Ángeles".

El consumo de electricidad en Las Vegas es monstruoso: se considera que cada día la ciudad consume más energía que todo Belice en una semana. Entre las nuevas atracciones se encuentra un "ojo", una enorme rueda de la fortuna similar a la existente en Londres y la "Esfera", un gigantesco auditorio que ofrece espectáculos increíbles y donde también existen tiendas, boutiques y restaurantes. Por fuera, la "Esfera" está cubierta con una descomunal pantalla que incluso puede ser vista claramente desde el aire por los pasajeros que se van o llegan a la lúdica urbe. Quien desee anunciarse en la "Esfera" necesita desembolsar 450 mil dólares por día. El equipo de campaña de Kamala Harris derrochó 900 mil dólares para promover su campaña presidencial, inversión que no sirvió abolutamente de nada pues los demócratas perdieron el estado de Nevada. Además y como dijo el brillante analista Ben Shapiro: ¿de quién fue la genial idea de promover una campaña política en una ciudad donde el 60 por ciento de su turismo no ostenta la ciudadanía norteamericana?

Cuando la actual Nevada aún era territorio mexicano, un español llamado Antonio Armijo creyó encontrar un oasis en medio del desierto, aunque el nombre de Las Vegas se atribuye a otros exploradores previos. Años después el general John C Fremont trajo consigo a un grupo de ingenieros para diseñar y construir acequias y levantar un pequeño fuerte. Poca gente sabe que, de 1847 a 1855, el territorio de Nevada careció de autoridades y prácticamente se gobernaba solo sin que sus ciudadanos supieran si seguían perteneciendo a México o eran parte de un nuevo país.

No fue hasta ese último año de 1855 cuando el Senado norteamericano autorizó la incorporación de Nevada a la Unión, hay que decirlo, aprovechándose del desorden administrativo que existía en México donde no se sabía con certeza cuáles territorios se habían vendido, por lo que puede decirse que técnicamente Washington "se robó" la porción que hoy constituye el área de Las Vegas.

Como se ve, la presencia latina en Nevada y en Las Vegas ha sido parte indisoluble con su historia, primero con los españoles y luego con los mexicanos. Se estima que la población latina en el área de Las Vegas se se acerca al 40 por ciento, y es la de más rápido crecimiento (al principio ese segmento era mayoritariamente de origen mexicano pero en los últimos años también han llegado inmigrantes procedentes de Colombia, Ecuador, Puerto Rico y Venezuela; también se dio un salto gigantesco de imigrantes dominicanos, a quienes molesta un poco que se les confunda con los mexicanos).

La población de origen blanco europeo sigue siendo mayoritaria --tras la caída del Muro de Berlín se explayó sobre la ciudad un alud de inmigrantes procedentes de los países ex comunistas, entre rumanos, húngaros, checos, ucranianos, polacos y rusos así como de serbios y croatas que huían de la guerra civil-- pero también existe una alta población birracial, así como coreana, asiática, de Laos, japoneses y chinos. Inevitablemente se ha dado ahí una intensa mezcolanza racial, lo que resulta en mujeres de exótica belleza. "No sabes hacia dónde voltear en Las Vegas ante tantas chicas atractivas caminando por sus calles, la adrenalina te sube al máximo", dice Ferrante. "Claro que las mujeres te dirán algo similar en torno a los hombres".

Curiosamente, la población afroamericana es minoría, aunque debe añadirse que lo es en todo el estado de Nevada. Son más los caucásicos y los latinos quienes encuentran el ambiente de Las Vegas más que ideal para residir o para pasársela bien.

Ya desde principios de siglo, Las Vegas era un pueblucho donde la actividad principal eran el póker y los prostíbulos; después de todo, era un sitio remoto donde no podías evitar hacer parada si te caía la noche. Era un paso obligado entre los viajeros que venían del este del país, y ya relativamente cerca de Los Ángeles --unos 430 kilómetros-- de modo que quienes salían muy temprano podían llegar al atardecer a la urbe californiana.

