|
||||
Otros textos de Y Demás
|
Y DEMÁS/Derrumbes
Disney y su pesadilla auto inflingida Ni Trump, ni De Santis, ni el "privilegio blanco" habrían conseguido lo que dos ejecutivos han hecho con Disney, esto es, llevarla a una situación económica tan complicada que incluso amenaza la propia existencia del emporio, todo en nombre del wokeismo que está destruyendo por dentro a la empresa del ratoncito. Quizá desde ultratumba, Walt Disney terminará vengándose de la afrenta
NOVIEMBRE, 2022. "Un
tonto es aquél que hace lo mismo una y otra en espera de ver un resultado distinto", es una frase que se atribuye a Albert
Einstein aunque se sabe que Henry Ford había dicho algo parecido
décadas atrás. La frase, sin embargo, es certerísima... excepto, claro está, para
el mundo woke, un mundo profundamente sumido en la terquedad y la estupidez.
Cualquiera supondría que una empresa de semejante tamaño tendría a
la cabeza a las mentes más brillantes del entretenimiento dispuestas
a hacer crecer los activos. Sin embargo ocurre lo opuesto, y los
resultados los estamos viendo: con semejante tamaño e influencia,
sería lógico que Disney avizorara hoy las inmejorables
expectativas que le representa el poseer un semimonopolio en
la industria, pero ocurre lo contrario: Disney va en picada y se
maneja como fuerte runrún su venta a Apple, información que
hasta el momento no ha sido desmentida.
Y aunque las acciones de Disney
experimentaron un repunte tras el regreso de Iger, se sabe
perfectamente que, como rezaba un viejo corrido, ya no estás aquí
pero nunca te fuiste. En realidad Iger seguía manejado muchos hilos
al interior de la megaempresa. De hecho, pocos analistas esperaban apenas unos meses atrás que las cosas empeorarían para Disney: Lightyear, el acostumbrado estreno veraniego de Pixar, resultó un enorme fracaso al incluir la escena de un beso lésbico entre dos mujeres, situación traducida en que millones de espectadores evitaran exponer a sus hijos a ese tipo de material en una sala de cine o, más aún, temían que se tratara de otra cinta "con mensaje" en vez de mero entretenimiento. Lightyear recaudó 155 millones de dólares internacionalmente y tuvo un costo de 200 millones, lo que la convirtió en uno de los peores fracasos para un estudio grande en la historia reciente de Hollywood. Sin embargo, la hecatombe financiera de Strange World evidencia, por si hacía falta, el divorcio que hoy existe entre Disney y la gente que acude al cine para entretenerse, no para recibir adoctrinamiento e insultos por tener el color de piel equivocado.
De acuerdo con la página libertaria británica
spiked¡, "la vida en (la compañía) Walt Disney ya
no es lo que solía ser. En años recientes, esta megaempresa había
disfrutado un renacimiento a través de su servicio de streaming
Disney+, la nueva joya en la corona del imperio. Pero en este
momento las acciones de Disney bajaron un 50 por ciento este año y
el reporte de la semana pasada no avizora que el panorama logre
mejorar. Incluso la enormemente popular plataforma Disney+, que continúa
haciéndose de suscriptores, representó una enorme pérdida operativa
de $1.47 mil millones de dólares, más del doble de pérdidas que el año
anterior". Esta situación es la que ha orillado a los despidos en
masa y el congelamiento para abrir nuevas plazas." Otro fracaso de Disney y que quedó muy por debajo de las expectativas fue Pinocho, dirigida por el experimentado y generalmente exitoso Robert Zemeckis. En la película aparece una breve escena desde arriba donde se muestran unos pedazos de excremento. En un principio se interpretó ese pasaje por ser de mal gusto gratuito pero quizá la hoy conocida como escena de la caca fue un mensaje sutil de quienes trabajaron en Pinocho: sabían exactamente la calidad del producto en el que estaban trabajando. Los parques, que representan los ingresos constantes para Disney, tampoco se encuentran en la mejor situación. Para compensar pérdidas, la entrada a los parques subió hasta los 159 dólares diarios por persona, una cantidad inalcanzable para la mayoría de la clase media norteamericana. Atracciones como Magic Kingdom y el pabellón de Star Wars, donde hay que pagar extra para ingresar, no han llenado las cuotas esperadas mientras sus hoteles al interior del parque recibieron una cantidad más baja de la habitual durante la temporada de verano. Por lo que toca al servicio Disney+ y el cual la empresa anunció, pomposamente, que "el número de suscriptores ha rebasado todas las expectativas", según spiked¡, "se ofreció la oferta de pagar un dólar por contratar el servicio y, aun así, la plataforma está llena de bots (cuentas ficticias) que no le representan mayores ganancias a Disney", y cita el caso de la revista LIFE, que se fue a la quiebra en 1972 pese a que en ese entonces imprimía 4 millones de ejemplares por semana: "Llegó un momento en que el número de suscriptores de esa publicación rebasó a los ingresos por ventas en la calle y concepto de publicidad. Un trato así no puede sobrevivir por mucho tiempo; el destino de Disney+, dentro de este principio, no podría ser diferente". "Cada vez son más las familias que temen que ahí encontrarán escenas indeseables para sus hijos", escribió Andrea Widburg en la página americanthinker. "El público tradicional de Disney se siente traicionado. Y no solo ese público: lo mismo ocurre con los fans de Marvel, de Star Wars, de quienes contrataron ESPN bajo la premisa que era un canal especializado en deportes, no en políticas de identidad".
Algo que no debemos olvidar es que
esta catástrofe fue auto infligida, no se necesitó que sus
archirrivales Warner, Sony, Paramount o Universal, estudios
igualmente envenenados por la ideología woke aunque en grado
relativamente menor, conspiraron para derribar al gigante del
(supuesto) entretenimiento. "La empresa fue llevada al abismo desde
adentro, por tomar decisiones que van contra las convicciones no
solo políticas de su público, diferencias que en cierto modo podrían
ser discutidas y alcanzarse un consenso, sino contra las
convicciones religiosas, sociales y aun sexuales de quienes por
décadas han constituido el grueso del público habitual de Disney",
escribió Widburg, de americanthinker.com. "Enfrentarte al
público que te da de comer no es una manera inteligente de hacer
crecer tu negocio. Es realmente asombroso que Disney no previera
este resultado"... quizá porque son el ejemplo prístino de esos
tontos a los que se refería Albert Einstein. Textos relacionados
Absorbidos por la oleada woke, los estudios Pixar se hunden en la mediocridad [Junio, 2022]
¿Desea opinar sobre este texto?
0 opiniones
© copyright, Derechos Reservados, 2021 |
Cibernética |