Entonces llegó la Ley Seca y el pequeño poblado parecía agonizar hasta que a alguien se le ocurrió vender alcohol clandestinamente. "Por las noches no había autoridades que impidieran beber alcohol, y cuando éstas llegaron, surgió una jugosa red de sobornos para que las autoridades voltearan hacia otro lado, incluidos los juegos de mesa ilegales", escribió el ensayista Johnson. De hecho el estado de Nevada detectó que la situación ya se había salido de control y que las autoridades eran corruptibles por lo que tomó la decisión más cabal: en 1931 se legalizaron el juego, la prostitución y los divorcios, práctica entonces prohibida en la vecina California. Dos años más tarde la Ley Seca fue abolida y enviada al bote de los desperdicios.

Y llega el verdadero detonante

Muchos habitantes de Las Vegas descienden de los trabajadores que participaron en la construcción de la Presa Hoover en plena Depresión. Ya desde entonces era vital retener el agua en un desierto tan gigantesco como inhóspito, pero también las autoridades veían a futuro. En la costa este del país los enfrentamientos entre las diferentes mafias habían desquiciado al paz social, algo que afectaba la imagen de alcaldes como el de Nueva York, llamado Fiorello LaGuardia. Como hijo de inmigrantes, italianos, LaGuardia identificaba a los principales capos del área, incluidos de la vecina New Jersey, y aunque el alcalde no intervino directamente en el proceso, los mafiosos y el gobierno norteamericano lograron importantes acercamientos sobre la manera de echar abajo al dictador Benito Mussolini.

Los mafiosos se sentían tan norteamericanos como antifascistas --el Duce había iniciado una cacería contra los capi de tutti capi para imponer a incondicionales suyos-- de modo que los capos proporcionaron al ejército información valiosísima sobre la orografía italiana, mapas con túneles y caminos secretos así como escondites y cuevas en las montañas que los mafiosi habían utilizado para escabullirse de sus perseguidores.

Todo ese mar de datos proporcionado por los mafiosi en Estados Unidos resultó ser oro molido para el ejército cuando realizó la llamada Operación Husky en 1943, un desembarco realizado (¡asombrosa casualidad!) en las costas sicilianas y que resultó en golpe letal para Mussolini y de paso desbarató un planeado avance nazi hacia medio oriente. Puede decirse, sin ambages, que la Operación Husky habría fracasado sin la cooperación de los capos norteamericanos de origen siciliano.

Como parte del trato, el Estado conmutó la sentencia de innumerables capos: algunos regresaron a Italia a pasar sus últimos días, ya sin Mussolini en el poder, otros se retiraron y dejaron el "negocio" a sus hijos y a sus asociados de confianza más jóvenes. Y a diferencia de los capos en la costa del Atlántico o en Chicago, los enfrentamientos a balazos en Las Vegas eran mucho más esporádicos, aunque una bomba colocada contra el capo "Lefty" Rosenthal, quien milagrosamente salvó la vida, estalló en un céntrico estacionamiento. Ese mismo día "Lefty" iba a declarar en un interrogorio, citado por el FBI. Otra asombrosa coincidencia.

Muchos otros gángsters de menos calaña, squealers ("soplones") o ponecuernos de las esposas y amantes de los capos, terminaron encerrados en tanques y barriles arrojados al Río Mead, práctica frecuente hasta los años 70. En últimas fechas el lago bajó considerablemente de nivel, lo que ha permitido encontrar por lo menos unos 45 "barriles" con huesos humanos y retazos de ropa en su interior.

Ya logrado ese primer acuerdo, se concretó la segunda etapa: para detener las guerras territoriales entre los capos, en especial Atlantic City, se ofreció a una de las partes "colonizar" Las Vegas para convertirla en la capital del juego de la Costa Oeste. Se dieron incentivos fiscales a los capos aunque muchos dudaban que el proyecto resultaría exitoso pero, al mismo tiempo, no contaban con otra alternativa; la otra opción era seguir matándose unos a otros hasta llegar a su extinción.

Con el fin de procurar que los capos no se aniquilaran mutuamente en la flamente capital del juego, se instaló una enorme base militar cerca de Las Vegas a modo de advertencia: los rijosos no enfrentarían a los elementos policiacos, sino al ejército, en el entendido que los delitos cometidos por la mafia se consideran de carácter federal.

El primer mafioso en jugarse la aventura fue Bugsy Siegel, miembro del "sindicato" de la costa este. Siegel era bien parecido, tenía gran carisma y un tremendo poder de persuasión, si bien en ocasiones esa persuasión la reforzaba mostrando el cañón de su pistola. El capo logró un préstamo de los mafiosi de 8 millones de dólares (casi 40 actuales) para construir el Flamingos, el primer hotel de lujo en Las Vegas. Pero las cosas no salieron bien: los prometidos turistas no se registraban en el Flamingos, las habitaciones se encontraban a un cuarto de su capacidad y el hotel experimentó pérdidas.

Siegel se negó a despedir a su personal para no afectar su fuente de ingresos pero eso no fue lo que provocó la furia de Meyer Lansky, el capo de la costa este, sino el ver cómo el fundador del Flamingos seguía codeándose con las estrellas de Hollywood y parecía gastar el dinero a espuertas, además que estaba rompiendo un acuerdo con las autoridades, esto es, exhibirse innecesariamente en público. Cuando la "familia" acusó a Siegel de ladrón, Lansky dio su consentimiento: había que quitar de enmedio al gángster con aires de galán, quien fue asesinado arteramente en una lujosa residencia de Beverly Hills el 20 de junio de 1947.

Irónicamente, la muerte de Siegel marcó el detonante del éxito de Las Vegas los años siguientes (la otra ironía, por supuesto, había sido que Siegel no fuera de origen italiano): la caída de Batista en 1959 y el cierre de los casinos en La Habana fue otro espaldarazo para la ciudad, a lo que se agregó un verdadero golpe maestro del marketing: contratar a las principales figuras del espectáculo para presentarse en los hoteles (así es, hasta hace poco, la ciudad no contaba con auditorios o arenas para presentaciones multitudinarias) y colocar maquinitas tragamonedas (slot machines) por todos lados, incluso aeropuertos y sanitarios --durante un tiempo las hubo incluso en hospitales, pero luego se ordenó retirarlas-- y ofrecer espectáculos de todo tipo las 34 horas.

Pero más que la idea de hacerse millonario jugando al póker, a la ruleta o en las maquinistas, lo que realmente mueve a Las Vegas, como lo fue en sus inicios, es la prostitución. Todavía hasta los 70 la actividad era acaparada por la mafia pero hoy ya existen sitios free-lance y otros rubros, tan legales como un bufete jurídico, que ofrecen el servicio. El principal "gancho", por supuesto, es ofrecer muchachas "de todas las etnias imaginables y de otras etnias recién creadas", según apuntaba uno de tantos panfletos que se distribuyen en la zona hotelera. Obvia decir que el "gancho" también se aplica para la comunidad gay y los trasgéneros, e incluso de hombres con "torsos de gimnasio" que reciben atractivos pagos de muchachas y damas en busca de placer vacacional, lejos de sus parejas.

Algo que Ferrante advierte a los turistas son lo que llama "la plaga", son las "emplumadas" (feather girls), mujeres enfundadas en diminutos vestidos y adornadas con enormes colas de avestruz. Las chicas se acercan al incauto "para tomarse una foto del recuerdo" con ellas y enseguida cobran "el favor", que puede ir de los 20 a los 50 dólares por imagen. El turista que se niegue a pagar enfrentará la furia de unos tipos gorilescos, y de nada valdrá quejarse con la policía: se les explicará que las muchachas no estaban haciendo nada malo. "El truquito lo aplican especialmente contra los turistas que suponen no hablan inglés", refiere Ferrante, "de hecho les advierten en inglés que tomarse la foto con ellas tiene un precio, pero el turista no entiende lo que ellas le dicen".

Ferrante dice que, hasta los años 90, bellas chicas con penachos e indumentarias nativoamericanas se tomaban fotos con los turistas a cambio de cinco dólares. Los activistas lograron que el ayuntamiento de Las Vegas prohibiera lo que llamaron "práctica degradante". Lo paradójico, enfatiza Ferrante, "fue que entre las  muchachas las había de origen genuinamente nativoamericano que perdieron su fuente de ingresos con esa prohibición".

También abundan los "Elvis", invariablemente enfundados en sus trajes blancos de lentejuela, con anteojos de sol aunque sea de noche, gruesas patillas y con sobrepeso. Los "Elvis" más jóvenes igualmente llevan puesto el estratafalario traje blanco estilo nude, no por desnudez sino en honor al hombre que lo diseñó. Poco importa que el cantante confesara poco antes de morir que "odiaba" portar esa indumentaria pues "me hace ver como una papa blanca". Esos "Elvis" también cobran por foto, aunque son menos avariciosos: de 10 a 15 dólares por click.

Los artistas callejeros "legítimos" en la Fremont Street trabajan dentro de un círculo pintado en el piso por el cual diariamente pagan por su uso y no pueden salir de ahí mientras estén laborando; todos ellos están asociados y se ayudan unos a otros en caso de dificultades. Con todo, Ferrante advierte que "lo mejor es no acercarse a esas personas, lo recomendable es visitar los locales establecidos y las tiendas de marcas conocidas".

Una de las nuevas atracciones de Las Vegas es la Gold and Silver Pawn Shop, conocida en nuestros países por el programa El Precio de la Historia. La casa de empeño más famosa del mundo, ubicada en Las Vegas Blvd., es visitada diariamente por más de 2 mil personas. La entrada es gratuita pero no se permite tomar videograbar su propia transacción, si llega a realizarla. Sin embargo los visitantes suelen llevarse un chasco: tras la muerte del patriarca "Old Man", los otros tres ilustres protagonistas, Rick, su hijo Corey y Chumlee, ya no trabajan ahí y tienen sus negocios propios. Asimismo, los estantes se han llenado de souvenirs en vez de artefactos históricos., Sin ebargo ocaisonalmente el "trío" suele visitar la casa de empeño para toarse fotos y realizan algunas transacciones ante las cámaras.

Con todo, los habitantes más curtidos perciben que Las Vegas va en caída libre. Unos culpan a la inmigración de California, más liberal y que incluye a grupos de peligrosos pandilleros y otros, al turismo sexual. En sus primeros años, el entretenimiento durante el día era para las familias y en la noche para el público adulto, pero desde la década de los 70 la promiscuidad sexual de la ciudad se detecta --y se presume-- las 24 horas. "Definitivamente, este no es un sitio para que traigas de vacaciones a tus hijos pequeños", advierte Ferrante. El olor a sexo impregna el ambiente de las calles, igual que el olor de la mariguana, que mucha gente fuma despreocupadamente a toda hora y lugar.

Y como muestra de esa época que poco a poco se está extinguendo para siempre, el Circus, un "casino familiar" que ha aparecido en muchísimas series de TV y películas, entre ellas Los Diamantes Son Para Siempre (1971) de la saga James Bond, está por cerrar sus puertas y se teme que los nuevos dueños, tras derruir lo que hoy se considera un patrimonio de Las Vegas, erigirán ahí un nuevo casino "para públicos más audaces", sea lo que eso signifique, como advirtió el vloguero German In Venice.

Pero muchos confían en que Las Vegas sobrevivirá, como lo ha hecho en otras ocasiones en que se preveía su ocaso. "Esta es la ciudad lúdica por excelencia, la ciudad del pecado, es decir, la ciudad de esas bajas pasiones que los seres humanos siempre hemos llevado en nuestros genes", apunta Ferrante. "Si Las Vegas cae, no pasará un día en que tengamos Las Vegas, Segunda Parte".

 

Textos relacionados

Las Vegas no surgieron de la nada [Junio, 2012]

 

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética